Algarve día 4: Faro e Ilha de Faro
Faro
Ese día íbamos a conocer la capital del Algarve: Faro. Al igual que Tavira ha sabido mantener su esencia a pesar del turismo. Cuenta con una zona histórica done están la mayoría de los monumentos de interés y una zona más nueva donde está el comercio.
Lo primero que nos llamó la atención de camino hacia la zona vieja fue el edificio del Banco de Portugal que, aunque data del siglo XX, es de inspiración morisca.
Después nos dirigimos al Arco da Vila que era una de las antiguas puertas medievales de la ciudad. Por fuera tiene una hornacina con la figura de Santo Tomás Aquino, y por dentro se puede divisar el arco árabe original que formaba parte de las murallas de la ciudad.Exterior del Arco da Vila |
Interior del Arco da Vila |
Desde el campanaria se puede divisar la Laguna de Ría Formosa y telhados de quatro águas como en Tavira.
Después fuimos a la zona más nueva y más comercial, que también era muy agradable. Se componía de casitas bajas y las características aceras amosaicadas portuguesas. Cada calle tenía un mosaico diferente.
Una de las especialidades locales es el arroz con navajas, así que no dudamos en probarlo acompañado de un arroz con bacalao y carne con batatas (Restaurante Á do Pinto: mi crítica en Tripadvisor aquí).
Ilha de Faro
Para terminar el día dedicimos poner rumbo a la playa. Hacía muchísimo calor y apetecía refrescarse. Cogimos el coche y fuimos a la playa de la Ilha de Faro, que, a diferencia de la Ilha de Tavira, es un destino mucho menos turístico y más frecuentado por los locales.
El problema fue encontrar aparcamiento, aquello era imposible: coches aparcados en las aceras, pasando por sitios imposibles, nos costó un buen rato y algún que otro improperio de otros conductores estresados.
La playa no era tan bonita como la de Tavira, pero era más tranquila y el agua también estaba a buena temperatura para un chapuzón refrescante.
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