Nos despertamos temprano porque, a pesar de que el avión no salía hasta las 12:00, queríamos llegar con tiempo al aeropuerto. A las 07:00 a.m. ya habíamos hecho check-out en el hotel, dijimos adiós a las calles de Ueno (desiertas a esa hora de la mañana) y nos dirigimos a la estación JR Ueno para coger el Keisei. Era completamente de día.
Calles de Ueno, desiertas a primera hora de la mañana de un sábado. |
El trayecto hasta el aeropuerto se hizo infinito, y nos entró el sueño a más de uno. Al final nos animamos charlando, y justo en el punto álgido de una conversación sobre software libre y privativo llegamos al aeropuerto.
Devolviendo la Suica
Lo primero que hicimos nada más llegar al aeropuerto fue ir a devolver la Suica (la tarjeta del metro) a la oficina de JR East, para que nos devolvieran el dinero del depósito. Le dijimos adios al pingüino mascota y nos devolvieron 500Y por cada una.Adios, Suica, adios. Sniff... |
JRP y Suicas |
Cambio de yenes a euros
Todavía teníamos que cambiar el dinero, de yenes a euros. Habíamos decidido hacerlo en el propio aeropuerto, ya que suele ser donde mejor tipo de cambio hacen. Por desgracia el tipo de cambio había subido y tuvimos que pagar 129Y por cada euro (cuando los habíamos cambiado a la llegada por 118). Aún así hicimos bien en cambiar aquí, en París pedían bastante más. Cambiamos todo el dinero que nos había sobrado, pero lo mínimo que te daban eran billetes de 10€, así que una parte no la pudimos cambiar y nos quedamos con un par de monedas sueltas en yenes.Llegó la parte más odiosa, tener que pasar el arco de seguridad. Había muchísima gente y muchas colas que iban a distintas velocidades. A Mr. Knook le tocó la cola lenta, yo me hice la española y me colé en la rápida, donde estaban B. y R. Como B. llevaba botas la hicieron descalzarse, pero para que no pasase frío le trajeron unas zapatillitas ¡qué considerados! Después hubo que pasar el control de pasaportes, donde nos retiraron el papelito que nos habían puesto al entrar. Tuvimos que esperar unos minutos por Mr. Knook, cuya cola iba más lenta, hasta reunirnos todos en el otro lado del control. Por fin estábamos en la terminal de salidas, aunque con el tiempo bastante justo, ¡y eso que nos habíamos levantado 5 horas antes!
El último cartel del aeropuerto: ¡We hope to see you again! |
Dorayakis, un bizcocho relleno de pasta de judía roja. |
Entretenimiento variado en un vuelo de 12 horas
Yo tuve mala suerte y el mando de mi asiento, que manejaba la música y la tele, no funcionaba. Avisé a la TCP, pero básicamente me dijo que usase la pantalla táctil (que funcionaba mucho peor). El problema era que no podía acceder a la ruta de vuelo, al mapa de destinos y a otras cuantas funcionalidades más que sólo estaban disponibles en el mando :(Mr. Knook estuvo curioseando y se dio cuenta de que usando un pendrive en el puerto USB que tenía la pantalla, se podía descargar información del avión, planos de los aeropuertos de destino, las playlist de Air France y otra documentación. También descubrió una especie de chat entre usuarios del avión, como un servidor IRC camuflado. Mi Kindle tenía un problema con la batería y se había descargado. Los puertos USB no servían para cargar, así que tuve que coger prestado el Kindle de Mr. Knook que mediante la tablet traspasó el libro de mi Kindle al suyo para que pudiera seguir leyendo :)
Cada uno se entretuvo como pudo: R. se puso a ver películas, yo intenté terminar mi libro y B. y Mr. Knook se pusieron a charlar. Lo que intentábamos era no dormir, ya que nos acabábamos de despertar y al llegar a Madrid nos tocaría dormir de nuevo (aterrizábamos de noche), pero fue imposible porque las azafatas procedieron a bajar todas las persianas del avión y a "aconsejarnos" que durmiéramos (básicamente para que no diéramos la lata...). Vi la peli de "Lo Imposible", el piloto de "New Girl" y seguí con mi libro a ratos. Como B. y Mr. Knook no paraban de hablar y no me concentraba en mi libro decidí escuchar un poco de música ¡y menudo descubrimiento!. Las canciones de la playlist eran super chulas. La lista completa la vi días después aquí y ahora ya forman parte de mi colección :)
A mitad de vuelo, más o menos, nos dieron la comida, a elegir entre menú japonés y occidental, exactamente igual que en el vuelo de ida. Como estábamos casi al final de todo, el menú japonés se acabó antes de que llegaran a nosotros y nos tuvimos que confirmar con el occidental: carne de cerdo con pasta, una ensalada de pasta y un trocito de pastel insípido, acompañado de pan y queso.
