Marrakech día 1: Conociendo la Medina
Llegada a Marruecos
Nos levantamos a las 06:30 para que nos diese tiempo a desayunar y coger el transfer de las 07:45. El desayuno del hotel está bien y abre a partir de las 06:00, así que nos dio tiempo a desayunar tranquilamente y evitamos los sobreprecios del aeropuerto. Al contrario que el día anterior esta vez el transfer apenas tarda 15 minutos en acercarnos a la terminal de salidas, así que a las 08:00 ya estamos allí, a pesar de que el vuelo no sale hasta las 10:30. Nos sobra mucho tiempo, pero la verdad es que no nos quisimos arriesgar a coger el transfer de las 8:30 sabiendo lo que habían tardado en recogernos y trasladarnos al hotel el día anterior.Una vez pasado el control de seguridad (que por cierto, por despiste, pasé con un estuche de manicura con tijeras inlcuidas en todos y cada uno de los vuelos y nadie me dijo nada) hacemos tiempo en las tiendas duty free. El vuelo aparece como retrasado y nos enteramos de que tenemos prioridad de embarque por la asignación de asientos (a pesar de que no íbamos en ninguna salida de emergencia...)
Por fin aterrizamos en Marrakech a las 13:00 horas locales (cuando deberíamos haberlo hecho a las 12:00). Nada más salir del avión y entrar en la terminal nos encontramos con el control de pasaportes. Para pasarlo hay que rellenar un formulario que se llama "tarjeta de desembarque/embarque" cubriendo los datos personales, vuelo de procedencia, etc. Tardamos más de una hora en pasar el control y hasta nos obligaron a cambiar de fila porque el funcionario de turno iba muy lento, pero por fin teníamos nuestro sellito en el pasaporte que nos permitía entrar al país.
Al salir ya nos estaban esperando con el típico cartelito con mi nombre para llevarnos al riad. El señor apenas hablaba inglés, y como nosotros no hablamos árabe toda la conversación se desarrolló en francés, lo que me vino muy bien para practicar, especialmente porque tuve que traducirle a Mr. Knook, que apenas sabe algunas palabras. El trayecto en coche duró unos 15 minutos y mientras nos fue diciendo qué era lo que íbamos viendo: los jardines, la mezquita, etc. El riad (Riad Lakhdar: mi crítica en Tripadvisor aquí) estaba en una calle principal, así que iba a ser fácil localizarlo después. Al llegar al riad nos llevaron hasta el patio. Allí nos hicieron cubrir otro papel, similar al del aeropuerto, con nuestros datos personales. Nos ofrecieron té con menta (té moruno) y nos enseñaron todo el riad: terraza, primera planta y planta baja, junto al patio, donde se encontraban nuestras habitaciones. El patio tenía dos naranjos y el olor a azahar inundaba el ambiente. En ese momento lo tenían tapado con una lona transparente para evitar el frío por las noches. Nuestras habitaciones eran las más grandes de todo el riad y las mejores decoradas (con el azulejo típico), pero estaban en la planta baja y daban al patio, así que eran poco íntimas.
Explorando la Medina de Marrakech
Estábamos ya ansiosos por descubrir la ciudad, así que tras dejar las maletas en la habitación y aligerarnos de ropa nos fuimos a explorar.La primera prueba fue cruzar la calle, el tráfico era caótico y no había semáforos ni pasos de peatones. La gente directamente se lanzaba a la carretera y los coches paraban. Este sistema ya lo habíamos puesto en práctica Mr. Knook y yo en algún país, pero mi madre no y tenía pavor, así que como ella no cruzaba los coches no paraban. Cuando reunía el valor suficiente para cruzar lo hacía rapidísimo, como si estuvieran a punto de atropellarla. [Tip: Lo mejor es lanzarse sin pensar como hacen ellos, si te ven en la carretera paran, y si no pues aprovechar cuando cruce algún local y cruzar con él, que era la táctica de mi madre.]
Dejamos atrás las carreteras y nos metimos por uno de los arcos de la Medina y nos perdimos por las callejuelas. Nuestros ojos registraban los miles de colores, las caras, los olores...
