El rastro de los incendios

by - 11:08

Una de las cosas que más tristeza me produce es ver cómo año tras años no hay nadie que nos gane en materia de incendios. Desgraciadamente volvemos a ocupar este año el primer ranking en cuanto a número de fuegos. Entre las razones algunos apuntan a la política agraria de la xunta o al abandono del campo, pero lo que prácticamente todo el mundo tiene claro es que la gran mayoría son provocados y los rumores hablan de pirómanos y brigadas antiincendios que no cobran si no hay incendios que apagar. Triste pero cierto.

Nuestro verano los solemos pasar en el pueblecito de Louro, cerca de Muros, y no es la primera vez que tenemos que volvernos a Santiago durante un par de días porque en vez de cielo azul lo que se ve es una niebla gris densa y espesa que no es más que el humo de los incendios de alrededor.

Uno de los peores años que todavía recordamos fue el 2006, en la que Galicia ardió entera consumida por las llamas de cientos de incendios. En los incendios forestales de 2006 ardió Monte Louro, ardió todo el pinar (inmenso) de Ancoradoiro y todavía hoy se pueden ver los daños del fuego y los pequeños pinos que plantaron para intentar repoblar todo. La pena que siento cada vez que lo veo es infinita.

Los dos años anteriores llovió bastante durante todo julio y agosto, así que casi nos habíamos olvidado de esta plaga horrible hasta ese año. Una noche, mientras estábamos tomando algo en la terraza del bar de siempre los vecinos empezaron a oler humo y a decir que había un incendio detrás de las casas. De nuestra casa. Corriendo subimos a casa a cerrar todas las ventanas y volvimos a bajar para ver si podíamos ayudar en algo.

Estaba todo el via crucis ardiendo y la mezcla de las llamas y las cruces era pavorosa,  dándole un aspecto casi satánico. Sentí rabia e impotencia porque una vez más el incendio parecía provocado. Afortunadamente los bomberos ya habían llegado y estaban empezando a apagarlo por abajo, mientras las llamas iban subiendo el monte y se desplazaban a la izquierda, donde había más árboles y maleza.

Al día siguiente el panorama era desolador, y aunque el viacrucis apenas tenía flora salvo unos cuantos arbustos la tierra negra todavía humeante dolía.
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Al día siguiente hubo otro nuevo incendio un poco más lejos, otro en la cosa de enfrente cuyo humó tapó el sol nublando el día y por supuesto muchos otros que no vimos.

El buen tiempo de este año y los fuertes vientos de nordés de los últimos días de agosto me hacen temer que todo se vaya a volver a repetir. Han sido muchos incendios pero parece que la superficie quemada es mucho menor que la de 2006.

Aún así no me entra en la cabeza que siga pasando esto. Es nuestra tierra. No entiendo por que algunos hacen esto, y otros lo permitimos.

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1 comentarios

  1. Por desgracia es el pan de cada verano...en Ourense sufrimos los incendios si o si.

    Este año, por suerte, mi zona no ha ardido (al menos por ahora) y es raro! cada año arde alguna zona del parque natural do Xures!! y te da una impotencia brutal!
    Aun teniendo cada verano las brigadas militares allí...sabemos que arderá...

    Mas de una noche se me han saltado las lágrimas viendo el resplandor rojo en la montaña.

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