País Vasco día 5: Bayonne y Biarritz

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Bayonne

Nuestra primera para del día no estaba prevista en el itinerario inicial, pero como estaba muy cerca, decidimos acercarnos a Bayonne o Bayona, la ciudad más poblada del País Vasco francés, en la región de Nueva Aquitania.

Como era domingo, pudimos aparcar en un aparcamiento público al aire libre gratuitamente justo detrás del ayuntamiento. El edificio era antiguamente la oficina de aduanas y en lo alto de la fachada seis estatuas representan las actividades artísticas y económicas más importantes de la ciudad. También hay un café en sus bajos, que estaba prácticamente lleno de gente disfrutando los primeros rayos de sol de la mañana. La plaza tiene un nombre bastante simbólico, Place de la Liberté.
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Ayuntamiento de Bayona
Bayona se encuentra dividida en barrios, siendo los más interesantes para visitar le Grand Bayonne, le Petit Bayonne y St. Esprit.

Grand Bayonne

Se trata de la parte más antigua de la ciudad. Aquí se encuentra la catedral y las características calles con sus casas vasco francesas con vigas de madera de colores. A pesar de que es también su barrio más comercial, nos dio la impresión de ser una ciudad muy tranquila, apenas había gente en la calle. El hecho de que fuese domingo de agosto y las tiendas estuviesen cerradas también influía, claro.
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La calle comercial Port Neuf, con la catedral al fondo.
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Fachadas de colores
Sin duda la atracción principal de este barrio es la Catedral de Santa María, que inició su construcción en el siglo XII pero no se terminó hasta el XVII. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el contexto del Camino de Santiago a su paso por el país vecino. Es de estilo gótico radiante, caracterizado por la profusión de luz a través de rosetones y vidrieras, y la mayor altura de las naves. Cuando entramos había misa solemne, así que tuvimos que esperar unos minutos para poder visitarla, pero la verdad es que era imponente escuchar los cánticos resonar por toda la catedral.
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Interior de la catedral y el altar, al fondo
Sin duda la parte más bonita de toda la catedral es la girola, que alberga unas coloristas capillas medievales rematadas por vidrieras, realmente preciosas.
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La profusa decoración del deambulatorio
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Detalle de la decoración
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Detalle de las vidrieras
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Más vidrieras
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Decoración del deambulatorio
 La catedral también tiene un impresionante claustro, de los más grandes de Francia, que sin embargo no visitamos porque no vimos ninguna información sobre su visita y por tanto, no teníamos ni idea. Cosas que pasan al ir de improviso.
Cerca de la catedral se encuentra el Chateu Vieux o el viejo castillo, antigua residencia de los gobernadores de la ciudad y que hoy en día pertenece al ejército y no es visitable.
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Después paseamos por Rue d'Espagne, una de las más importantes antiguamente por su actividad y comercio. Desemboca en la Porte d'Espagne, una de las puertas de la antigua muralla y la única vía de salida hacia el sur.
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Rue d'Espagne
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Fachadas en la rue d'Espagne
Desde ahí seguimos bordeando lo que era ya las afueras de la ciudad medieval hasta llegar al río Nive. Ahí cruzamos el Pont du Génie hasta el barrio de Petit Bayonne, donde pudimos admirar las vistas a ambas márgenes del río.
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Fachadas de Grand Bayonne
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Vistas de Petit Bayonne
A orillas del río se encuentra Les Halles, el mercado cubierto de la ciudad al que, por supuesto, entramos. Se notaba que estábamos en Francia por la selección de quesos que había en los puestos, además de productos típicamente vascos.
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Les Halles, al fondo.
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Variedades de quesos en los puestos del mercado (I)
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Variedades de queso en el mercado (II)
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Las características fachadas con vigas a la vista.

Gastronomía de Bayona

Estuvimos debatiendo si quedarnos a comer en Bayona o ir a Biarritz, pero al final la tranquilidad de Bayona y la cantidad de bares y restaurantes a orillas del río y la incertidumbre de si en Biarritz íbamos a encontrar sitio o si iba a haber mucha gente nos hizo decantarnos por la primera. Paramos a comer en la terraza de un tranquilo restaurante, pues el buen día invitaba a ello. En la carta se ofrecían especialidades vascas y francesas, como pato, foie y el famoso jambon de bayonne o jamón de bayona, parecido al serrano pero menos curado y salado (Restaurante Victor Hugo: mi crítica en Tripadvisor aquí).
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Ensalada de pato y foie: aunque no somos muy fans del pato, donde fueres...
También es muy famoso el chocolate, introducido en la ciudad por los judíos sefardíes que huyeron de España. Hay muchas chocolaterías, pero en pleno agosto no nos apetecía demasiado.

