Estambul día 0: Llegada a Estambul
Un destino muy buscado
¡¡¡Por fin teníamos un viaje a Estambul!!! Llevaba queriendo conocer la ciudad desde que allá por los años 90 jugara al juego "La Pesadilla Turca" (por cierto, difícil de encontrar hoy en día, y yo que quería rejugarlo...). Era un viaje que llevábamos posponiendo años por temas económicos (siempre aparecía otro mejor y más barato), pero justo el día antes de marchar a Marrakech me lié yo sola y me dije "ahora o nunca" y compramos los billetes a Estambul antes de que quitasen el enlace desde Santiago. La verdad es que el vuelo fue muy caro, pero ya sabía que no iba a encontrar las gangas con las que se ofertaban el año pasado y además sería en el puente de mayo, que siempre aprovechan estos períodos para subir precios.Volando con Turkish Airlines
En fin, que me lío, por fin estábamos en el aeropuerto esperando nuestro vuelo con Turkish Airlines, la que se supone la mejor aerolínea de Europa. Tuvimos que esperar una hora para poder acceder a la puerta de embarque que nos tocaba, porque no había nadie en la zona de control de pasaportes, y por tanto no se podía entrar. Nuestro vuelo salía a las 14:00 y fuimos sin comer, puesto que nos habían dicho que nos iban a dar comida en el avión. Salimos con bastante retraso, sobre las 15:00, y llegábamos a Bilbao más o menos una hora después (hacíamos escala pero sin bajar del avión). En el trayecto hasta allí nos repartieron un bocata de queso feta, tomate y lechuga. Además me trajeron un té cuando yo no había pedido nada, creo que el TCP se confundió. Yo me lo bebí igual, aunque pensando que en cualquier momento se iba a dar cuenta de su error y me lo iba a quitar. Soy así de pava.De Santiago apenas habíamos venido 10 personas, por lo que el avión iba prácticamente vacío. En Bilbao se subió muchísima gente, y el avión se acabó llenando. Al poco de despegar nos vinieron a ofrecer lokum o delicias turcas para darnos la bienvenida a bordo.
Delicias turcas |
Menú de Turkish Airlines |
La comida estaba buenísima, comida de avión de la que está rica. Yo me chupé los dedos con la ensalada de berenjenas, estaba deliciosa.
Ensalada de berenjena frita, tomate y queso (arriba a la izquierda), ternera con verduras y bulgur, pan, queso de untar, mantequilla, tarta de chocolate y ayran. |
Sobre las 19:30 empezó a ponerse el sol, estábamos viajando hacia el este y se hacía raro saber que en España apenas estaba empezando la tarde y nosotros íbamos directos a la noche.
Aterrizando en Estambul |
La pesadilla del control de pasaportes
Aterrizamos sobre las 21:30, con media hora de adelanto sobre la previsión. La pesadilla comenzó al bajarnos del avión. Una cola kilométrica para pasar el control de pasaportes en un recinto en el que apenas corría el aire. Sofocados y muy cansados hicimos una cola de 2 HORAS hasta que nos tocó el turno en el control. Durante ese tiempo sufrimos toda clase de empujones y gritos en algún idioma desconocido para que nos colásemos. En concreto dos señoras que se colaron con todo el morro y que a cada vuelta de la fila me iban dando codazos para que yo también me colara y así ellas lo tuvieran más fácil. Al final las acabé dejando pasar para que no me molestaran más y cuando las tuve delante intenté recuperar mi sitio (más por fastidiarlas que por otra cosa) ¡¡y tuvieron la cara dura de gritarme que me estaba colando!!En el control tuvimos que enseñar el visado electrónico (que tuvimos que sacar y pagar previamente) y el pasaporte, por supuesto. Cuando al fin tuvimos nuestro sello en el pasaporte que nos permitía la entrada en el país todavía teníamos que recuperar la maleta que habíamos facturado, que hacía dos horas que estaba dando vueltas por la cinta. Cinta que fue imposible de localizar, puesto que ya había otras maletas de otros vuelos que habían aterrizado con posterioridad. Así que tuvimos que recorrer todas y cada una de las cintas y escudriñar entre todas las maletas que se amontonaban alrededor de cada una, que eran las maletas de vuelos anteriores que alguien había retirado de las mismas. Siguiendo la Ley de Murphy, la maleta estaba junto a la última cinta. Menos mal que era fácil de distinguir, o nos podíamos haber tirado allí otras dos horas...
Ahora sólo nos quedaba encontrar el transfer que había solicitado al hotel. Nada más salir al aérea principal del aeropuerto nos recibió una ristra de nombres en fila en las vallas y en el suelo. Habían aterrizado varios vuelos pero con las esperas en el control de pasaportes todavía había mucha gente que no había salido, así que los nombres se acumulaban y las caras de las personas que estaban esperando lo decían todo. Recorrimos dos veces el enorme enjambre de personas que deseaban tanto que fueras tú la que estabas esperando como al revés. Por fin localicé mi nombre y mi conductor y éste nos condujo a la minivan que nos esperaba en el parking. Al salir al aire libre vimos la enorme cola que había para coger un taxi y me alegré de haber contratado el transfer, que, aunque era más caro, me había ahorrado otro momento desesperante.
Una medía hora después estábamos en Sultanahmet, a la puerta de un edificio por el que teníamos que bajar las escaleras para entrar. Allí los recepcionistas del hotel (Hotel Nova Roma: mi crítica en tripadvisor) nos esperaban comiendo y fumando. Nos dieron una habitación en la primera planta. El hotel era un edificio reformado y las paredes eran de papel. Podía oír la tele y la conversación de la recepción, en la planta de abajo. Además el humo del tabaco me llegaba también. La habitación era pequeña, aunque estaba muy limpia pero no era nada acogedora. Decidí no preocuparme más hasta el día siguiente, estábamos cansadísimos ambos, aunque el durísimo colchón de la cama no nos lo puso fácil para caer en los brazos de Morfeo.
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