Cuando a la hora de la "merienda" nos entró el hambre ya sabíamos donde estaba todo, así que fuimos a la parte trasera y allí tenían agua, refrescos, helados, sandwiches de queso, galletas y snacks varios.
Shock cultural al aterrizar
A las 17:00 aterrizamos en el aeropuerto de París, Charles de Gaulle (CDG), y de nuevo nos pusieron la cámara de cola para ver el aterrizaje. Esta vez no teníamos que cambiar de aeropuerto, tan sólo de terminal, pero fue un infierno igualmente. Los trabajadores del aeropuerto te trataban con desprecio y te hablaban sólo en francés (todo un shock después de que nos hubiesen estado tratando con el máximo respeto durante 15 días). Ver caras occidentales, gritos y maneras secas fue muy raro y nos hizo echar de menos la tranquilidad de Japón en ese mismo momento. Tuvimos que hacer de nuevo la cola de inmigración, enseñar los pasaportes y pasar el arco de seguridad. A B. le obligaron de nuevo a quitarse las botas, pero aquí no le ofrecieron zapatillas, ni bolsas, ni nada. Si querías las cogías tú, y si no pues te fastidiabas. ¡Ay! Esa amabilidad japonesa, ¡cuantísimo se echaba de menos!Ya pasado el arco entramos en la terminal, esta vez pequeñita y con pocas tiendas. Eso sí, no faltaban puestos de macarons de Ladurée y Fauchon que valían un ojo de la cara. En la puerta de embarque nos tocó el avión que traía de vuelta a un montón de españoles que habían ido con sus hijos a Eurodisney. Gritos, llantos, voces, polares del Decathlon....Un shock cultural inverso a marchas forzadas.
Despegamos de París a las 19:20. A Mr. Knook y a mi nos tocó sentarnos en la salida de emergencia y volamos al lado de una TCP (R. y B. iban más atrás). Como curiosidad, nuestros asientos no tenían bandeja anclada, así que cuando repartieron el bocadillo tuvieron que ponernos una y quitárnosla al acabar. Llegamos a Madrid a las 22:00, y nos bajamos nosotros, los padres y todos los niños, la gran mayoría dormidos. Cogimos un taxi y nos fuimos a casa de R. y B. Ya estábamos en España...¡qué duro es volver!
3 comentarios
Sigo añorando Ueno...esas calles me encantaron! y aunque por un lado se que estaría bien cambiar de barrio...me da que cuando vuelva regresaré a Ueno xD
ResponderEliminarYo también tuve shock al pisar Paris...recuerdo que cuandome cansé de las contestaciones secas y tras haber saludado al de la aduana con un: Bon Jour (que yo nose Francés! pero almenos lo intenté) y que éste me girara la cara solté a Jordi un: bienvenido a Europa!! tanto cuesta decir buenos días???!!
Todo eso en tono cabreada xD pero vamos queles importa poco...
lo dicho...demasiado shock volver de Japón!
Ufff, de verdad, fue difícil adaptarse a que te tratasen tan mal de repente, encontrar las calles sucias, la gente hablando alto... Fue un super shock.
EliminarLas formas, los gritos, los tacos...la gente manchando la terminal con sus bocadillos y dejando rastros de migas...Estábamos a cuadros. Japón nos sirvió como referente de amabilidad y civismo y el regreso.....bufff se hizo duro.
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