Otra cosa que sin duda llama mucho la atención es la larga tradición de corridas de toros, había carteles por todas partes que llamaban mucho la atención. La gran mayoría de los anuncios eran de toreros españoles. La temporada va de julio a septiembre, y su mayor plaza tiene capacidad para más de 10.000 espectadores. A pesar de lo deplorable que a algunos nos pueda parecer esta tradición, lo cierto es que parece que allí están muy orgullosos de ella.

Biarritz

Después de comer nos fuimos a Biarritz, que estaba a sólo 15 minutos en coche. Allí ya no pudimos aparcar gratis, tocó pagar la ORA francesa que no era barata precisamente, y menos mal que encontramos un sitio, porque escaseaban. Tuvimos la suerte de aparcar justo enfrente de la oficina de turismo, así que entramos para que nos dieran unos mapas y nos explicaran qué cosas se podían visitar.
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Oficina de turismo de Biarritz
Teníamos grandes expectativas puestas en esta ciudad y nos decepcionó un poco. Con lo que nos explicaron en la oficina de turismo ya nos quedó claro que poco había que ver, así que no entendemos la fama de ciudad de veraneo de la jet set, porque yo desde luego me aburriría aquí con tan poca oferta cultural. Básicamente nos recomendaron la playa, el Hotel du Palais, el faro, la iglesia ortodoxa y la Roca de la Virgen.

Del faro lo destacable son las vistas, pero no quisimos ir hasta allí porque estaba en la otra punta y con el calor que hacía y con la niña a pleno sol, no nos apetecía el plan.
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El faro de Biarritz, a la izquierda
A la iglesia ortodoxa sí nos acercamos, pero no era nada digno de visitar. Tan sólo una iglesia bastante desvencijada nada representativa de lo que es una iglesia ortodoxa (o al menos no como las que puedes ver en Rusia). Fue construida en el siglo XIX con aportaciones de los condes rusos que veraneaban por allí.

El Hôtel du Palais era una antigua residencia de verano de la emperatriz Eugenia , esposa de Napoleón III, que se construyó también en el siglo XIX. Posteriormente se convirtió en casino y hoy es un lujoso hotel de 5 estrellas. Visto desde arriba la construcción tiene forma de "E" de Eugenia. Gracias a esta construcción esta pequeña villa de pescadores se convirtió en centro de ilustres personajes como la Reina Victoria de Reino Unido o Sissi de Austria. Y esta moda dura hasta nuestros días, pues Biarritz sigue siendo un lugar de encuentro de la beautiful people. Pero esto debe ser de puertas adentro, porque hacia fuera no se notaba nada del otro mundo.
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Hotel du Palais
La Grand Plage tampoco nos llamó demasiado la atención. Estaba llena de gente, pero nos pareció más acogedora la de San Juan de Luz.
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Grand plage con el casino municipal a la derecha y el Hotel du Palais al fondo.
Algo que nos llamó la atención es que había socorristas hasta las siete de la tarde, hora en que se daba el aviso por megafonía de que se iban, lo que provocaba que la mayoría de la gente se fuera también. Y digo que nos extraño porque en general en las playas de Galicia la gente suele aprovechar hasta el último minuto, pero claro, el sol se pone casi una hora después y los horarios son diferentes.
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Nos acercamos hasta el puerto viejo, donde se recomienda comer y que era el antiguo puerto pesquero de la ciudad.
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Vistas desde el puerto viejo
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Puerto viejo
También visitamos la Roca de la Virgen (Rocher de la Vierge), que no es otra cosa que una estatua de la virgen sobre una roca, como su propio nombre indica. Aunque para mi no tiene interés ninguno, reconozco que las vistas de la costa desde allí son bonitas.
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La Roca de la Virgen
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La virgen y la roca, en detalle.
Biarritz también es muy famosa por ser un destino de surf, y hay playas más agrestes perfectas para la práctica de este deporte entre acantilados y olas. Nosotros preferimos ir a la Grand Plage pero nos dio un poco de bajón que al irse los socorristas se fuera casi todo el mundo, y mi suegra también tenía un poco de miedo, así que nos volvimos a descansar al hotel y a recuperar fuerzas para el día siguiente, que nos tocaba un agotador viaje de vuelta.

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