Este año hemos tenido un verano muy bueno en Galicia y menos mal, porque después de las lluvias de los anteriores estábamos todos deseando poder disfrutar de la playa el máximo tiempo posible. Nuestro lugar de refugio es Muros, en la ría de su mismo nombre, que nos ofrece playa, montaña y paisajes preciosos.
Si el año pasado contábamos con los escasos días buenos este año ha sido al revés, y apenas hemos contado un par de días malos en los que no se pudo ir a la playa.
Uno de esos días aprovechamos para hacer una escapada a Noia, una villa marinera medieval que le pone el segundo nombre a la ría (la ría de Muros y Noia).
Nuestra primera visita fue la Iglesia de Santa María a Nova, una iglesia del siglo XIV de estilo gótico marinero y declarada monumento histórico-artístico nacional. El interés principal de esta iglesia son las lápidas gremiales , que datan de la edad media. Antiguamente se encontraban en el exterior de la iglesia pero ahora se exponen en su interior, permitiendo observar a los visitantes los distintos dibujos con que se identificaba cada gremio (zapateros, carpinteros, sastres...).
Paseamos por sus calles, animadas porque había mercadillo:
Nos pusimos las botas en uno de los restaurantes de la villa (Restaurante Alborés: mi crítica en Tripadvisor aqui). Tras la comida llegamos hasta la Praza do Tapal y visitamos la Iglesia de San Martín, también de estilo gótico marinero, muy bonita tanto por dentro como por fuera.
Para terminar un paseo por la Alameda y otro por la ribera del río antes de despedirnos de la ciudad.
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