arévalocastilla y leoncastillo de la cocacastillo de la motaespañamedina del camposimancasspaintordesillasvalladolid
Día 2: Simancas, Tordesillas, Medina del Campo
Nos llevamos una sorpresa al despertar. Estaba nevando. Vale que habían anunciado bajada de las temperaturas, que los días de calor de marzo eran anormales pero la nieve era algo con lo que no contábamos. De casualidad y "por si acaso" había metido un par de gorros y guantes, cuánto lo agradecimos. No caían dos o tres copitos, no, nevaba con ganas. Era tal la cantidad de nieve que temíamos tener que quedarnos encerrados en el hotel todo el día. Desayunamos con calma, esperando que parase de nevar. Por fortuna la nieve no cuajaba, así que después de desayunar pudimos coger el coche y echarnos a la carretera para ver algunos paisajes, aunque fueran nevados.
Simancas y Tordesillas
La primera parada fue a los diez minutos, el pueblo de Simancas. Aquí está el Archivo General de Simancas, ubicado en el castillo, que guarda todo tipo de documentos de gobierno de la monarquía hispánica, desde los Reyes Católicos hasta el Régimen Liberal. El Archivo se puede visitar, aunque sólo dos salitas pequeñas que tienen para exposiciones. El resto sólo es accesible para investigadores y otro personal especializado, no para turistas.
La siguiente parada fue en Tordesillas, la localidad en la cual se firmó el Tratado que lleva su nombre, y que repartía el nuevo mundo entre Portugal y España mediante una línea divisoria del Atlántico. Aquí se pueden visitar las Casas del Tratado, un museo con información sobre el mismo, gratuito, aunque no demasiado interesante.
También es aquí donde la Reina Juana I de Castilla, más conocida como Juana la Loca, pasó 46 años de su vida, recluida hasta su muerte en un palacio que ahora ya no existe. Es por ello que se la recuerda con una estatua frente a las Casas del Tratado.
Medina del Campo y el Castillo de la Mota
La siguiente parada fue en Medina del Campo. Esta villa histórica era muy importante antiguamente por su comercio de lana, que se llevaba a cabo en la Plaza Mayor. Hasta dos cañadas reales pasaban por la ciudad. La plaza estaba perfectamente organizada, delimitándose los espacios para cada actividad comercial. Es en esta villa donde muere y testa Isabel la católica, cuya estatua preside la plaza.
Aquí también se encuentra el Castillo de la Mota. Construido en una mota o elevación de terreno, su función era principalmente defensiva. Está hecho con ladrillo rojo, característico de la zona, y en algunas partes podemos observar deformaciones en los muros, debidos a ataques con bolaños. Algunos de estos bolaños se conservan en el interior del castillo. El foso era seco, puesto que en Castilla no abundaba el agua. Los agujeros que se ven en sus muros no son de ataques, sino que eran lugar de apoyo de los andamiajes.
Desde la Torre del Homenaje seguro que hay una bonita vista, pero cuando nosotros llegamos las entradas estaban agotadas, así que nos tuvimos que conformar con hacer la visita general, que incluye el patio de armas, las galerías subterráneas de tiro, la capilla y los exteriores.
La parte interior del Castillo no se conserva tal cual, sino que fue rehabilitada en los años cuarenta por parte de la sección femenina.
Castillo de la Coca y Arévalo
Nuestra siguiente parada fue el Castillo de la Coca. Este castillo pertenece a la Casa de Alba, y tiene una caracterísitca arquitectura gótico-mudejar. No pudimos visitarlo porque sólo se podía con visita guiada, que ya había empezado. La siguiente no nos venía bien porque tendríamos que esperar más de media hora sin nada que hacer y nos impediría llegar a tiempo a Valladolid para ver las famosas procesiones.
Ya que estábamos en la provincia de Segovia, aprovechamos para acercarnos hasta Arévalo, ya en la provincia de Ávila, que cuenta con otro famoso castillo. Sería por castillos en Castilla.
Árevalo es una ciudad pequeñita de gran importancia política antiguamente. En ella pasó parte de su juventud Isabel la Católica. Tiene monumentos e iglesias, no en vano está declarada conjunto histórico-artístico, pero nosotros hicimos una rápida visita porque el tiempo no daba para más.
Las procesiones en Valladolid
Cuando llegamos a Valladolid todos los alrededores de la Plaza Mayor y las calles por donde transcurrían las procesiones estaban atestadas de gente. Lo que me indignó es que las gradas estaban vacías y no permitían subirse, así que estábamos todos malamente viendo los pasos por detrás de los montajes de metal. Intentamos movernos hacia la calle, allí por lo menos no había gradas, pero había muchísima gente. El silencio era absoluto, sólo se oían los tambores y las trompetas de los pasos. Medio Valladolid estaba procesionando, el otro medio lo estaba viendo.
La procesión era enorme. Después de un rato largo viendo los pasos nos fuimos a cenar. Esta vez elegimos un restaurante de tapas del que hablaban muy bien: Los Zagales.
Estaba lleno a rebosar y temíamos no encontrar sitio, pero después nos fijamos que las mesas estaban libres. La gente tomaba las tapas de pie, porque en mesa cobraban un poquito más. A nosotros nos dio igual, estábamos cansados y nos apetecía sentarnos.
Estaba lleno a rebosar y temíamos no encontrar sitio, pero después nos fijamos que las mesas estaban libres. La gente tomaba las tapas de pie, porque en mesa cobraban un poquito más. A nosotros nos dio igual, estábamos cansados y nos apetecía sentarnos.
La comida tenía una pinta increíble, incluidos los nombres. Muchas de sus tapas fueron ganadoras o finalistas del concurso nacional de tapas.
Estas fueron algunas de las tapas que probamos:
Tigretostón (el único del que tengo foto): un rollo de pan de centeno negro relleno de pasta de morcilla y queso.
Obama en la casa blanca: Un recipiente blanco en forma de huevo que dentro tenía una base de hojaldre con huevo, patatas y setas que estaba riquísimo.
La bolsa del pan: un minibocadillo que venía envuelto en obulato (la bolsa) elaborado con harina de arroz y que por supuesto se comía.
Pero además de los pinchos las raciones también estaban exquisitas, principalmente las croquetas de la abuela y los huevos rotos con jijas.
Cuando salimos de cenar estaba terminando la procesión.
0 comentarios