Edimburgo día 4: Royal Yatch Britannia
Royal Yatch Britannia
Nuestro vuelo salía por la tarde, así que decidimos aprovechar la mañana para acercarnos hasta Leith, el distrito de Edimburgo donde se encuentra el puerto y también el Royal Yatch Britannia o, lo que es lo mismo, el antiguo yate real de la Monarca Isabel II. La verdad que no esperábamos mucho de esta visita pero terminó siendo una visita muy interesante - siempre es curioso ver la vida a bordo de un barco- y además el recorrido y la audioguía (incluida con la entrada) estaban muy bien organizados. Tenían también un pequeño concurso para los más pequeños así que al final disfrutamos todos mucho de esta cita.
Cómo llegar
Para llegar hasta el yate, que, como digo, está en Leith, el puerto de Edimburgo, tuvimos que tomar un bus desde la Royal Mile. La verdad que con Google en el teléfono no tiene pérdida, porque te dice qué bus coger, cuantas paradas son, cuánto tiempo y dónde bajar. Incluso estando en obras como estaba la parada normal llegamos sin problemas hasta Ocean Terminal, el centro comercial donde se encuentra el barco.
Ocean Terminal, el centro comercial donde se encuentra el yate |
Una vez dentro del centro comercial se debe subir hasta el último piso que da paso a una pasarela desde la que se accede al interior del navío. Desde allí Está todo perfectamente indicado y organizado, como sólo los ingleses saben hacerlo. Se visitan las 5 cubiertas, todas accesibles mediante ascensor y escaleras, por lo que si vas con carrito como fuimos nosotros no tendrás ningún problema.
Pasarela de acceso al barco |
Cuddly Corgi Treasure Hunt
El concurso infantil consiste en descubrir cuántos corgis, la raza de perro favorita de Isabel II, hay repartidos por el barco. Si aciertas, entras un sorteo y te llevas un pequeño regalo. ¿Lo conseguiríamos?
El primer corgi que encontramos |
Un poco de historia
El Royal Yatch Britannia fue un barco real comisionado para Jorge V, padre de la reina Isabel II, aunque no llegó a navegar en él porque murió al poco de su encargo. La idea era contar con un barco que sirviera para navegar por todo tipo de mares y océanos y, a la vez, en el contexto de la reciente II Guerra Mundial, hiciera también la función de buque hospital en caso de ser necesario. Estuvo en servicio desde 1954 hasta 1997 y se sabe que era la niña bonita de la familia real. Había servido para visitas de estado, vacaciones, lunas de miel o evacuaciones. Después de 44 años de servicio y tantos viajes, le habían cogido mucho cariño y les dio mucha pena desprenderse de él. Esa fue la razón por la cual se decidió convertirlo en museo-atracción turística. Y dieron en el clavo porque es la atracción nº1 de Reino Unido. Si ya hemos dicho que de márketing la Casa Real Inglesa sabe un rato largo...
Puente de mando
La visita comienza por el puente de mando desde donde el Almirante comandaba el barco. En esta cubierta están también sus oficinas. La tripulación contaba con 19 oficiales y 220 marineros.
Banderas para cada ocasión |
La vida en cubierta
Se sigue la visita por los camarotes que están en la cubierta, dedicados a puestos de mandos de oficiales y a residencia de la familia real. La habitación del almirante, que incluye despacho y baño, es de las más amplias y elegantes. La mayoría de los muebles del barco provienen del barco real predecesor, el Victoria and Albert III, para dar un imagen de ahorradores en el contexto de posguerra.
Aposentos del almirante |
Apartamentos reales
Los apartamentos reales incluyen la mayor parte de la cubierta. Comienzan en la cubierta Veranda, una cubierta multiusos donde se jugaba al hockey, se tomaba el sol, se nadaba (instalando una pequeña piscina portátil), se pintaba o se hacían las fotos de grupo.
El Sun Lounge era una de las zonas favoritas de la Reina Isabel II. Aquí solía desayunar y tomar el afternoon tea. Era la habitación de ambiente más familiar, donde podían tener algo más de privacidad y estar más a su aire. Está panelada en madera de teca y cuenta con muebles de ratán -muy exóticos en su momento- y sofás tapizados con estampados estilo "country house". Nos sorpendió que todo era muchísimo menos lujoso de lo que nos imaginábamos.
Sun Lounge |
En este lugar la familia se relajaba, hacía pequeñas fiestas, bailaba o jugaba junta.
