Huelva día 6: Muelle de las Carabelas, Monasterio de la Rábida, Palos de la Frontera, Playa de Mazagón, Moguer.
Muelle de las carabelas (Palos)
Esta visita era una de las que más ilusión me hacían a mi, particularmente. Y es que por fin íbamos a visitar las carabelas de Colón!!! Y me hacía ilusión porque recuerdo que en 1992, cuando yo era una niña, estas carabelas celebraron viajando por toda España el V centenerio del descubrimiento de América y yo tuve la oportunidad de subirme a una en algún puerto gallego donde recaló. Por desgracia, no recuerdo dónde fue, pero sí recordaba la carabela y todo lo demás.
Ahora, esas réplicas de las naves usadas por Cristóbal Colón en su expedición a las Indias se encuentran permanentemente en el Muelle de las Carabelas en Palos de la Frontera. La visita es sin duda muy interesante, ya que además de visitar la réplica de las tres carabelas por dentro también hay un pequeño museo donde se habla de las condiciones de vida a bordo, la vida de los indígenas y el intercambio de materiales y víveres que con ellos se produjo. Un museo pequeño pero muy, muy interesante.
Como sabéis, Colón estuvo buscando patrones para su expedición, y consiguió embarcar en el proyecto a los Reyes Católicos. Sin embargo, buscar tripulación y barcos no fue empresa fácil hasta que dio con los hermanos Pinzón, habitantes de Palos de la Frontera, que se unieron a su empresa y formaron también parte de la tripulación.
La Pinta y La Niña se encuentran a los lados, flanqueando a la Santa María, en el centro. Ésta es la nave más grande, donde se encontraba el camarote de Colón.
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Recreación del camarote de Colón |
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Recreación de una de las bodegas |
Alrededor de los navíos se recrea por un lado un pueblo medieval, del siglo XV, época del descubrimiento. Más o menos muestra cómo sería el Palos de la época.
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Recreación de Palos en el siglo XV |
Al otro lado del agua se muestra un poblado indígena, mostrando lo que encontraron en la primera expedición: cabañas de madera y caña, hombres y mujeres desnudos y fauna y comida diversa y desconocida hasta entonces.
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Recreación de la Isla del Encuentro, con el poblado indígena |
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Interior de una cabaña indígena |
La exposición en el edificio principal también me resultó muy interesante, ya que te sumerge en la sociedad de la época y relata los problemas de Colón para financiarse y encontrar tripulación. Una vez de expedición, hay partes de su diario donde da cuenta de los problemas del día a día, la vida a bordo, los ánimos cada vez más alterados de la tripulación porque no avistaban tierra, etc. A punto estuvieron de amotinarse, pero gritaron tierra justo a tiempo.
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Extracto del diario de Colón donde narra la vida a bordo |
Una vez en América, hablan de todas las diferencias que encontraron y que les llamaron la atención. Por ejemplo, el hecho de que los indígenas no llevaban ropa, o que dormían en unas camas de cuerda (hamacas) que después adoptaron para usarlas en los barcos.
Y por supuesto, también todos los alimentos nuevos que aquí desconocíamos: piña, maíz, chocolate, café, tomate, patatas....Alimentos que hoy forman parte de nuestro día a día y que, sin embargo, no eran originarios de Europa.
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Descripción de algunos de los alimentos nuevos encontrados |
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Representación de los alimentos del nuevo mundo en el poblado indígena |
Mientras yo alucinaba con el museo y aprendía un montón de cosas nuevas (ya os dije que era la visita que más ilusión me hacía y no me defraudó), mi hija mayor y su padre se habían embarcado en una yimkana, y la pequeña se había quedado por ahí con los abuelos. Por desgracia, mi marido y mi hija mayor se atascaron en una de las pruebas , pero al final obtuvieron igual una recompensa, una pequeña carabela hecha de cáscara de nuez.
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Una de las pruebas de la yimkana. También había pintacaras que hizo las delicias de las peques. |
Monasterio de la Rábida
Muy cerca del Muelle de las Carabelas se encuentra el Monasterio de la Rábida, otra visita que también me encantó y que sigue un poco la temática del descubrimiento. El Monasterio de Santa María de la Rábida es un convento franciscano en pie desde el siglo XIII.
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Monumento a los descubridores, a la entrada del monasterio |
Por fuera parece sencillo, pero el interior, además de sencillo también, es precioso y apacible. Sin lugar a dudas un lugar para la meditación y el reposo.
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Exterior del monasterio |
En este monasterio se recluyó Colón tratando de poner en marcha su proyecto. Aquí los frailes le ayudaron a encontrar marineros y patrocinadores.También aquí está enterrado Martín Alonso Pinzón. Por ser parte del proceso de este primer viaje colombino está declarado monumento nacional.
La iglesia del monasterio tiene techo artesonado de madera, un cristo crucificado sobre el altar mayor del siglo XV y pinturas del siglo XVIII.
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Iglesia del Monasterio |
Pero sin duda para mi la joya de este monumento es el claustro mudéjar, que data también del siglo XV y que conserva en algunos trozos los frescos sobre las paredes. Fue fue ampliado en el siglo XVII con otro piso encima.
