Setúbal día 2: Sesimbra, Cabo Espichel y Playa da Lagoa da Albufeira
Sesimbra
Nuestro segundo día de viaje lo empezamos en Sesimbra. Entre desayunar, recoger, vestir a dos niñas de 3 años y 4 meses y encontrar aparcamiento llegamos a la ciudad a las 12 de la mañana. Hacía muchísimo sol y aunque tiene una maravillosa playa urbana, con tanto calor y un bebé de 4 meses era inviable para nosotros ir a la playa a esa hora, así que nos metimos entre las sombreadas callejuelas a pasear por la ciudad.
Sesimbra está a los pies de la sierra de la Arrábida, formando una inmensa bahía. Al principio era un pueblo de pescadores, pero fue ganando en importancia hasta ser un puerto de construcción naval y de abastecimientos gracias a su privilegiada situación. Hoy en día es sobre todo un destino turístico, y se notaba por la ocupación de la playa ya a esas horas de la mañana. El paseo marítimo estaba a rebosar de gente y las construcciones de veraneo se apiñaban al principio y al final de la playa.
Al principio de la playa llama la atención la Fortaleza de Santiago, una construcción defensiva del siglo XV. Hoy en día es una suerte de casa de cultura al que se puede entrar gratuitamente. Aquí también se encuentra el museo marítimo.
Letras de Sesimbra, en la Fortaleza de Santiago y vistas a la bahía. |
Ya en el pueblo llama la atención el arte callejero que se puede encontrar por todas partes. Los murales son de todo tipo: grafitis, mosaicos, esculturas... y casi todos están relacionados con la actividad marinera que se desarrollaba en esta ciudad.
Después buscamos sitios en una de sus famosas marisqueiras. Casi no había sitio en los restaurantes y acabamos en un sitio que a priori no llamaba nada la atención pero que no ponían mal (Restaurante Maré: mi crítica en Tripadvisor aquí). Allí confirmé mi teoría de que es prácticamente imposible comer mal en Portugal. Parrillada de pescados con guarnición de judías y patatas y un arroz con marisco muy rico fue nuestra comida.
Castelo de Sesimbra
Después de comer, en vista que el calor no aflojaba y la opción playa se posponía a horas menos calurosas, fuimos a visitar el Castelo de Sesimbra. El castillo data presuntamente del siglo IX y fue pasando por manos de musulmanes y cristianos a lo largo de los años.Se fue abandonando a partir del siglo XVI cuando la población empezó a establecerse a la ribera del puerto.
La planta es irregular, siguiendo el trazado de la sierra donde está enclavado, y por momentos recuerda al famoso Castelo dos Mouros de Sintra. Aún con la bebé en brazos, no pude resistirme a subir por toda la muralla interna e ir viendo las diferentes vistas desde cada ángulo.
Y es que según desde onde mirases podías ver la parte de la Serra da Arrábiad o bien la parte de la ciudad de Sesimbre y el mar.
Cabo Espichel
Cuando nos cansamos del castillo pusimos rumbo a Cabo Espichel. De camino se divisada el castillo en la distancia:
Cabo Espichel es un escarpado paisaje con el faro del mismo nombre, el Santuario de Nossa Senhora y la Ermida da Memoria. En este último lugar, supuestamente, se apareció la Virgen María, convirtiéndose desde entonces en lugar de peregrinación.
Faro Espichel |
Santuario de Nossa Senhora |
Interior del santuario |
Ermida da Memoria |
Aquí también hay una ruta donde se pueden ver huellas de dinosaurios, peor la verdad ni nos paramos a buscarlas. Quizá cuando las niñas sean un poco mayores y estemos menos cansados :P
Lagoa da Albufeira
Ahora sí, el sol empezaba a aflojar, así que fuimos, sin hablerlo planeado y sobre la marcha, a la playa de la Lago de Albufeira. ¡Menudo descubrimiento! De las playas más bonitas donde haya estado. Una de las partes es una laguna con aguas tranquilas, ideal para ir con los niños. La otra parte se abre al mar, con unas imponentes holas y kilómetros y kilómetros de arena. Allí nos referescamos y jugamos un ratito y, como guinda, tuvimos la oportunidad de ver una impresionante puesta de sol antes de volver a cenar al apartamento.
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