Marrakech día 3: La zona nueva
Después del tute que nos habíamos pegado el día anterior, habíamos decidimos tomarnos el día más en plan relax. Nos levantamos un poco más tarde y desayunamos en el patio del riad, ya que el día estaba nublado y la opción de desayunar en la terraza no era la más adecuada. Esta vez se olvidaron de ponernos el huevo cocido, y nos preguntaron si queríamos el té azucarado o no. Mr. Knook ve cielo abierto y se pide uno sin azúcar, porque aunque el original es con azúcar, puede ser muy dulce si no estás acostumbrado.
Guéliz e Hivernage
A las 10 salimos del riad y nos dirigimos hacia la Mezquita de la Koutubia, apartándonos de la Medina. Hoy exploraríamos el Marrakech más moderno: las zonas de Guéliz e Hivernage. El cielo estaba bastante nublado y la temperatura era bastante fresca. Echamos de menos el sol del día anterior. En el recorrido hacia la Koutubia a mi madre le llamó la atención una palmera, hasta que nos dimos cuenta de que era una antena de telefonía camuflada!Atravesamos los Jardines de la Koutubia, y a la salida nos encontramos con un guía oficial que nos preguntó si necesitábamos sus servicios y alabó mi tatuaje de henna. Era el primer guía que veía. Por lo visto ahora tienen todo el tema muy controlado. No teníamos necesidad de guía ese día, así que denegamos su invitación amablemente y nos dedicamos a explorar los alrededores de la mezquita.
Rodeamos las murallas de la Medina, tan características, y nos perdimos sin rumbo por las calles.
Guéliz, la ville nouvelle, no se construyó hasta principios del siglo XX, cuando los franceses empezaron a gobernar la ciudad y quisieron apartarse de la Medina. Hivernage es un barrio al sur de Guéliz, y la primera zona que visitamos. El ambiente es muy diferente al de la medina. Las calles son anchas y decoradas con olivos, hay poca gente en la calle y nadie te agobia ofreciéndote nada. Las casas y los edificios son muy modernos, pero siguen teniendo ese característico color por el que la llaman "La ciudad roja".
En estas zonas no hay mucho que ver, es muy parecida a cualquier ciudad europea. Decidimos ir andando hasta los Jardines Majorelle, pero tomándonoslo con calma, para ver si despejaba el día mientras tanto. De camino nos encontramos a un señor con un pavo real en brazos por el medio de la carretera y de los coches, y aunque llegamos tarde a hacer la foto, era bastante sorprendente visto en vivo y en directo. Sobre todo por el impresionante color azul del pavo.
El Jardín Majorelle
Cuando llegamos al Jardín Majorelle ya empezaba a despuntar el día, aunque los rayos de sol apenas calentaban. Aún así pudimos disfrutar del jardín con sol. Este jardín botánico fue diseñado por el pintor francés Jacques Majorell y años después fue rescatado del olvido por Yves Saint-Laurent. Es un vergel con multitud de plantas: bambú, cactus, buganvillas rosas y sobre todo, el predominante color "azul majorelle". Sin duda una visita muy recomendable y diferente.Después de disfrutar del jardín repusimos fuerzas en un café cercano (Kaowa: mi crítica en Tripadvisor aquí) donde dimos cuenta de unas deliciosas quiches de berenjena y calabacín y probamos también los briouats con diferentes rellenos (espinacas, queso y carne).
Paseo en calesa
Para volver a la Medina nos decidimos por coger una calesa. Estábamos muy cansados para volver a pie y el paseo en calesa es de las cosas que recomiendan. Desafortunadamente regateamos tan mal que nos tomaron el pelo, para variar. En teoría un paseo en calesa debería valer como mucho unos 20€ por dos horas de paseo recorriendo la muralla, viendo las puertas y demás. A nosotros nos cobraron eso mismo por media hora de paseo y que nos dejaran en la Plaza... Pero estábamos tan cansados y te lían tanto (que si recorrido de una hora visitando esto, de dos horas visitando lo otro, de media hora viendo sólo esto y esto...) que fue lo mejor que pudimos sacar.La verdad es que el paseo en calesa no me gustó mucho. La calesa era de esas super horteras (aunque las había peores, completamente adornadas de cascabeles) y el recorrido por el medio de la carretera no era para nada bonito.
