Tailandia y Camboya: El vuelo
Volando con Lufthansa
¿Quién dijo miedo? Estábamos a punto de embarcarnos en un vuelo de unas 10 horas con una peque de 19 meses con una escala en Frankfurt. Yo tenía mucha fe en que las cosas salieran bien, al fin y al cabo este iba a ser su vuelo nº 11, así que ya teníamos cierta experiencia en vuelos cortos. En el vuelo a Frankfurt nos regalaron un peluche de un avión que le hizo mucha gracia y que nos vino muy bien para algunos tiempos muertos, distracciones...La chica de facturación en Santiago se sorprendió de que nos fuésemos a Bangkok con un bebé ¡y sin carrito!. Pero para nosotros el carrito es más un incordio y con la mochila de porteo vamos a todos los lados.Familia a punto de empezar su viaje al sudeste asiático (y la peque enganchada a la teta ¡cómo no!) |
A las diez de la noche embarcábamos en el inmenso A380, el avión de pasajeros más grande del mundo que ya habíamos visto cargar toda la tarde desde la ventana de la sala de espera. Es una vión de dos pisos, con tres fingers y camiones de catering por todas partes para suplir a un vuelo tan largo. Como íbamos con la pitusa embarcamos de primeros, lo que es un puntazo porque tienes mucho tiempo para acomodarte tranquilamente.
Viendo cargar el avión |
Con la cunita montada |
Lasaña, ensalada y pastelito. |
Arroz con pollo...o algo así (estaba malísimo) |
Al igual que cuando fuimos a Japón, el avión también disponía de una zona de autoservicio con aguas, snacks, zumos...
Snack salados que se ofrecían durante todo el vuelo |
Por la ventana ya se iba viendo cómo había cambiado el paisaje. Volamos por encima de la India y de Myanmar.
Vistas de Myanmair y Tailandia desde el aire |
Visado y entrada al país
Poco antes de aterrizar nos repartieron los formularios de entrada al país donde te piden tus datos personales, nº de vuelo, duración de la estancia, propósito de la misma, etc.Formulario de entrada al país |
En el control de pasaporte te hacen una foto, te registran las huellas y te dan un resguardo del formulario de entrada que debes entregar al abandonar el país.
Una vez en la terminal de llegadas del aeropuerto sacamos dinero en un cajero automático, y ¡nos olvidamos la tarjeta dentro!. El problema fue que al contrario que los cajeros en España el orden de entrega no es primero tarjeta, luego dinero y por último recibo, sino que nos dio el dinero primero y Mr. Knook se pensó que ya había cogido la tarjeta. No nos dimos cuenta hasta llegar al hotel. Por suerte fue sencillo bloquearla a través de la app del banco y cancelarla al volver a España (a través de la app no nos funcionó bien la opción de cancelarla y nos daba la opción de llamar por teléfono, pero no teníamos SIM para ello).
También aprovechamos para cambiar la SIM del teléfono por una local.
Desplazamiento al hotel
Para llegar hasta el hotel utilizamos el transporte público. Cogimos el Airport Rail Link, un tren que conecta el aeropuerto con la ciudad y que tardó una hora aproximadamente en dejarnos en la estación de Paya Thai. Desde Paya Thai cambiamos al tren elevado o BTS Skytrain. Para comprar los tickets tienen máquinas pero la mayoría de ellas tan sólo admite monedas. Se pueden comprar también en las taquillas pero tienen el mismo problema, así que es fundamental llevar efectivo. Hay algunas máquinas que admiten billetes pero no en todas las estaciones. El billete se paga en función de la distancia que vayas a recorrer.
Nosotros tuvimos que hacer un transbordo hasta llegar al hotel y alucinamos con la cantidad de gente, el calor y la humedad (34ºC y casi 100% de humedad).
Nosotros tuvimos que hacer un transbordo hasta llegar al hotel y alucinamos con la cantidad de gente, el calor y la humedad (34ºC y casi 100% de humedad).
Al llegar a la estación de destino aún tuvimos que hacer otros 10 minutos más andando, que con la maleta y las ganas de relajarnos se nos hicieron eternos. Además nos chocó muchísimo ver el mal estado de las aceras (si es que las había), la poca preferencia de los peatones sobre los coches (casi no había pasos de cebra), los cables colgando por las calles, la contaminación...
Casi 4 horas después de aterrizar por fin llegábamos al hotel y pudimos relajarnos (Hotel Siri Sathorn: mi crítica en Tripadvisor aquí). Ya se había hecho de noche (anochecía a las 5 de la tarde) y no teníamos fuerzas para mucho. La peque estaba pasada de rosca total, entre lo poco que había dormido, el cambio horario, etc. Nos duchamos y bajamos a cenar al restaurante del hotel, ya que nos habían invitado a un pad thai (mini, pero algo es algo) y lo completamos pidiendo un curry verde al que me volví adicta desde ese día. El primer bocado me supo picante y super fuerte, pero después me acostumbré enseguida al sabor y me encantó. Ese fue nuestro primer contacto con los sabores típicos tailandeses que son tan difíciles de encontrar en nuestra parte del mundo: galanga, hierba sosa o berenjena guisante, hojas de lima kaffir...
Pad Thai |
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