País Vasco día 1: Bilbao (Casco viejo y Guggenheim)

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Parque de Doña Casilda

El primer día en Bilbao lo comenzamos paseando por el Parque de Doña Casilda, un jardín de estilo inglés muy agradable, en el que se encuentra también el Museo de Bellas Artes, que visitaríamos un poco más adelante ese día.
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Una de las entradas al parque
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Fuente del parque 
No había mucha gente por el parque a esas horas, y nos llamó mucho la atención las fachadas de los edificios de los alrededores, cada uno en un estilo diferente:
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A poca distancia de allí se encuentra el Museo Guggenheim, que visitamos por fuera primero (la visita al interior tocaría por la tarde). Esta zona sí que estaba mucho más llena de turistas, todos intentando sacarse la foto de rigor con Puppy, la escultura del perro terrier de Jeff Koons.
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Pose con Puppy por segunda vez
De allí seguimos el curso del río Nervión y cruzamos el Puente Zubiburi hasta llegar al Ayuntamiento.
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La ría y el Puente Zubizuri, de Calatrava.
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Ayuntamiento de Bilbao

Casco Viejo

En nuestra anterior visita tan sólo habíamos tenido oportunidad de visitar el Guggenheim, así que teníamos muchas ganas de conocer el casco antiguo. Sin embargo me decepcionó un poco, porque me lo esperaba más impresionante. Es bonito para pasear, pero es muy pequeño y bastante "nuevo". Le faltaba como cierto encanto, o yo me había imaginado que iba a ser una ciudad vieja del estilo de Santiago o Salamanca y nada más lejos de la realidad.
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Llegamos hasta el Mercado de la Ribiera y allí hicimos un alto para hacer una toma con la peque, pero mientras estábamos en ello se puso a llover muchísimo, así que no nos quedó otro remedio que parar a tomar algo. Sin embago lo que pensábamos que iba a ser un momentito se convirtió en un par de horas, ya que la lluvia no cesaba. Al final acabamos comiendo allí, a base de pintxos.
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Mercado de la Ribiera
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El problema fue que a todo el mundo le pasó lo mismo y encontrar un sitio fue difícil, y más con un carrito de bebé. Tardamos casi una hora en conseguir mesa pero luego lo pasamos muy bien probando los diferentes pintxos y esperando que escampara.
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Pequeño susto en el tranvía

Cuando por fin amainó un poco decidimos salir a coger el tranvía para vover al Guggenheim, ya que con la lluvia y el carrito era inviable volver andando. Miramos en internet el tranvía que debíamos coger y nos dirigimos a la parada. Cuando apareció el tranvía nos subimos, tras haber sacado el correspondiente ticket. Sin embargo, nada más subir, una chica nos dijo que nos bajásemos, que ese no era el tranvía. Yo no le iba a hacer mucho caso, pero mis suegros se bajaron y otros pasajeros también, así que no me quedó más remedio, porque si no los dejaba en tierra. El caso es que hablando después con la chica resultó que se había confundido y ese sí que era el tranvía correcto. Imaginaos nuestras caras... Pero lo peor vino justo después, cuando la otra familia que se había bajado se dio cuenta que su hija de 3 años ¡se había quedado dentro! El padre se puso a correr desesperado detrás del tranvía, la madre estaba asustadísima, Mr. Knook llamó a emergencias...Tras unos angustiosos minutos apareció el padre con la criatura: los pasajeros se habían dado cuenta y estaban esperando en la parada siguiente ¡menos mal!. Eso sí, la cara de la chica que nos hizo bajar era un poema, no sabía donde meterse. La pobre lo hizo con buena intención pero no podía haber salido peor :(

Museo Guggenheim

Entramos en el Guggenheim para que mis suegros lo conociesen por dentro. Mr. Knook y yo queríamos visitar la exposición de Joanna Vasconcelos, artista que habíamos conocido en nuestra visita a Lisboa y que nos había encantado. En el exterior del museo ya te daba la bienvenida un enorme gallo portugués, obra de esta genial creadora.
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Pieza de la exposición de Joana Vasconcelos
En el interior se exponían piezas muy interesantes y divertidas, pero no estaba permitido hacer fotos, tan sólo al enorme bicho que colgaba de las paredes.
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Colas para la entrada a la exposición
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Museo de Bellas Artes

Para rematar el día Mr. Knook y yo (y la peque, claro) fuimos a visitar el Museo de Bellas Artes, que no sé por qué ese día era gratis. Mientras, los abuelos se fueron a descansar al hotel. Al llegar cenamos todos juntos allí mismo, en el propio restaurante del hotel, mientras planificábamos el día siguiente.

El Museo de Bellas Artes contiene una importante colección de pintura española y, por supuesto, la mayor colección de artistas vascos, además de obras de la escuela flamenca y holandesa. Se trata de uno de los museos más señeros del país.
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Fachada principal del museo
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Patio interior

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