Costa Azul día 3: Cannes y Antibes

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 Cannes

Este fue quizá de los días más aciagos de todo el viaje para mí. Me había despertado con dolor de gargante y fui empeorando a lo largo del día. Lo achaqué a los aires acondicionados y, en principio, no le di mayor importancia. Ese día nos tocaba visitar uno de los -a priori- sitios más chics de la Riviera Francesa: Cannes. 
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Pero nada más llegar ya vimos que la cosa no iba a ser fácil. Cannes estaba totalmente atorado por el tráfico y todos los parkings que encontramos colgaban el cartel de completo. Decidimos marcharnos a visitar otra cosa y volver luego. Sin embargo, de camino a la salida de la ciudad encontramos un parking libre y allí nos metimos, aunque sin muchas expectativas porque ya habíamos visto cómo era la ciudad. Y es que Cannes nos decepcionó bastante, nos esperábamos algo de encanto y no encontramos ninguno :(

Rue de Antibes y La Croisette

Bajamos por la Rue de Antibes, la calle comercial de la ciudad donde se encuentran todas las marcas lujosas y las tiendas de otras insignias como Zara, Mango, etc. De ahí llegamos hasta la zona costera de La Croisette, una de las más conocidas, donde se encuentra la playa, el Palacio de Congresos y Exposiciones y el Paseo de la Fama. El sol daba en pleno y no había ni una sola sombra y yo me encontraba cada vez peor. 
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A lo largo del paseo se suceden los tres lujosos hoteles de Carlton, Majestic y Martínez cada uno con su playa privada.
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Mi suegro, al menos, si lo estaba disfrutando y allá que se fue al Paseo de la Fama y al Palacio de Festivales y Congresos que acoge el archifamoso Festival de Cine de Cannes. Incluso hizo cola religiosamente para sacarse una foto en lo alto de las escaleras cual estrella de cine.
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Paseo de la fama
El palais también fue un bluf, cero glamouroso a pesar de la "alfombra roja" de las escaleras.
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Escaleras para posar
 Aquí yo ya no podía más y pedí papas. Necesitaba descansar y alejarme del sol. Volvimos a las calles más comerciales y nos sentamos en un restaurante a comer algo y a ver si me reponía con un paracetamol. El fresquito del local algo me reanimó, y comer algo, también, porque otra vez habíamos ido sin desayunar más que un par de frutas para no perder tiempo (Restaurante La Cantina: mi crítica en Tripadvisor aquí).    
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Ensalada nizarda, versión cannoise
Después de comer no le quisimos dar más tiempo a Cannes. Nos estaba pareciendo altiva y elitista, superpoblada y agobiante. Es cierto que no visitamos el Puerto Viejo ni el barrio de Le Suquet, que dicen que es lo más tradicional y bonito, pero el día tampoco invitaba a llegar hasta allí andando bajo el sol plomizo visto mi estado.

Antibes

Decidimos cambiar de ciudad e ir a Antibes, a media hora de Cannes. Antibes -Antípolis antiguamente- fue fundada por los griegos, después pasó a manos romanas -convirtiéndose en Antíbulus- y de ahí a la familia Grimaldi (sí, esa familia monegasca en la que estáis pensando). Entre sus estrechas y pintorescas calles con su característico adoquinado nos pudimos proteger un poco del sol mientras disfrutábamos de un tranquilo paseo.
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Calles de Antibes, con su adoquinado
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Ocres en Antibes I
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Ocres en Antibes II
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Hazme una foto en este rinconcito ahora que me encuentro un poco mejor"
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Calles de Antibes
Después intentamos ir a alguna de sus playas, pero fue imposible porque aunque tiene bastantes son muy pequeñitas y estaban llenas hasta la bandera. Os juro que no había un triste sitio donde poner una toalla por mucho que nos apretáramos. Desistimos también de ir hasta los pueblecitos cercanos como Grasse o Saint-Paul-de-Vence porque el tráfico era tal que se nos iba a complicar la vuelta al hotel y ya estábamos todos muy agotados. Llevábamos tres días durmiendo poco y con mucho calor, además de viajando con niños, que en estas cosas se nota. Por eso volvimos al hotel a descansar. Peque 1 pudo disfrutar un rato de la piscina con los abuelos mientras nosotros organizábamos las excursiones del día siguiente.    

Mosquitos tigre en la Costa Azul

Algo con lo que ninguno contábamos era la cantidad de mosquitos que hay en esta zona de Francia. Acabamos todos picadísimos por las piernas, y eso que apenas hacíamos vida nocturna. Las reacción a las picaduras era grande, con zonas enrojedias y muchísimo picor. Por lo visto el mosquito tigre ha invadido toda la zona, así que lo mejor es andar con precaución y tomar medidas para evitar su molesta picadura.
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