Superalcachofas. Todas las frutas y verduras tenían pintaza. |
Las vistas desde la terraza no es que sean impresionantes, y tampoco hay sitio para comer arriba cómodos, pero en la primera planta hay un sitio ideal, con libros varios a los que echamos un ojo (especialmente los de comida marroquí) mientras esperamos por la comida.
Pedimos el tajine de cordero y ciruelas, sopa harira y taboulé. La verdad es que para ser un sitio en el que entramos al tuntún estaba todo muy bueno, aunque tardaron bastante en servirnos.
Harira y Tabulé |
Tajine de cordero y ciruelas con cus cús. |
De camino paramos en el típico puesto de pastas tradicionales marroquíes, que a mi no me entusiasman mucho, pero sí a mi madre y a Mr. Knook.
Zocos
Al norte de la plaza nos metimos por las calles de los zocos o souks. A pesar de que se vende casi todo en cualquier parte, la zona está más o menos organizado por mercaderías (pieles, alfombras, joyas, etc) y cada zoco tiene un nombre. Nosotros nos perdimos sin rumbo y nos entretuvimos mirando la variedad de objetos multicolores. Yo me compré unas jaboneras que regatée bastante bien (el resto del viaje me timarán de lo lindo...) y mi madre picó con una tela. [Tip: Lo normal es pagar 3 veces menos de lo que te piden y de ahí para abajo, dependiendo de tus dotes para el regateo. Ellos se harán los ofendidos, pero es mentira, deja tus sentimientos a un lado.]Tienda especializada en la venta de lámparas |
Letrero indicador en medio del zoco (de los poquísimos que hay). |
Las típicas callejuelas a medios asfaltar |
Más puestos de lámparas y otros objetos de latón |
El típico supermercado de barrio de toda la vida |
Naranjas frescas en los puestos callejeros |
Caminando llegamos hasta la Madrasa de Ben Youssef, pero apenas teníamos una hora escasa para verla, porque cerraban a las 18:00, así que decidimos dejarlo para el día siguiente y deshicimos el camino metiéndonos de nuevo por los zocos.
Las calles cercanas a la Plaza de Jemaa El Fna se iban llenando de gente, y entre la gente y la cantidad de motos que pasan todo el rato se hacía difícil moverse.
Hicimos una parada breve en el Café de France de la Plaza, para subir hasta la terraza y admirar las vistas. No nos queríamos parar para aprovechar los últimos rayos de sol, que ya empezaba a ponerse en el horizonte.
Vistas desde el Café de France |
La Mezquita de la Koutubia
La Mezquita de la Koutubia dominaba todo el paisaje, no en vano su minarete es el edificio más alto de todo Marrakech y es la principal mezquita de la ciudad. Su construcción se inició durante el Imperio almohade, y su almenar fue el referente de la Giralda de Sevilla. El exterior de la torre estaba en origen cubierto de pinturas y mosaicos, pero a día de hoy sólo se conserva una franja de azulejos verdes en la parte superior.Al contrario que en otros países, en Marruecos no se permite la entrada de no musulmanes a lugares sagrados, por lo que no es posible visitar ninguna Mezquita.
Cinco veces al día se oye el adhan, la llamada al oración, desde los minaretes de las diferentes mezquitas. Una de ellas se hace a la puesta del sol, así que cuando se pusieron a llamar estábamos justo al lado, aunque sólo me dio tiempo a grabar la última parte de la llamada:
Cena en el Riad
Estábamos ya bastante cansados, anochecía y empieza a refrescar, pero todavía era temprano (las 19:30). Decidimos volver al riad para abrigarnos pero ya no salimos porque decidimos comer allí. Estábamos bastante hechos polvo como para buscar restaurantes, así que cuando nos ofrecieron prepararnos la cena nos pareció ideal. La cena nos la servirían a las 9:00, así que hicimos tiempo relajándonos por los distintos rincones del riad.Comedor en uno de los laterales del patio |
Entrada desde el patio a una de las habitaciones |
Primera planta |
Una de las habitaciones |
Detalle de la ventana de una de las habitaciones y la otra habitación en frente. |
Salón del primer piso |
Hambrientos esperando la cena |
Chimenea encendida |
Detalle de una de las sillas |
Detalle del techo y lámpara del comedor |
Ensalada marroquí |
Pan típico |
Tajine de kefta (albóndigas) con huevo |
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