Roma Día 4: San Giovanni in Laterano, Catacumbas
San Giovanni in Laterano
Después de todo el calor de los días anteriores, ese viernes diluvió en Roma. Ya habíamos decidido de antemano que ese día iríamos a las Catacumbas. Las únicas formas de llegar era o bien en autobús (haciendo algún que otro trasbordo) o bien cogiendo el autobús turístico, el Archeobus. Nos decidimos por el Archeobus porque a parte de llevarnos a las catacumbas, nos hacía un pequeño recorrido comentando los distintos sitios y puedes subir y bajar en las paradas que quieras. El problema fue que era el único autobús turístico de toda Roma que era descapotable y no tenía pisos a cubierto.
La verdad es que la cosa no salío como nosotros habíamos planeado. Cogimos el autobús de las 10:00, que para colmo, era el último de la mañana. Cuando llegamos a las catacumbas (sobre las 11:30) nos dijeron que el bus no pasaría a recojernos hasta las 17:00. Las catacumbas abren de 9.00 a 12.00 y de 14.00 a 17.00, con lo cual sólo nos daba tiempo a una visita (hasta las 12) y después teníamos que esperar hasta las 14 a que volviesen a abrir. Y despúes aún había que esperar al autobús. Además no había ningún sitio donde comer alrededor (casi todo eran puestos de comida de bocadillo para comer al aire libre, ¡pero llovía!) ¿Qué íbamos a hacer nosotros allí? Así que decidimos no bajarnos en esa parada y volver por la tarde a primera hora.
El tiempo libre que nos quedó, decidimos ir a San Giovanni in Laterano o San Juan de Letrán, la catedral de Roma (que contrariamente a lo que cree la gente, no es El Vaticano). Es una de las cuatro basílicas mayores de Roma Junto con Santa María Maggiore, el Vaticano y San Pedro Extramuros (ésta última es la única de las cuatro que no visitamos). Hasta 1870 todos los pontífices eran investidos aquí. En su interior destacan las enormes esculturas de los Apóstoles.
Y un interior profusamente decorado con pinturas y mosaicos:
Al igual que en Sta. Maria in Trastevere o Santa María Mayor, el suelo de S. Giovanni también era de estilo cosmatesco.
Aquí también vimos nuestro octavo y último obelisco (el quinto, por tanto, que veíamos de los 8 del Antiguo Egipto). Era el Obelisco Laterano, el más alto de Roma, que se cree que procede del Templo de Amón en Karnak y que fue usado para decorar el Circo Máximo. Quién me iba a decir que 3 años después vería el templo de Karnak in situ, ¡no me lo hubiera creído!.Poco más pudimos hacer esa mañana, cada vez llovía más, y estábamos absolutamente empapados. ¿Quién iba a pensar que pudiese llover tanto? (y más teniendo en cuenta los días tan buenos y calurosos que habíamos tenido). Decidimos ir a comer cerca del Coliseo porque había una parada del Archeobus cerca y hacer tiempo hasta que volviese a pasar.
Catacumbas de San Sebastián
Como el Archeobus era descapotable, decidimos comprar unos plásticos en una tienda cercana para protegernos de la lluvia mientras íbamos allí sentados. Parecidos a los que llevan los peregrinos cuando llegan a Santiago. La idea resultó ser tremendamente práctica y no fuimos los únicos, casi todo el autobús tuvo la misma idea jajaja.
Listos para la lluvia (más o menos) |
Llegamos a las Catacumbas de San Sebastiano alrededor de las 16:00. Desafortunadamente el pase para las catacumbas en castellano empezaba a las 16:30, con lo que ya no nos daba tiempo a ver las otras catacumbas ( que cerraban a las 17:00). Para colmo nos tuvieron esperando hasta las 17:00, se ve que la puntualidad tampoco es su fuerte. Ni que decir tiene que Mr. Knook y yo estábamos muy enfadados, nos habían trastocado todos los planes :(
Todos los males se nos quitaron al comenzar la visita guiada, que estuvo muy bien. De hecho, de las catacumbas que vimos, para mi la de San Sebastiano fue la mejor sin duda. La guía, con su extraño acento, fue la mejor de todas. La historia de las propias catacumbas es muy interesante. El cementerio tiene cuatro plantas, de las cuales se visitan tres, y como colofón, la visita termina en la Iglesia de San Sebastiano, a dónde se accede desde el cementerio y donde se encuentra la última escultura de Bernini, el Salvatore Mundi. Esto no lo sabe mucha gente, ya que esta escultura se descubrió en 2001. Hasta esa fecha se pensaba que la última escultura fue la que hizo para la tumba del papa Alejandro VII en San Pedro del Vaticano. De hecho, la guía-libro que usábamos era lo que aseguraba. Así que descubrir esta escultura fue una sorpresa de lo más agradable.
Tras la visita a las catacumbas dimos por finalizado el día y nos tocó volver a esperar al Archeobus. Aunque como no llegaba, al final nos metimos en otro porque estábamos desesperados y empapados.
Tras la visita a las catacumbas dimos por finalizado el día y nos tocó volver a esperar al Archeobus. Aunque como no llegaba, al final nos metimos en otro porque estábamos desesperados y empapados.
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