Burdeos día 1: Llegada y visita

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 Destino Burdeos

El último de los destinos directos anunciados por Ryanair desde Santiago que aprovechamos fue a la preciosa ciudad de Burdeos, a la que dedicamos 4 días. La ciudad del vino con su omnipresente Garona nos encantó. Es una ciudad muy paseable y muy tranquila, genial para unas vacaciones pausadas con dos niñas pequeñas (1 y 4 años), sus padres y sus abuelos.
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Aunque había prevista huelga de personal de tierra de Ryanair al final no tuvimos ningún problema y aterrizamos puntuales a las 13:30. Ya desde el aire el río Garona se divisa desde antes de llegar y llama la atención por su anchura y su caudal. Este río nace en los pirineos españoles del que recibe sus aguas de deshielo, así como del macizo central francés y de más de diez afluentes a lo largo de su recorrido. 
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El Garona desde el aire

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Llegando a Burdeos, con el hipódromo a la derecha y el Garona al fondo.
Desde el aeropuerto hubo que tomar el autobús nº1 hasta el centro y allí hacer un trasbordo. El bus nos dejó en la Place du 11 novembre, justo delante del Monument aux Morts de la guerre 14-18 donde se encuentra también la Iglesia de San Bruno. Tanto el nombre de la plaza como el monumento conmemoran el fin de la Gran Guerra (luego la Primera Guerra Mundial).
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Monumento a los muertos en foto torcida
Desde allí tomamos un tranvía de la línea A (que nos costó bastante encontrar, todo sea dicho) hasta el otro lado del río, donde se encontraba nuestro hotel (Ibis Budget Centre Bastide: mi crítica en Tripadvisor aquí). El hotel se encuentra en el barrio de Bastide, un barrio bohemio lleno de estudiantes y bares pero de lo más tranquilo. Es de lo más básico, pero cumple la función. Al final, yendo con niños, es difícil encontrar habitaciones triples así que hay que amoldarse a lo que hay. Lo bueno es que al lado hay una panadería increíble así que cogimos unas empanadas y unos bocatas y comimos en la habitación para no perder más tiempo (los restaurantes a esa hora ya estaban más que cerrados).

Luego nos fuimosa explorar la ciudad. El tiempo era espectacular. A pesar de ser casi noviembre hacía calor e íbamos en manga corta (cambio climático, anyone? :/)

En la plaza de Stalingrado un enorme león azul nos saluda. Se trata de una iniciativa del ayuntamiento para enriquecer culturalmente la ciudad y abandonar su pasado industrial.

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Explorando Burdeos

Nuestro encuentro con Burdeos comenzó con el Puente de Piedra que es espectacular. Allí hicimos un montón de fotos y comenzamos a descubrir la historia de Burdeos. 

Minihistoria de Burdeos y el omnipresente Garona

Burdeos es la capital de la región de Nueva Aquitania y su ciudad más poblada. Es la quinta ciudad de Francia en población, a pesar de que no llega a los 300.000 habitantes. Se la conoce como "la perla de Aquitania" y es Patrimonio Mundial de la Unesco. El hecho de estar rodeada de viñedos y la anchura del río , que permitía el paso de grandes embarcaciones, hicieron florecer a la ciudad de la mano del comercio del vino. En el siglo XVIII vive su edad de oro, ya que se convierte en el segundo puerto comercial de Europa por detrás de Londres, gracias al comercio de bienes venidos de las colonias y al tráfico de esclavos. 

Pont de Pierre

Sobra decir que sin el río Garona probablemente esto no habría sido posible. El río está ya aquí muy cerca del mar y a veces llegan las olas del mar en un fenómeno conocido como macareo. El río es hipnótico, marrón y viene con muchísima fuerza. El Pont de Pierre, o puente de piedra, lo atraviesa conectando las dos partes de la ciudad. Está declarado monumento histórico por ser el primer puente sobre el río y también. Se construyó por orden de Napoléon Bonaparte en el siglo XIX y se dice que tiene 17 arcos como el número de letras de su nombre y apellido. Entre cada arco, un medallón blanco en su honor.
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El Puente de Piedra y el Garona, foto repetida.

Catedral de Burdeos

Atravesamos el puente, que también cruzan bicis y tranvías, hasta llegar a la otra orilla y nos perdimos por las calles sin ningún rumbo. Empezaba a llover, así que acabamos refugiados en la Catedral de San Andrés. Se trata de una catedral de estilo gótico y muy unida al Camino de Santiago a su paso por Francia y también Patrimonio de la Humanidad por ello. Originalmente construida en el siglo XI en estilo románico, fue reconstruida casi en totalidad en los siglos XII y XVI ya en el gótico imperante, así que del románico original apenas quedan vestigios. 
Fue en la catedral románica (siglo XII) donde se casó Leonor de Aquitania, noble poseedora de un inmenso ducado y que llegó a ser reina consorte de Francia tras su matrimonio con Luis VII y, tras anularse ese matrimonio, reina consorte de Inglaterra tras su unión con Enrique II. También tuvo lugar aquí, aunque mucho más tarde, en el siglo XVII, el enlace de Ana de Austria, hija del rey español Felipe III, con Luis XIII de Francia. Ana sería regente de Francia durante la minoría de edad de su hijo Luis XIV, el famoso Rey Sol.
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Fachada de la catedral
En el interior el deambulatorio y las capillas radiantes nos recordaron mucho a la Catedral de Santa María de Bayona, también Patrimonio de la Humanidad en el contexto del Camino de Santiago.
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Coro de la catedral
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Una de las capillas 
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Capilla
Seguimos deambulando por las calles y llegamos hasta una tienda de canelés que llamaba mucho la atención. Los canelés son un dulce típico de Burdeos a medio camino entre un flan y un pudding. No los probamos ese día, si no que sólo pedimos unos crêpes para que merendara la mayor.

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La rue Sainte Catherine, la calle peatonal más larga de Europa, donde compramos los canelés
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Esperando la crêpe.

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La encantadora Place du Parlement

Place de la Bourse

Nos dirigimos después a la Place de la Bourse, uno de los sitios más conocidos de Burdeos. Es una plaza abierta al río construida en el siglo XVIII y compuesta por dos edificios enfrentados: el Palacio de la Bolsa, que hace las funciones de cámara de comercio, y la Aduana.

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Al otro lado de la calle el Miroir d'eau, el Espejo de Agua, permite obtener curiosas fotografías de la ciudad reflejada.
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El miroir d'eau
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La plaza de la bolsa reflejada en el agua.
Seguimos andando un poco más y llegamos a la Place des Quinconces. Es una de las plazas más grandes de Europa, pero a nosotros los que llamó la atención fue la enorme feria que allí tenía lugar. Atracciones y más atracciones, puestos de venta ambulante y demás nos hicieron sucumbir a las imploraciones de nuestra hija mayor, que ansiaba montar en una o dos o todas las atracciones. Así que tras una pesca de patos y unos saltos en colchoneta, pusimos rumbo de vuelta al hotel. 

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Burdeos de noche era muy agradable, la temperatura era maravillosa (estábamos casi en noviembre y en manga corta) así que disfrutamos mucho el paseo de vuelta cruzando el magnífico puente y el caudalosísimo río.

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Cenamos cerca del hotel en uno de los pocos sitios abiertos que encontramos (Café Bastide: mi crítica en Tripadvisor aquí). A la moda local, nos lanzamos a probar el steak tartare que tras nuestro paso ese mismo verano por la Costa Azul, ya nos habíamos dado cuenta de que era un plato omnipresente.
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Steak tartare
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Brioche de postre

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Atardecer en la Bastide.

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