Después del palizón del día anterior R. y B. decidieron tomárselo con tranquilidad y se quedaron durmiendo mientras nosotros visitábamos los templos cercanos al hotel. Para no perder tiempo nos levantamos a las 07:30 y ya desayunamos en el hotel un par de bollos que habíamos comprado el día anterior en la estación.

Los templos de Hongan-ji

Los templos que visitamos son los templos parejos de Hongan-ji de Nishi e Higashi. El templo de Nishi Hongan-ji (nishi significa oeste) destaca por su ornamentada puerta principal:



Fue uno de los pocos sitios donde nos dejaron hacer fotos del interior:

Altar

Detalle del suelo, tan cristalino que parecía agua

Faroles colgando del techo

Detalle de farol con el altar al fondo y el suelo de tatami

El templo de Higashi Hongan-ji (higashi significa este) destaca por su numerosos tesoros nacionales, aunque a nosotros no nos llamaron mucho la atención. Además uno de sus pabellones estaba en restauración. Éste estaba muy animado y había un montón de gente en lo que parecía iba a ser una especie de "misa".  
Nosotros fuimos siguiendo a la gente, que estaba acreditada con unas tarjetas que llevaban colgando, por los distintos edificios de madera, hasta que un señor con los brazos cruzados sobre el pecho (el símbolo de cerrado, ya lo conocíamos) nos impidió avanzar más. Aquí acabó nuestra visita.

Abandonamos el templo y fuimos hasta la Estación de Kioto, donde habíamos quedado a las 10:00 con B. y R. De camino paramos en una óptica, donde me arreglaron las gafas, me las limpiaron a conciencia y no me cobraron nada :)

Sanjusangendo: las 1001 estatuas de Kannon

Una vez reunidos con R. y B. y ante la repulsión general al sistema de autobús de la ciudad, decidimos ir a pie hasta el templo de Sanjusanjendo, que estaba a unos 15 minutos andando.
La entrada del templo de Sanjusanjendo era un poco desconcertante; parecía un hotel en vez de un templo y además a esas horas no había ni un alma, menos mal que estaba indicado bastante bien.
Este templo budista es el edificio de madera más largo de todo Japón, y destaca porque alberga 1001 estatuas de la diosa Kannon. En el centro destaca la imagen principal y la más grande, de Kannon. A cada lado hay 500 estatuas más pequeñas y ligeramente diferentes entre sí distribuidas en 10 filas y 50 columnas. La verdad es que el conjunto era impresionante, pero no dejaban sacar fotos (e incluso amenazaban con que las cámaras de fotos serían inspeccionadas al salir, aunqueo al salir no hubo ningún tipo de control). Como estaba lloviendo y el edificio por fuera tampoco decía nada, tampoco tenemos ninguna foto del exterior. Si tenéis interés, podéis ver cómo era el interior en esta búsqueda.

Kiyomizu-dera: un templo en las nubes

La siguiente visita estaba más o menos cerca para ir andando, así que empezamos a subir cuesta arriba hasta llegar a un parque donde ya empezaba a estar señalizado.
Cuando vimos un templo pensamos que ya habíamos llegado, hasta que nos dimos cuenta que ese no era y que había que seguir subiendo y subiendo por el camino del cementerio.   La subida vale la pena porque llegamos a uno de los templos más bonitos de todo el viaje, el Kiyomizu-dera, que toma su nombre de una cascada cercana (kiyomizu significa agua clara o pura) que se supone tiene propiedades terapéuticas y de la que dicen que beberla da suerte, éxito y prosperidad. El Kiyomizu está formado por varios templos y santuarios, todos dentro del mismo recinto.