Cuando nos acercamos a la Medina ya empezó a tener más interés, viendo la muralla y las puertas, pero tampoco lo recomendaría, sinceramente.
Puerta de entrada a la Medina |
Puerta de Bab Agnaou |
Otra puerta |
Hicimos una breve parada en el riad para acordar el precio de la excursión del día siguiente a Essaouira. Nos propusieron un precio de 38€ por persona en un taxi a nuestra entera disposición durante todo el día. Al final pagamos 34€/persona y quedamos al día siguiente para la 8 de la mañana.
Visita al Centro Artesanal
Teníamos planeado acercarnos hasta los Jardines de la Menara, pero como quedaba algo lejos y estábamos bastante cansados nos decidimos por algo más cercano y pusimos rumbo al Centro Artesanal.Desde el primer día nos había llamado la atención que los autobuses eran Alsa, y sus paradas, mucho más bonitas que las nuestras:
El Centro Artesanal prometía compras de productos típicos sin regatear, pero al final todo era mucho más caro. Aquí tenían todo lo que se vendía en los zocos: jaboneras, tajines, lámparas, alfombras, chilabas, platos, vasos, teteras...
Algunos también de dudoso gusto, como los que se exponían en la segunda planta, creación de diseñadores marroquíes.
Sí, son sillas y mesas de aliens. Sin comentarios... |
A esa hora las calles empezaban a llenarse de gente, y nosotros decidimos ir a algún café chulo para descansar y relajarnos.
Relax en el Café des Épices
En realidad lo que hicimos fue deshacer el camino hasta la Plaza, como siempre abarrotada:Ya puestos fuimos hasta la Plaza de las Especias, a uno de los cafés que llevábamos anotados en nuestra guía (Café des Épices: mi crítica en Tripadvisor aquí).
Este café tiene una terraza con unas vistas fenomenales, alcanzábamos a ver incluso las montañas nevadas del Atlas. Pero estaba anocheciendo y empezaba a refrescar, así que después de las fotos de rigor nos acomodamos en el primer piso y nos calentamos con un té a la menta.
Una cena en un local típico
Aunque los locales más turísticos eran preciosos y no especialmente caros (precios europeos, eso sí), decidimos cenar en un local más tipico que suelen recomendar en algún foro (Restaurante El Bahja: mi crítica en Tripadvisor aquí).Aquí la especialidad eran las carnes a la brasa y la casquería. Mi madre y Mr. Knook probaron riñones e hígado de cordero y las salchichas típicas marroquíes. Como no me gusta nada de eso me pedí un tajín de pollo con verduras. La verdad es que era un sitio donde apenas había turistas y los precios eran locales (unos 4€ cada plato). Nosotros pagamos al final 12€ en total por 3 personas.
Al terminar la cena mi madre dijo que le apetecía una copa, así que subimos a la terraza del Café de France, pero allí no servían alcohol. Fuimos a otra cafetería y tampoco. Cuando le preguntamos a uno de los señores de la puerta nos dijo que en toda la Medina no se servía alcohol (algo que ya habíamos comprobado que no era cierto) y que tendríamos que salir a la zona nueva. Entonces apareció un chico intentando vendernos un local para cenar, y cuando le dijimos que ya habíamos cenado y lo que buscábamos, nos llevó a otro local muy cercano donde sí servían alcohol. Por supuesto nos pidió una propina a cambio. El restaurante (Le Marrackhi: mi crítica en Tripadvisor aquí) era uno de los restaurantes que se recomendaba mucho antes, pero que parece que ahora está de capa caída en cuanto al tema de comida. De cualquier forma para tomar algo tampoco importaba mucho y la verdad es que tenía un ambiente muy chulo, todo decorado con velas y hasta con unas (mediocres) bailarinas de vientre que sabían perfectamente que su mejor "presa" eran los señores mayores.
El pobre señor al que se le ocurrió meterle billetes en el sujetador de una de las bailarinas no sabía que se iba a convertir en el objetivo de las demás para ver si tenían la misma suerte xDD
Y conmigo rogando que nos volviésemos al riad porque estaba muerta de sueño, dimos por concluido nuestro tercer día en Marrakech.
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