Desayuno andaluz y reconocimiento del hotel

El hotel estaba fenomenal, pero era un pelín caro, no en vano era un 4* en pleno barrio de Santa Cruz. No teníamos el desayuno incluido y valía 19€ por persona. Como era un sablazo auténtico, ese día empezamos desayunando en uno de los miles de bares que circundaban el hotel (Bar Carmela: mi crítica en Tripadvisor aquí). nos pusimos las botas a base de pan con jamón, tomate y aceite y probamos también los picatostes ( no penséis en los que se echan a la sopa, si no que son unos dulces que saben como a leche frita). Después nos volvimos al hotel y recorrimos con calma algunos de los patios y pasadizos que tan bonitos nos habían parecido la noche anterior, algunos de los cuales a la luz del día eran todavía más impresionantes.

Recepción del hotel

Hall del hotel

Pasillo subterráneo

Otro pasillo

Patio amarillo

Patio verde

Patio blanco

Fuente

Terraza

Primeras impresiones y lectura de manos

Tras dejar el hotel pusimos rumbo a la catedral y enseguida la Giralda nos dio la bienvenida entre las calles. 
También lo hicieron las miles de quiromantes que se ofrecían a leerte la mano "gratis". Como a mi suegra le hacía gracia, allí enredó con ellas unos minutos, mientras le decían lo maravillosa y guapa que era y la suerte que iba a tener.

El Archivo de Indias

La catedral a esas horas todavía estaba cerrada, así que la primera parada del día fue el Archivo de Indias, que está justo al lado. El archivo lo creó Carlos III para recopilar en un sólo lugar toda los documentos relativos a las colonias españolas en América. El edificio, sin embargo, es anterior, y fue concebido como Lonja de Mercaderes en tiempo de Felipe II para evitar que los comerciantes se refugiasen en la Catedral los días de lluvia.
La escalera principal, de mármol, me pareció chulísima:

Escalera: vista desde abajo

Escalera: vista desde arriba

La entrada al edificio es gratuita, aunque el interior, salvo la escalera, poco más tiene que ver. De vez en cuando hay alguna exposición pero en ese momento no había ninguna.

Catedral y Giralda

La catedral no habría hasta las 11 de la mañana ese día, pero ya había gente haciendo cola. Nosotros también nos pusimos, por si acaso después la cosa se ponía peor. A pesar de que a primeras horas de la mañana hacía bastante fresco, a esas horas ya empezaba a apretar el calor, y la espera al sol me hizo arrepentirme de no haber cogido el sombrero que había dejado en el hotel por no cargar con él todo el día. Hicimos cola unos 15 minutos, casi todos los que nos rodeaban eran extranjeros. Cuando accedimos al recinto de la catedral, nos recibió una copia del Giraldillo, la estatua que corona la Giralda y que estuvo en lo alto de la torre mientras se restauraba la original, que es la que está actualmente en las alturas.

Copia del Giraldillo frente a la Puerta del Príncpe

Cuando al fin pisamos suelo catedralicio, no pudimos evitar sentirnos sobrecogidos ante tal inmensidad. La catedral de Sevilla es una de las iglesias góticas más grandes del mundo, construida en el siglo XV sobre una antigua mezquita (de la que todavía se conserva el alminar: La Giralda) y realmente impresiona su tamaño, su ornamentación y, en definitva, su grandiosidad. Se notaba el poderío de esa época, que hacían de Sevilla una próspera capital comercial cuya población se asemejaba a la de Florencia.

En la catedral se encuentra la Tumba de Colón, cuyo féretro es sostenido por heraldos de los reinos de Castilla, León, Aragón y Navarra.

La Tumba de Colón, de lado.

Tumba de Colón, de frente.

Muy cerca se encuentra el coro:

Y la Capilla Mayor, cuyo enorme Retablo impresiona nada más verlo:

Retablo Mayor

Después nos adentramos en la Sacristía Mayor, la Sala Capitular y el Tesoro Catedralicio entre otros, que nos siguieron maravillando:

Bóveda de la Sala Capitular

Interior de la Sala Capitular

El precioso antecabildo

Patio del Cabildo

Detalle de la bóveda de la Sacristía

Sacristía

Subida a la Giralda

Por uno de los laterales de la catedral, se puede subir a la torre de La Giralda, cuya acceso está incluido dentro de la entrada a la Catedral. Para subir no hay escaleras, sino una rampa que va circundando la torre, y que era uno de los recuerdos más claros que guardaba de mi anterior visita. Una vez en lo alto pudimos ver unas vistas que tampoco tenían nada de especial:

Patio de los Naranjos visto desde La Giralda

La Macarena 

Dentro de la Catedral se encontraba la imagen de la Macarena (por la cual los sevillanos sienten especial fervor) que iba a salir en procesión ese sábado, para conmemorar el 50 aniversario de su coronación canónica (normalmente la imagen está en la Basílica de la Macarena). A causa de esto había muchísimos fieles haciendo cola para verla, que accedían desde una entrada diferente.