Entrada al Kiyomizu

Puerta Niomon, guardada por dos guardianes Nio a cada lado

Pagoda del santuario

Emas

Fuente

Los templos están conectados a través de una pasarela de madera. El templo principal está rodeado de bosque y tiene unas magníficas vistas desde su terraza:   
En el lado norte del templo hay un pequeño santuario donde se venden amuletos de amor. También hay dos piedras en el suelo, aquel que sea capaz de caminar de una a la otra con los ojos cerrados encontrará el amor verdadero.
Al salir de este pequeño santuario nos dimos cuenta de que habíamos perdido a R. y B., pero confiamos en encontrarlos más adelante. Seguimos andando hasta el final del templo, hacia una zona desde la que se podía ver la terraza desde donde habíamos estado viendo las vistas. El templo se apoya en la ladera de la montaña y se sostiene sobre una estructura de madera construida sin ningún clavo, a base de piezas encajadas. ¡Toda una obra de ingeniera!

La terraza del edificio principal, al fondo, vistas de Kioto

Detalle de la estructura que sujeta la terraza y el templo

Vista del Kiyomizu

A la salida del templo nos encontramos con R. y B.,  ¡bien! porque estaba difícil encontrarse con tanta gente. Deshicimos el camino hasta la estación central y tomamos un tren, pero antes de llegar a la parada que sería nuestra siguiente visita, nos paramos en Tofukiji. Estábamos muertos de hambre, así que paramos allí a comer, en un sitio muy casero en los alrededores de la estación (no me acuerdo del nombre). Allí R. y B. se pidieron unas hamburguesas (morriña de carne) y yo me pedí mi primer tonkatsu que estaba deseando probar. En general estaba todo rico y la dueña era muy maja. Intentó pronunciar "Japón" en español tal y como lo veía escrito en la guía, pero la "j" no es su fuerte y le salia "Hapón".

No creáis que no me ha dolido tener que recortar cabezas en esta foto xD

En los restaurantes nunca había postre, y como teníamos ganas de dulce, al salir del restaurante paramos en un supermercado pequeñito que quedaba justo enfrente y compramos un poco de chocolate y unas galletitas. Por supuesto todo venía en raciones enanitas. Si el chocolate en España se suele vender en tabletas de 100-125gr aquí eran más o menos de la mitad, como si fuesen chocolatinas. Otra cosa que no nos gustaba tampoco es que todo lo que se vendía viene envuelto en raciones individuales. Por ejemplo, las galletas tipo cookies que compramos además de ser del tamaño de una moneda de 2€ venían envueltas individualmente ¡y eso que eran sólo 6!

Al volver a entrar en la estación nos fijamos en este cartel, que alertaba de los peligros de la minifalda:

Las minifaldas son muy comunes en Japón, no así los escotes.

Las toris infinitas de Fushimi Inari

La siguiente parada fue Fushimi Inari, un santuario dedicado a Inari, la deidad de la fertilidad, el arroz, la industria y el éxito. Los mensajeros de Inari son los zorros.
    

Puestos de omikuji

Tabletas ema dedicadas a Inari

La parte más impresionante del templo son las miles de toriis que los fieles y la empresas donan y que van recorriendo el acceso a la colina:

De un lado son totalmente lisos y del otro están escritos, normalmente con el nombre de la persona que hace la donación. Había empezado a llover, pero como los toriis estaban tan juntos no se notaba tanto.

Era impresionantemente bonito, así que estuvimos sacando fotos y fotos durante un montón de tiempo. Especialmente porque todos estábamos intentando sacar una foto sin que saliese nadie en el fondo, aprovechando los giros que hace el camino para limitar la perspectiva. Al final me entró la duda de si cabría por entre los huecos de los toriis y tuve que probar. Sí cabía, y me colé entre los dos caminos para ver que se veía:

El espacio interno entre los túneles de toriis

Auqnue parece que están juntos el espacio entre los toriis era suficiente como para que cupiese una persona

En uno de los toriis encontramos un nombre escrito en letras occidentales que nos llamó mucho la atención.

En los alrededores del templo había muchos puestos de amuletos.

Puesto con tanukis y los maneki-nekko entre otros

El camino de toriis se extiende varios kilómetros colina arriba, a mi me quedaron ganas de recorrerlo, pero llegamos bastante tarde y además el día no se prestaba a ello. La caminata es considerable, y como teníamos pensado ir a Osaka, nos quitaba mucho tiempo. Volvimos al tren y en 20 minutos ya estábamos en Osaka.

