País Vasco día 3: San Sebastián
Un día intenso en San Sebastián
Por fin iba a llegar uno de los días que más deseábamos: la visita a San Sebastián, la Bella Easo. Lo de la Bella Easo le viene porque antiguamente se creía que la antigua ciudad romana de Oiasso o Easo se encontraba aquí. Hoy se sabe que no es verdad y se cree que esta ciudad se hallaba en Irún. En cualquier caso San Sebastián merece mucho la pena. Madrugamos mucho para aprovechar todo el día y falta nos hizo, ¡tiene mucho que ofrecer!.Según aparcamos nos encontramos con la playa, ya llena de gente para lo temprano que era |
Encontrar sitio para aparcar el coche en esas fechas era, obviamente, complicado, así que acabamos dejándolo en un parking que nos cobró más de 30€. Ya nos quedaba claro que San Sebastián es la niña bonita de Euskadi. Según salimos del aparcamiento nos topamos con la oficina de turismo, así que a ella acudimos para que nos diera un par de recomendaciones sobre qué visitar.
Visitando el casco viejo
El casco viejo estaba limpísimo, cosa que nos sorprendió muy gratamente. La disposición de las calles, perfectamente trazadas, también nos gustó. Era muy fácil moverse por allí, y la uniformidad de los tonos de las fachadas y las calles le daba mucho empaque al conjunto. Lo primero que nos llamó la atención, después de la playa, fue el ayuntamiento. Desde luego, el edificio es singular, se trataba de un antiguo casino que cerró con la prohibición del juego en 1924 y se convirtió sede de la municipalidad en 1945.El ayuntamiento, desde el paseo. |
Ayuntamiento de Donostia, antiguo casino. |
Calle del 31 de agosto |
Iglesia de Santa María, en el extremo de la calle |
La colorida Plaza de la Constitución |
Numeración de palcos en las ventanas |
Calles de Donostia |
Museo San Telmo
Decidimos acercarnos al Museo de San Telmo, museo etnográfico donde se expone la historia vasca. Hace un recorrido desde los primeros asentamientos hasta la época actual, tocando temas muy interesantes como la época de los descubrimientos, la industria vasca, las costumbres y, por último, la pintura.Exterior del Museo de San Telmo |
Interior de la Iglesia de San Telmo. |
Exposición sobre la época de los descubrimientos |
Claustro |
Sala de pinturas |
Pintxos y más pintxos
Como estábamos en la ciudad del pintxo por excelencia, sí, comimos a base de pintxos y nos pusimos las botas. Había muchísimos sitios, a cada cual más apetecible. Nosotros acabamos entrando en el que más fácil nos resultó encontrar sitio para todos, porque, además, al ir con el carrito de bebé la cosa se complicaba bastante (Nagusia Lau: mi crítica en Tripadvisor aquí).Bahía de La Concha
Después de la comida nos dedicamos a pasear todo lo largo de la playa de La Concha. El sol iba y venía entre las nubes, pero la temperatura era muy buena y apetecía darse un baño. Como había muchas cosas que queríamos hacer lo pospusimos hasta más tarde (y al final sólo nos mojamos los pies).Vista de la playa de la Concha |
Más o menos en la mitad de la playa se encuentra el Palacio de Miramar, que sirvió como palacio real para el veraneo de la familia de Alfonso XII. Lo mandó construir la reina María Cristina, su mujer, en estilo inglés. Hoy en día se puede visitar, pero nosotros preferimos verlo sólo por fuera.
Al final del paseo y de la Playa de Ondarreta, se encuentra el archiconocido Peine del Viento, un conjunto de esculturas de Eduardo Chillida, uno de los escultores más señeros del País Vasco.
Playa de Ondarreta |
Lo que no nos gustó es que la parte del paseo de piedra de granito fue un infierno para el carro. Está hecho como adoquinado y fue un suplicio pasar por allí con él. A la pobre niña la metimos en la mochila y el carro lo dejamos a mitad de camino porque íbamos a paso de tortuga para poder llegar. Mientras unos disfrutábamos del paisaje y hacíamos foto, otro guardaba el carro. Después nos turnamos.
Subida al Monte Igueldo
No entraba en nuestras previsiones pero todo el mundo nos recomendó visitar la cima del Monte Igeldo. Y como yo no desprecio nunca la posibilidad de montar en funicular, porque me hace mucha gracia, allá que fuimos. A mis suegros no les hizo tanta gracia y subieron con un poco de miedo, ¡era la primera vez que montaban en funicular!. No tuvimos ningún problema para subir con el carrito, es bastante accesible. Si se viene en coche ¡ojo!, para subir hasta arriba hay que pagar peaje.La subida vale la pena para ver toda la bahía de la Concha desde lo alto ¡espectacular!
Vistas desde la cima |
Disfrutando de las vistas |
Bajada al funicular y entrada al parque de atracciones |
Zona nueva
Por último, decidimos pasear por la zona nueva, que también nos encantó. Primero paramos en la Catedral del Buen Pastor, que sólo pudimos ver por fuera porque a esas horas ya estaba cerrada.Torre gótica de la catedral |
Plaza del Buen Pastor |
Llegamos hasta el Plaza Gipuzkoa, un tranquilo espacio verde en el corazón de la ciudad. Aquí encontramos un reloj de flores, el templete meteorológico de mármol, árboles y otros elementos que hacían de esta pequeña plaza un lugar muy agradable y verde.
Plaza Gipuzkoa y el templete meteorológico, a la izquierda. |
Teatro Victoria Eugenia |
Kursaal |
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