Día 3: Cueva de Valporquero, Astorga y Peñalba de Santiago
La Cueva de Valporquero
A pesar de todos nuestros planes las circunstancias (horarios especialmente) nos obligaron varias veces a hacer cambios en el itinerario. Especialmente este día. Casi de casualidad nos enteramos de que había una maratón e iban a cerrar algunas calles. Lo que más nos afectaba a nosotros era que si queríamos sacar el coche del parking lo teníamos que hacer antes de las 9:30 de la mañana, porque después no se podría.
Teníamos entradas para la Cueva de Valporquero a las 11:30, así que no nos quedó otro remedio que madrugar para poder sacar el coche y al final llegamos a las cuevas a las 10:30. En las taquillas preguntamos si podíamos entrar en el turno de las 10:30, y nos dijeron que no había problema, pero que la visita era más corta porque no se visitaban algunas salas. No nos importó, no teníamos nada que hacer y hacía frío!!!
Nos recomendaron subir al Mirador de la Atalaya, para ver las vistas del valle y la cordillera cantábrica.
Astorga
Tras la cueva nos acercamos hasta Astorga. Allí teníamos pensado visitar el Palacio Episcopal, diseñado por Gaudí, pero cerraba a las 14:00, así que ya no nos dejaron entrar, sólo lo pudimos ver por fuera.
Esto nos volvió a trastocar los planes. Teníamos pensado estar toda la tarde en Astorga, pero con el Palacio y la catedral cerradas no valía la pena. Así que decidimos ir a comer y después ir a visitar otra cosa.
Ya que estábamos en Astorga nos tomamos un cocido maragato, muy rico!
El encantador pueblo de Peñalba de Santiago
Por la tarde decidimos acercarnos hasta Peñalba de Santiago, un pueblecito muy chulo en lo alto de la montaña. Era ya la tercera vez que lo visitaba, pero quería enseñárselo a Mr. Knook, que a pesar de haber nacido casi al lado nunca lo había visto. Al llegar a lo alto se puso a nevar como nunca había visto. Así que sólo tuvimos tiempo para dar un corto paseo por el miedo a quedar atrapados y no poder bajar, a pesar de que llevábamos cadenas en el coche por si acaso. El pueblo estaba muy arreglado, muy diferente a la última vez que estuve, hacía ya más de diez años.
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