Osaka, la ciudad que inspiró Blade Runner

Nada más bajarnos en la estación comprobamos que aquí también triunfaba la comida de plástico.

La comida era tan realista que tuvimos que comprobar si era de verdad o de plástico

Panadería en la que ofrecían muestras de comidas

En la oficina de información nos informaron de que Osaka tiene como dos centros, el norte y el sur. El norte es el área comercial del distrito de Umeda ,donde se encuentra el Umeda Sky Building, que dispone de un observatorio con vistas de la ciudad. Sin embargo a nadie pareció apetecerle el plan. La zona sur es Namba, donde se encuentra la zona de diversión y que cuenta con muchos bares, restaurantes, etc. y fue a la que decidimos ir para cenar.

Llegar desde la estación de JR Osaka a la zona de Namba fue un poco rollo. Había dos opciones, el metro que va en línea recta y por tanto es más directo y tarda menos pero más caro, y el tren que hacía un trayecto más largo pero que nos salía gratis (porque era línea JR). Al final R. nos convenció para ir en el tren. Mientras íbamos en el tren, que iba sobre tierra, pudimos ver cómo anochecía sobre la ciudad. Cuando nos bajamos en la estación JR Namba seguimos por las calles subterráneas y atravesamos una galería comercial llamada "The gallery" o algo así que estaba plagada de réplicas de cuadros famosos, especialmente impresionistas franceses (les chifla todo lo que sea francés).

Cuadros al fondo y en los laterales de la galería

Cuando salimos de la estación nos pareció una ciudad muy industrial. Una de las muchas autopistas elevadas que tiene la ciudad fue de lo primero que nos encontramos al salir.

Casas con vistas a una autopista elevada. Muy común por todo Japón junto con las que tienen vistas a la vía del tren

Seguimos nuestro camino hasta Dotonbori, la calle más famosa y más animada de Namba, llena de bares y restaurantes que discurre paralela al canal del mismo nombre. El ambiente recordaba y mucho a la película de Blade Runner.
  
Las alcantarillas de la ciudad estaban decoradas con uno de los símbolos de Osaka: su castillo.

También había muchas tiendas de juguetitos y máquinas de "pescar" los premios. En este caso de "Nevado" (el perro de Shin-Chan) y de los muñequitos del Line.

Para cenar había mil opciones: yakitoris, sushi, ramen, takoyaki... Pero casi todos estaban llenos de gente. Al final acabamos en un restaurante de ramen (del que no recuerdo el nombre), con máquinas expendedoras para sacar el ticket de comida en la puerta (la primera vez que R. y B. lo veían, nosotros ya habíamos lidiado con ellas en Kioto). Con el tiempo tan frío nos apetecía algo calentito, así que dimos cuenta de unos señores boles de ramen y unas gyozas. Las gyozas estaban tan buenas que tuvimos que salir a fuera de nuevo y comprar otra ración en la máquina de tickets xD.

Después de cenar paseamos un poco más por Dotonbori y deshicimos el camino de vuelta a la estación. 

Centro comercial con escaparates en todas sus ventanas

 
Para volver a Kioto hubo que deshacer todo el camino con la combinación larga de trenes para llegar de la estación JR Namba hasta JR Osaka y allí coger otro tren destino Kioto. Ya eran las 22:00 y yo no pude más que sucumbir al asiento calefactado del tren de camino.

Minutos después de sucumbir yo sucumbieron también los pasajeros de alrededor. ¡Nos dormimos casi todos!

El tío que tenía enfrente estaba tan dormido que cada vez iba inclinando más la cabeza hasta que ésta caía hacia el pasillo del tren como si lo hubiesen desnucado. Comentario de Mr. Knook: "Atando cabos; puede que lleven a los bebés con la cabeza colgando para que les sirva de entrenamiento y en el futuro poder dormirse sin necesidad de apoyo cervical mientras que los europeos padecemos de nuestros cuellos rígidos".... Ummm! Interesante teoría! xD

Llevábamos ya 10 días en Japón, estábamos ya muy, muy cansados, y todavía nos esperaban varios madrugones y alguna maravilla más :)