Costa Azul día 6: Niza

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Niza

Nuestro último día de viaje lo dedicamos a la capital y ciudad más grande de la Costa Azul: Niza. Niza nos enamoró nada más pisarla. Tiene un encanto sinigual y es muy animada, además de tener una de las aguas más azules que he visto en mi vida. Me hubiera quedado veraneando allí con gusto a pesar de que no vimos ni una mínima parte de sus encantos.
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Foto familia en Place Massena

Breve historia de Niza

Desde su fundación por los focenses (los mismos que fundaron Marsella o Mónaco) y como ciudad fronteriza entre Italia y Francia fue pasando por manos primero de griegos y luego de romanos, luego de la Liga Genovesa y cambiando de soberanía por el camino. En el siglo XIX, formando parte de Italia, Napoléon la invadió y la anexionó para Francia, aunque esto no gustó a sus habitantes italianos y llegaron a producirse varios levantamientos que fueron aplacados por el ejército francés. Al final volvió a manos italianas tras el Tratado de París de 1814 y finalmente, de vuelta a manos francesas en 1860 ya definitivamente.

A finales del siglo XIX, la Reina Victoria I de Inglaterra empieza a pasar aquí sus vacaciones de invierno (quién pudiera) y la ciudad empieza a expandirse. Se construyen palacios, palacetes y el Promenade des Anglais (Paseo de los ingleses). Este desarrollo continúa durante el siglo XX, ya convertida en un centro turístico de primer orden.

Descubriendo la ciudad

Tras dos horas de viaje desde Marsella y algo de atasco en la entrada a la ciudad (a pesar de que habíamos madrugado), aparcamos el coche cerca de la Basílica de Notre-Dame de Niza en torno a las 10 de la mañana Esta basílica es la iglesia más grande de la ciudad, de estilo neogótico y construida en el siglo XIX para "afrancesar" la cuidad después de que abandonase su independencia como condado y se uniera al país galo.
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Basílica de Notre Dame, a imagen y semejanza de la parisina
Paramos primero a desayunar algo y posteriormente fuimos andando hacia el centro. En nuestro camino hacia la riviera nos fuimos fijando en los diferentes edificios, perfectamente cuadrados, de fachadas en color ocre como es mandatorio en La Provenza-Riviera y en las amplias avenidas cuadriculadas atravesadas por el tranvía.
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Al final llegamos a la plaza central de la ciudad, Place Masséna. Se construyó en el siglo XIX, cuando estaba bajo influencia italiana, y tiene origen en el Consiglio d'Ornato, promulgado para embellecer las ciudades bajo el mandato de Carlos Félix.
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Place Masséna
Un poco más abajo el Promenade du Paillon (Paseo del Paillón, el antiguo río de la ciudad) llamó la atención a nuestra hija mayor, que estaba deseosa de ir a jugar a ese miroir lleno de chorros para jugar y refrescarse. 
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Le prometimos volver luego y estuvimos paseando un poco entre las calles, muy animadas. Vimos algunos edificios singurales de la ciudad como el ayuntamiento o la ópera y aprovechamos para mandar unas postales.
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Calles de Niza
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Ayuntamiento de Niza
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Ópera de Niza
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Enviando postales

El azul de la Costa Azul

Nuestra intención era pasear también el Promenade des Anglais, pero al llegar al paseo vimos esa agua tan azul que quedamos impresionados. 
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Esa agua erra irresistible ese color era un sueño y en ese momento lo único que queríamos era darnos un baño y disfrutarla. Dejamos nuestras cosas y gozamos del agua caliente de ese prodigioso color azul (¡parecía una piscina en vez del mar!), de las olas y hasta de las piedras (porque la playa no tiene arena). 

Para nadar solos estaba genial, pero con niños no tanto porque al dar dos pasos ya cubría mucho. Como la arena son piedras también es recomendable llevar escarpines, aunque allí las venden por todas partes.

Sinceramente, a pesar de todo, me hubiera quedado allí todo el día... ¡qué mágica era esa agua! Sin duda un momento de los que se quedan en la mente. ¡Qué trocito de paraíso era esa playa o, más bien, ese mar!
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Promenade des Anglais

Con mucha pena abandonamos la playa y paseamos por el Promenade des Anglais, el ancho paseo marítimo que empezó a tomar su forma actual desde que se convertió en lugar de vacaciones de la aristocracia inglesa. Hoy en día encontramos a un lado, el mar, y al otro, palacios, hoteles, casinos y edificios residenciales.
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Paseo de los ingleses
Uno de los hoteles más famosos es el Hotel Negresco por ser uno de los más antiguos y lujosos.
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Hotel Negresco
El Monumento del Centenario, erigido en 1896 conmemora el centenario de la primera anexión del Condado de Niza a Francia en 1796 tras la ocupación por parte del país galo en tiempos de Napoleón. Posteriormente fue devuelta al Reino de Cerdeña mediante el Tratado de París de 1814.  La estatua representa la diosa griega de la victoria Niké, del que se cree que viene el nombre de la ciudad: Niza.
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La obra "Nueve líneas oblícuas" o más comunmente llamado "el obelisco de Niza" fue inaugurada en 2010 para celebrar los 150 años de anexión del antiguo Condado de Niza a Francia, en 1860 (la adhesión definitiva)
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Obelisco de Niza (derecha)
Fue en este paseo donde tuvo lugar el atentado de 2016, así que ese pensamiento también estaba con nostros. También una estatua recuerda este trágico suceso.
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Tributo a las víctimas de los antentados de 2016
Volvimos hacia las calles interiores buscando un sitio donde comer (Bistrot de L'opera: mi crítica en Tripadvisor aquí)

Después de comer seguinmos disfrutando de las pintorescas fachadas de colores y de pasear la ciudad. 
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Palacio de la prefectura de los Alpes Marítimos
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De vuelta por el ayuntamiento nos cuadró ver la celebración de una boda musulmana.
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Y para terminar la jornada volvimos al Promenade du Paillon donde las dos peques disfrutaron -ahora sí- de los juegos de agua. Según nos comentó después, fue su parte favorita del viaje y quiere volver.       Sin título Sin título
Tras pagar los casi 30€ en el parking (el aparcamiento más caro de todo el viaje) volvimos al hotel al que llegamos tras otras dos horas de coche más su consecuente atasco a la salida de Niza. Lo que nos había llebado 2 horas a la idea se convirtieron en 2 horas y media de vuelta con el atasco.
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Al día siguiente madrugamos mucho, a las 6:30 ya estábamos despiertos porque teníamos el vuelo de regreso y ante teníamos que devolverel coche en el aeropuerto de Marsella. Antes desayunamos en el hotel, porque se lo habíamos prometido a la mayor, que los desayunos de los hoteles son su parte favorita del  viaje xD

Nuestro vuelo de regreso salió sin incidencias. Desde el aire, el recuerdo del mar azul que da su nombre a la costa y el deseo de volver algún día.
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