Juegos varios escondidos detrás de un panel del Sun Lounge |
La habitación de la reina es bastante sencilla, con una cama individual, un tocador y un pequeño escritorio. Las telas de las cortinas, la colcha y un bordado de seda en la cabecera de la cama es toda la decoración. Conecta con la habitación del Duque de Edimburgo, todavía más sencilla y con una decoración mucho más sobria.
Habitación de la reina |
Habitación del Duque de Edimburgo |
En la puerta de enfrente se encuentra la Honeymoon Suite, disponible para quien tocara en ese momento y el uso que se estuviera haciendo del barco. Antiguamente servía como cuarto de los niños cuando estaban a bordo, pero cuando Carlos se casó pidió que se instalara allí la única cama doble de todo el barco para su luna de miel con Diana. Posteriormente también el Príncipe Andrés y Sarah Ferguson pasaron su luna de miel a bordo.
Honeymoon Suite |
El Comedor de Estado es una de las salas más largas. Aquí se organizaban todos los banquetes reales. Winston Churchill, Margaret Thatcher, Bill Clinton, Ronald Reagan y muchos otros pasaron por aquí. En el centro se dispone una larga mesa perfectamente puesta con sus menús, sus platos y sus cubiertos. Como en la intro de Downton Abbey, el lugar de cada utensilio está medido con regla. De las paredes cuelgan algunos souvenirs traídos de diversos puntos del mundo pertenecientes a la Commonwealth, algunos de ellos, también regalos de los invitados.
Comedor de Estado |
Ejemplo de menú real de una de las cenas. |
Frente al comedor de estado se encuentran las "sitting rooms" de la reina y el Duque de Edimburgo que hacían las veces de oficina, estudio o lugar de relax.
Oficina de la Reina |
Oficina del Duque de Edimburgo |
Finalmente, el Drawing Room o Salón, se usaba tanto para entretener a los visitantes de las cenas como para uso más privado en juegos familiares, sesiones de cine o conciertos. Cuenta con una chimenea eléctrica y sillones tapizados de una alegre estampado floral. Tiene también un gran piano en el que solía tocar Diana.
Messes y Wardrooms
La Wardroom era el comedor de los oficiales, que ocasionalmente podían invitar a algún miembro de la familia real. Adjunto tiene un pequeño mess, que son zonas de esparcimiento para la tripulación. Existe una en cada zona del barco para cada rango de la tripulación. Generalmente se dividían en oficiales, suboficiales y el resto de tripulación.
Wardroom |
El barco cuenta con tres cocinas, una para oficiales, otra para el resto de tripulación y otra específicamente para la familia real. Podían almacenar hasta dos meses de comida y todos los días se horneaba pan.
Below deck
Los marineros rasos dormían en camarotes compartidos bajo cubierta, mucho más modestos y más hacinados.
Camarotes de la tripulación. ¿Localizáis el corgi de esta zona? |
Mess de la tripulación rasa. Las cervezas son de atrezo. |
Lema de los Royal Marines |
Oficina de correos |
Enfermería |
Lavandería |
Sala de máquinas |
Ya en tierra se muestras los dos "complementos" del yate. La lancha motora usada para llegar hasta tierra y el Rolls Royce que se llevaba a bordo para moverse por destino.
Si os preguntábais si conseguimos algo con los corgis...¡pues sí! Al final del recorrido nos dieron un par de chapitas y pegatinas que, como comprenderéis, son todo un tesoro para los peques. También dejamos nuestros datos para el sorteo de un corgi de peluche.
Tesoritos |
Los niños en los pubs de Edimburgo
Ya de vuelta en Edimburgo Old Town fuimos a buscar algún sitio para comer, lo que fue bastante difícil. Primero porque era bastante tarde y casi todo lo que quedaba abierto eran pubs, y eso era un gran problema porque no dejan entrar a los niños en los pubs a ninguna hora, ni de día ni de noche. Me consta que sí hay algún pub, pero por norma general suele estar vetado el acceso a menores de 18 años, aún yendo con sus padres. Nos pareció un poco ridículo, la verdad. En cualquier caso al final terminamos en una vinoteca a la que sí nos dejaron pasar y comimos muy bien (Ecco vino: mi crítica en Tripadvisor aquí).
Volvimos al hotel a buscar las maletas antes de volver al aeropuerto en tranvía, previa pose de foto con una escultura del cardo, la flor nacional de Escocia para recordar este fantástico viaje en familia. Edimburgo nos había encantado. Ojalá podamos volver algún día y vistar las Highlands y seguir conociendo más de la historia y la cultura de este país tan memorable. Sin duda, un viaje recomendadísimo. Y sí, todas las ciudades maravillosas tienen tranvía. Es un signo ;)
Familia con cardo - thistle-. |
Escocia desde el aire |
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