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Claustro mudéjar |
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Restos de la decoración mudejar |
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Patio central del claustro |
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Refectorio |
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Parte superior del claustro |
Accediendo a otra parte del edificio están lo que sería la biblioteca y la sala que conserva banderas y tierra de países americanos descubiertos.
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Otro claustro más moderno |
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Banderas y tierras de Costa Rica, Haití y Paraguay |
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Más tierras y banderas de los países americanos. |
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Más tierras y banderas |
Playa de Mazagón y pequeño susto
La verdad es que la visita a la Rábida fue de los más interesante y nos hubiéramos quedado más, pero era ya bastante tarde y aún teníamos que comer. Nos dirigimos a la Playa de Mazagón y comimos en un restaurante de por allí. Después disfrutamos de un rato de playa y tuvimos un pequeño susto.
Mientras estábamos disfrutando del agua noté que me enganchaba con algo, me tropecé y caí. Pensé que sería un alga o así, pero lo que se me había enrollado alrededor del dedo gordo del pie era un sedal rematado en un anzuelo que me arañó la piel hasta hacerme sangre. Por suerte, no me lo llegué a clavar, pero tuve que salirme del agua, irme al puesto de socorro y allí me hicieron una pequeña cura. Después no me quedaron demasiadas ganas de volverme a meter en el agua, la verdad.
Moguer
Cuando el sol bajó un poco nos dirigimos a Moguer, el pueblo de nuestro premio nobel Juan Ramón Jiménez, célebre autor de Platero y yo. Pero Moguer también tiene en su pasado su parte de participación en el descubrimiento de América. Y veis que por aquí todo está relacionado con ello, no en vano hay una ruta y figura de protección denominada Lugares Colombinos -que incluye Palos, el Monasterio de la Rábida y Moguer- . Y es que aquí vivían los hermanos Niño que también participaron en la expedición con su carabela La Niña y, además, convencieron a gran parte de sus vecinos marineros para unirse a la empresa de Colón.
Pero si alguien destaca por encima de Colón en Moguer es Juan Ramón Jiménez, que tiene placas y esculturas con trozos de su obra por todo el municipio. La casa donde pasó su infancia y adolescencia fue lo primero que nos encontramos. Hoy es casa-museo y sede de su fundación.
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Casa Museo Zenobia-Juan Ramón |
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Detalle de la placa conmemorativa |
Las calles eran de lo más agradables, limpias y paseables. Y, como hemos dicho, adornadas con estatutas juanramonianas por doquier. En la Plaza del Marqués hay una estatua de Zenobia Campubrí, la mujer de Juan Ramón, además de un personaje interesantísimo y cultísimo, adalid del feminismo en España.
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Plaza del Marqués |
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Estatua de Zenobia Campubrí |
Las esculturas que salpican las calles forman parte del Museo al aire libre "Moguer Escultura".
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Escultura "El Tío de las Vistas" referido a un capítulo de Platero y Yo. |
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Escultura "Platero" |
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Placa con un fragmento de Platero y Yo, con una acertadísima descripción de Moguer. |
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Ayuntamiento de Moguer |
Tanto el Convento de Santa Clara como el Convento de San Francisco, lugares históricos, nos fueron imposibles de visitar por su temprano cierrre. Sí pudimos entrar en la Iglesia de Nuestra Señora de la Granada, levantada sobre un antiguo tempolo mudéjar y del que hoy conserva sólo la torre que a Juan Ramón le parecía "una Giralda vista de lejos".
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Escultura "Darbón", médico de Platero. |
Tampoco tuvimos suerte con la casa natal de Juan Ramón Jiménez, a la que llegamos cuando ya estaba cerrando. Y es que en España, a pesar de las amplísimas horas de luz los monumentos y museos siguen cerrando a las 18, como muy tarde, en verano.
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Casa natal de Juan Ramón Jiménez |
Tan sólo pudimos entrar en el patio unos minutos, y fue una pena porque la casa era preciosa -vivió aquí hasta los 4 años- y además tenía muchísima información interesante de la vida y las costumbres de la época.
Ya dejando Moguer y de camino a Palos a se sucedían en el camino metros y metros de invernaderos y plantaciones de fresones y otras frutas del bosque.
Palos de la Frontera
Ya, por fin, nos tocaba cerrar la tríada de sitios históricos colombinos con Palos de la Frontera, la localidad natal de los hermanos Pinzón e importante villa marinera precisamente hasta el descubrimiento, momento en el que la mayoría de la población emigró al nuevo mundo y el pueblo pasó a dedicarse a actividades agrícolas.
Grandes murales a la entrada de Palos recuerdan que de aquí partió Colón el 3 de agosto de 1492, además de contar también todo lo anteriormente sucedido para ello.
Palos en sí no es muy grande ni especialmente bonito, pero sí tiene unos edificios curiosos, como la colorida fachada de su casa consistorial, remodelada en 2018 con figuras e imágenes relativas, como no, al descubrimiento.
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Fachada del ayuntamiento |
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Otro edificio del ayuntamiento en la Plaza de España |
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