Malta día 0: Llegada

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SCQ-Malta

Cada vez que hay un nuevo enlace en el aeropuerto de Santiago tratamos de estrenarlo cuanto antes. En esta ocasión Ryanair anunció el inicio de la conexión Santiago-Malta en octubre y en enero aprovechamos los días de vacaciones que nos quedaban del año anterior para explorar esta isla del Mediterráneo. Por supuesto, en esta ocasión también nos acompañaba nuestra pequeña, que tenía ya 21 meses.

Hacía 3 años que no volábamos con Ryanair, así que nos sorprendió que habían cambiado los aviones. Los nuevos 737-800 tenían una estética más moderna y menos cutre y más espacio. Los asientos eran más ligeros y simples para aprovechar más sitio y poder transportar más gente. En definitiva, un vuelo que duró tres horas y que resultó bastante agradable contra todo pronóstico.
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La moderna estética de los aviones de Ryanair

Llegada a Malta: alojamiento y transporte

Malta nos sorprendió desde el aire. Se divisaban casitas blancas sin tejas y con paneles solares. Una mezcla de África y Mediterráneo que después descubriríamos que tenía toques ingleses.
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Malta desde el aire

Transporte

Lo peor de Malta sin duda es el transporte. Aunque la isla sea pequeña moverse no es demasiado fácil. El transporte público es muy lento porque hay mucho tráfico y si decides alquilar coche tendrás que lidiar con los problemas de aparcamiento. Le dimos bastantes vueltas y al final decidimos que preferíamos el transporte público. Conducir con un bebé si se pone a llorar puede ser bastante estresante, así que mejor ir los dos libres para entretenerla aunque tardásemos un poco más en llegar.
Para llegar al hotel cogimos el bus X2 desde el aeropuerto dirección Sliema. Hay varios buses que recorren la isla y no está demasiado bien indicado el recorrido ni las paradas. Como el nuestro era circular, nuestra parada ni siquiera aparecía, cosa que podía despistarte. El autobús era lentísimo, tardó una hora en recorrer apenas 15 kilómetros. Llegamos bastante cansados con tanta vuelta.

Alojamiento

Para alojarse hay varias zonas, podéis echar un vistazo aquí. Después de informarnos nosotros decidimos alojarnos en Sliema, porque estaba a 5 minutos en ferry de la capital, La Valeta, y además teníamos parada de bus tanto público como turístico y el embarcadero a escasos metros.

El hotel (Sliema Hotel by ST: mi crítica en Tripadvisor aquí) nos defraudó muchísimo. Nos dieron una "habitación tranquila" por ir con el bebé, que quiere decir que en la parte de atrás. Aquí notamos la influencia inglesa en la isla en forma de enmoquetados, muebles viejunos y puertas antiincendios características de las islas británicas. 

No exploramos nada ese día, directamente nos fuimos a cenar, ya que llevábamos desde la mañana sin comer nada. Nos sentamos en la terraza de un restaurante cercano (Il-Malti: mi crítica en Tripadvisor aquí) y dimos cuenta de algunas de las especialidades insulares.

Para empezar pedimos un plato de entrantes malteses que consistían en aceitunas, queso, tomates secados al sol, ensalada de habas, salchicha maltesa y untables de berenjena y habas.Sin título Sin título 
De segundo probamos Spagetti tal-Fenek o lo que es lo mismo, espaguetis con conejo. El conejo es un ingrediente de lo más tradicional en esta isla, y se sirve en varias preparaciones tanto con pasta como guisado o salteado.Sin título 
El otro segundo era una sopa Aljotta, de pescado, arroz y verduritas.Sin título
Y así comenzó nuestro último viaje pre-Covid-19. Sin título

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