Excursión a Allariz, Celanova, Ribadavia y O Carballiño
Las previsiones meteorológicas del puente no eran nada halagüeñas para las provincias costeras, así que decimos hacer una escapadita a la provincia de interior que ofrecía temperaturas veraniegas. Nuestro destino era Allariz, una villa con mucho encanta de la que nos habían hablado muy bien y que todavía no habíamos tenido oportunidad de conocer
El patrimonio histórico de Allariz
Allariz fue declarado conjunto histórico artísitico en 1971, y su casco histórico está perfectamente conservado. Nos dedicamos a pasear sus calles de piedra y a disfrutar la ciudad sin rumbo prefijado.En la Plaza Mayor se encuentra la Iglesia de Santiago, cuyo ábside circular presidía la plaza.
Todas las casas y las calles estaban restauradas, haciendo el paseo de lo más agradable.
Como llegamos a mediodía muchas iglesias y monumentos estaban ya cerrados y sólo pudimos verlos por fuera.
En el Campo da Barreira se encuentra el Real Monasterio de Santa Clara, pero sólo pudimos entrar al Museo de Arte Sacra (gratuito), que guarda dos piezas interesantes. Una de ella es la "Virxe Abrideira", una virgen de factura gótica hecha en marfil que se abre en un tríptico. La otra es la "Cruz de Cristal de Roca", obra maestra de la orfebrería medieval, aunque a mí no me dijo nada. Paramos a comer en un sitio de la zona, que debió de ser un antiguo telar a juzgar por el nombre y la decoración del local, llena de referencias al mundo de la aguja e hilo.
Después de comer dimos un paseo por la ribera del río Arnoia:
Aquí se encuentra el Parque Etnográfico del río Arnoia, formado por varios edificios ahora reconvertidos en museos, que muestran las actividades que se llevaban a cabo antiguamente en cada uno de ellos: molinos, fábricas de telas y curtidorías, etc.
Una brevísima visita a Celanova
Dimos por finalizada la breve visita y nos acercamos hasta Celanova, villa natal de poetas y escritores ilustres como Manuel Curros Enríquez o Celso Emilio Ferreiro. La idea era visitar el Monasterio de San Salvador, pero estaba cerrado, así que nos entretuvimos tomando algo en la Plaza Mayor, situada justo enfrente.Al poco rato abrieron la iglesia, así que pudimos verla por dentro aunque no me llamó mucho la atención. Como había poco más que ver en Celanova pusimos rumbo a Ribadavia.
Ribadavia y la historia
Ribadavia está a orillas del río Avia (de ahí su nombre) y en la comarca do Ribeiro que da nombre a la denominación de origen del conocido viño do Ribeiro. Es muy conocida la Festa da Istoria, una fiesta medieval que se celebra en la localidad cada verano.Nos acercamos primero al Castillo de los condes de Sarmiento, parcialmente destruido pero de gran belleza para mi, que me fascinan los castillos medio en ruinas.
El castillo se puede visitar por dentro, pero estaba ya cerrado. De verdad, no entiendo la manía de cerrar los monumentos a partir de las 6 de la tarde en verano.¿Quién se va a poner a visitar un monumento a pleno sol en Ourense a las 3 de la tarde? En fin...
Del otro lado del castillo hay buenas vistas sobre el río y los valles circundantes.
El casco histórico de Ribadavia no tiene nada que envidiarle al de Allariz, está igual de bien conservado y también es precioso:
Las callejuelas eran estrechas y tenían un ambiente que rezumaba siglos de historia. Tanto en Ribadavia, Allariz o Celanova hubo juderías, algo que en otras partes del país es muy común pero no tanto en Galicia, donde los asentamientos judíos eran escasos en número y población. De hecho Ribadavia tiene su propio Schindler, una mujer llamada Lola Touza que durante la IIGM ayudó a los judíos a escapar hacia Portugal.
La impactante iglesia de la Vera Cruz, en O Carballiño
Para terminar el día pusimos rumbo a O Carballiño, un pequeño pueblo con una impresionante iglesia, la Iglesia de la Vera Cruz, obra del arquitecto Antonio Palacios, encargado de las primeras estaciones del Metro de Madrid y el propio logo, además de otros edificios singulares que se pueden ver en el moderno Madrid de hoy en día. (Para más información podéis leer este artículo).A pesar de que el entorno de la Iglesia le resta bastante encanto, la edificación es impresionante y casi parece salida de un cuento. Las fotos no le hacen justicia y tampoco la pudimos ver por dentro porque ya era bastante tarde y estaba cerrada.
La comida típica de O Carballiño es el pulpo "á feira", no dejando de ser curioso que se considere como el sitio donde mejor se prepara a pesar de ser una ciudad interior, sin mar. A pesar de que nos encanta el pulpo no quisimos probarlo, porque ya habíamos cenado pulpo el día anterior. Carballiño es tierra de emigrantes, quizá por eso los restaurantes mexicanos son aquí más numerosos. Nos decidimos a cenar en uno (La Mexicana: mi crítica en Tripadvisor aquí) y nos deleitamos con cada uno de los platos (pastel azteca, tamales, burritos...) a cada cuál más rico y que pusieron un perfecto final a nuestro día de excursiones.
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