Imagen procesionaria de la Macarena

Nos había gustado tanto la catedral y tenía tanto que ver, que le dedicamos una hora y media bien larga, y más todavía, si hubiésemos tenido más tiempo.

Iglesia del Salvador

La entrada a la catedral daba derecho también a visitar la Iglesia del Salvador, y como quedaba muy cerca, allá que nos fuimos. Esta iglesia es la mayor de Sevilla después de la catedral, y en su interior hay hasta 14 retablos barrocos. Yo, después de la saturación de la catedral, apenas le presté atención. Mi principal preocupación era encontrar un sitio donde pudiésemos comer bien, pues ya eran casi las dos de la tarde.

Exterior de la Iglesia del Salvador

Interior de la Iglesia del Salvador

Probando la gastronomía local

Enseguida encontramos un sitio cerca que ponían bastante bien (Restaurante Casa de la Viuda: mi crítica en Tripadvisor aquí), nos acomodamos en la terraza y nos lanzamos a probar la gastronomía local.

Como sabéis, los gallegos somos buenos comedores, por eso nos sorprendió que el camarero nos advirtiese de que las raciones eran abundantes, y que no pidiéramos más por si acaso (no sería la primera vez que nos lo dirían). Sólo habíamos pedido una de pescadito frito y una prueba de bacalao con tomate para compartir, y éramos cuatro. Cuando vino la ración, la devoramos y por supuesto, nos quedamos con hambre (apenas tocábamos a unos 4 pescaditos cada uno) y tuvimos que pedir otra cosa para acabar de saciarnos.

Bacalao con tomate

Esta ración de pescadito frito no da para 4 gallegos hambrientos, sorry.

Salpicón de pulpo

De camino a nuestro siguiente destino nos topamos con una escultura muy original y acabamos llegando hasta el Ayuntamiento, un edificio de estilo plateresco que llamaba mucho la atención.

Ayuntamiento de Sevilla

Todavía teníamos un huequecito después de la comida y el tiempo pedía un helado, así que nos acercamos hasta una de las heladerías más famosas para probar los originales sabores que ofrecía (Heladería La Fiorentina: mi crítica en Tripadvisor aquí).

Helado de piñones, de galleta, de torta de aceite, de nutella, de limón y hierbabuena, pestiño, leche merengada, polvorón... ¡Difícil elección!

Real Alcázar

El Real Alcázar era nuestra siguiente visita. Tuvimos que hacer unos 10 minutos de cola, nada grave, lo único el calor...

Cola de entrada en la Puerta del León, acceso al Alcázar

Según entramos, la verdad es que el edificio no nos dijo mucho, pero una vez pasamos a los jardines la cosa cambió, y se convirtió en una de nuestras visitas favoritas. Todos los rincones eran impresionantes. Aquí empezó también mi devoción por los azulejos. Eran tan bonitos, tan originales, tan diferentes, que no paré de fotografiarlos. Me chiflaban.

Azulejos con los símbolos y lema de la corona española

Realmente, el Real Alcázar es un conjunto de palacios. Pedro I el cruel erigió una residencia real en el recinto del alcázar construido por los almohades; patios y estancias mudéjares que posteriormente fueron ampliando sucesivos monarcas como los Reyes Católicos o Carlos V, que celebró aquí su boda con Isabel de Portugal. Su interior es totalmente fascinante, y a cada paso que dábamos nos maravillábamos todavía más. Las estancias oficiales se organizaban alrededor del Patio de las Doncellas, un preciosísimo patio que es una verdadera obra maestra:

Vista general del Patio de las Doncellas

Detalle del suelo de una de las estancias

Cúpula del Salón de Embajadores

Salón de Embajadores

Detalle de la pared del Salón de Embajadores

Las estancias privadas de los reyes se organizaban alrededor del Patio de las Muñecas: Vivir aquí tenía que ser un auténtico lujo. Y a mi que me chifla este tipo de arquitectura me tenía totalmente enamorada. En cada estancia había azulejos diferentes, decoraciones diferentes, a cada cuál más bonita:

Detalle del techo de una de las estancias

Decoración de la jamba de una puerta

Techos y arcos exquisitamente decorados

Artesonado de una de las estancias

En la planta alta se encuentra el Palacio Gótico, con los salones de Carlos V: el Salón de Tapices y la Sala Gótica o Sala de Fiestas, llamada así porque aquí tuvo lugar el banquete de la boda real de Carlos V, y como no, decorada también con azulejos representando a los desposados:

Sala Gótica

Azulejo representando a Isabel de Portugal

Lema de la corona de España

Azulejo representando a Carlos V

Jardines del Real Alcázar

Por si no estuviéramos ya bastante anonadados ante tanta belleza, todavía nos faltaba salir a los jardines, que nos guardaban una pequeña sorpresa. Desde el Palacio Gótico salimos al Estanque de Mercurio, y nada más verlo, me convencí de que Sevilla era una de las ciudades más maravillosas en las que hubiera estado nunca. Me hubiera quedado allí para siempre.
Alejándonos del estanque nos metimos por el Jardín de la Danza, el Laberinto y llegamos hasta un pavo real que, para nuestra sorpresa, decidió mostrarse en todo su esplendor. 
Yo me hubiera quedado allí horas y horas, perdida entre los jardines y los palacios, pero quedaban todavía otras cosas que visitar, así que con mucha pena abandonamos el Real Alcázar. [Tip: Los jardines son muy grandes y el Real Alcázar puede ser un poco laberíntico, es conveniente ir con un mapa. Pedidlo cuando saquéis las entradas si es que no os lo dan (a nosotros no nos lo dieron y lo fuimos a pedir al final de la visita)]

Hotel Alfonso XIII y Palacio de San Telmo

De camino a nuestra siguiente visita pasamos por delante del Hotel Alfonso XIII, de estilo neomudéjar, y que en su día fue inaugurado con un banquete presidido por Alfonso XIII, para festejar el próximo enlace de su hija. El edificio se construyó para servir de alojamiento a los visitantes de la Exposición Iberioamericana de 1929.
Un poco más adelante se encuentra el Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía. La portada churrigueresca blanca no nos pegaba nada con el colorido del resto del edificio...

Plaza de España

El destino que llevabámos era, como se puede imaginar, el Parque de María Luisa, más concretamente, la Plaza de España, que se construyó como edificio principal de la ya citada Exposición Iberoamericana de 1929.

La construcción, de estilo regionalista, está dispuesta como un semicírculo, rematada en cada extremo por una torre, bordeada por un canal y atravesada por cuatro puentes. Ha servido como escenario para algunas películas míticas, como Lawrence de Arabia (representando el Cuartel del ejército británico en El Cairo) o Star Wars Episodio II: El ataque de los clones (representando el planeta Naboo) entre otras. La principal actividad aquí es hacerte una foto en los bancos, pues cada uno está decorado con azulejos representando las diferentes provincias españolas.

Bancos azulejados representando las provincias de España

La típica foto guiri en Plaza de España

Subimos a la parte de arriba del edificio principal a través de la gran escalera, y desde allí apreciamos mejor la parte central de la plaza, que en ese momento estaba cerrada y tenía un sinfín de sillas para acoger el jubileo macareno del sábado.

Paseo por la ribiera del Guadalquivir y cena

Tras la visita a la Plaza de España, deshicimos el camino por la ribera del Guadalquivir. De esta forma divisamos la Torre del Oro y la Plaza de Toros de la Maestranza. De camino nos topamos también con el hotel donde se alojaba la Selección, que iba a disputar un amistoso ese fin de semana, y que era un bullicio de gente coreando los nombres de los jugadores, que acababan de entrar.

Torre del Oro

Plaza de La Maestranza

Para cenar nos acercamos hasta uno de los bares que recomendaba la guía (La Giralda: mi crítica en Tripadvisor aquí), situado en unos antiguos baños árabes. Allí nos saciamos con salmorejo, patatas a la importancia, flamenquines, croquetas y demás raciones variadas que nos llenaron el estómago a base de bien.

Había sido un primer día bastante agotador, pero totalmente perfecto. Y todavía quedaban 2 días más. :)