Aprovechando que era el último fin de semana que se podía visitar la exposición "Pure Pop Art" en Ourense, nos acercamos hasta allí el sábado 14 de Diciembre. La exposición abría en horario sólo de tarde, así que tuvimos toda la mañana para pasear por Ourense sin prisa.

La plaza de Abastos y el Casco viejo

Como era día de mercado e íbamos con mis padres, mi madre se entretuvo en la Plaza de Abastos. Compramos un queso del país, patatas y unos huevos enormes que no cabían en la huevera (después veríamos que todos tenían entre 2 y 3 yemas). Fue muy gracioso porque la pobre señora quería deshacerse de todo lo que le quedaba porque ya era tarde, y además se parecía muchísimo a la abuela de Mr. Knook. El momento surrealista lo cierra este gif que sacó el teléfono de Mr. Knook sin querer xDDD


Después de dejar la compra en el coche paseamos por las plazas y calles del casco viejo.

Queríamos llegar al Parque del Posío, porque Mr. Knook había vivido en la ciudad cuando era pequeño y le apetecía recordarlo. Sin embargo los mapas que había no estaban orientados con respecto a la calle (como se hace en absolutamente todas las ciudades normales menos en Galicia, por lo visto), y como no nos fijamos fuimos hacia la izquierda del mapa que era la derecha de la ciudad. Al final estábamos alejándonos cada vez más.

El puente romano

Tras una parada para comer (Mesón Casa de María Andrea: mi crítica en Tripadvisor aquí), nos acercamos hasta el puente romano, que data del siglo I d.c.

As Burgas

Como la exposición no abría hasta las 18 todavía tuvimos tiempo para acercarnos hasta las Burgas, las fuentes termales. Allí había mucha gente con cafeteras que llenaban con el agua caliente para hacer café. El agua sale ardiendo, a unos 60ºC. Nosotros también cogimos agua con unas botellas. Justo detrás hay una piscina de aguas termales, pero ninguno teníamos bañador.

Ya por fin era la hora de ir a la exposición. La verdad es que no me entusiasmó nada. Para empezar muchas de las obras eran un poco chorras, por ejemplo poner un tapiz de Robert Indiana aunque esté firmado por él no me pareció gran cosa. También tenían visitas guiadas gratuitas que se centraban más en trivialidades que en arte, y la guía repetía su retaíla sin énfasis, puntuación o emoción, convirtiéndose en un sonido más molesto que otra cosa.