Día 4: Tordesillas y Zamora
Tordesillas y el Real Monasterio de Santa Clara
El último día de nuestras vacaciones de Semana Santa. Nuestra intención era ir a Zamora, pero antes hicimos una parada de nuevo en Tordesillas. Nos habíamos quedado con las ganas de visitar el Real Monasterio de Santa Clara el viernes, y hoy estaba abierto. El tiempo acompañaba, así que pudimos apreciar mejor la vista del puente sobre el río Duero.
La visita es guiada y te enseñan algunos de los restos del original palacio mudéjar. También nos enseñaron el refectorio y la iglesia. La iglesia ya la habíamos visto el viernes, pero no fue lo mismo. Esta vez estaba bien iluminada y pudimos ver la impresionante armadura mudéjar encima de la capilla mayor y la bonita capilla de los Saldaña. No lo puedo enseñar porque no dejaban hacer fotos.
Al salir atravesamos la Plaza Mayor, donde se estaba celebrando la procesión del Encuentro.
Zamora
Zamora fue la última parada del viaje. Yo ya había estado hacía tiempo, pero no me acordaba de nada. Lo primero que quisimos ver fue la catedral, pero no nos daban entrada hasta las 14:15. El cimborrio de la catedral es el elemento más llamativo y original de la misma, tiene influencias bizantinas y está recubierto de escamas de piedra.
Para hacer tiempo visitamos el Castillo de Zamora, justo al lado. Es un antiguo castillo del que se conserva su perímetro, pero que está al aire libre y es gratuito. En su interior se podían ver esculturas. A mí me gustó mucho y me lo pasé pipa subiendo a las torres y explorando.
Además desde lo alto había preciosas vistas de la catedral y del Parque del Castillo.
Cuando dieron las dos de la tarde se empezó a oir un silbato, supusimos que para que la gente fuera saliendo. A mí aún me quedaba otra torre por explorar y no me di por aludida. Para cuando bajamos la puerta estaba cerrada y tuvimos que abrirla nosotros porque la persona de la entrada había entrado a buscar a los rezagados. Algunos aprovecharon para colarse, a pesar de advertirles que estaba cerrado.
La catedral por dentro era impresionante. Pequeñita pero muy bonita, desde las rejas, al coro y el retablo mayor. Y el cimborrio también, claro. Para poder sacar fotos había que pagar, así que no tenemos fotos del interior.
Para reponer fuerzas antes de emprender el camino de vuelta a casa nos comimos un arroz a la zamorana.
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