El lunes, 15 de Septiembre a las 20:30 estábamos cogiendo el vuelo que nos llevaría a Roma. Era la primera vez que nosotros íbamos a volar de noche, la primera vez que íbamos con nuestro amigo A., y la primera vez que él volaba. Cuando estábamos a punto de aterrizar, nos apagaron las luces del avión (procedimiento rutinario, por otro lado), y Roma cuadriculada se extendió a nuestros pies con miles de luces.
Aterrizamos en el aeropuerto de Ciampino y cogimos el bus que ponía Ryanair que nos llevaba hasta la Estacíón de Termini. El hotel (Hotel Altavilla: mi crítica en Tripadvisor aquí) que había reservado estaba muy cerca, precisamente para no andar peregrinando con las maletas a esas horas de la noche. Fue una buena opción, porque además en Roma todo está bastante cerca como para poder prescindir del transporte público, cosa que hicimos y que nos dio la oportunidad de ver muchas cosas que de otro modo no hubiésemos visto.
A pesar de que el hotel estaba al ladito de Termini, nos perdimos un poco y tardamos bastante en encontrarlo. Fue un poco desquiciante, porque los alrededores de Termini no son muy recomendables de noche y por aquel entonces no teníamos teléfonos inteligentes con GPS para poder orientarnos.
![]() |
Calles vacías desde la ventana del hotel. |
0 comentarios