Subiendo al Pindo
Esta vez íbamos a hacer el segundo intento de subir a la cima del Pindo. Decidimos ir por la mañana para tener más tiempo así que después de desayunar nos acercamos de nuevo al Pindo y esta vez decidimos empezar a subir desde el propio pueblo.La subida me hizo sudar tanto como la del día anterior. A los 5 minutos me sobraba todo, incluída la gorra roja que se me había ocurrido llevar y que lo único que hacía era atraer tábanos.
La subida fue bastante durilla para mí, y de vez en cuando tenía que parar unos segundos a reponer fuerzas porque no daba seguido el ritmo de mi padre. Menos mal que cúanto más subíamos mejores vistas teníamos.
La subida fue infinita, cuando por fin parecía que estábamos cerca todavía nos quedaba la mitad del camino. El camino estaba formado por piedras que había que subir y subir.
La subida a la cima y las vistas
Tras hora y pico de subida llegamos a la base de la cima:Y por fin tras dos horas caminando sin parar al fin llegamos a A Moa, la cima del Pindo, a 627 metros de altura.
Nos deleitamos con las vistas mientras descansamos y recuperamos fuerzas.
Vemos la playa de Carnota por un lado:
Detrás de la playa se divisa la punta de Corrubedo y con los prismáticos se puede ver incluso la siguiente ría y varias islas que identificamos como la isla de Ons y las Cíes.
También se divisa perfectamente el pueblo de O Pindo, con la forma de su playa tan característica:
Al fondo de todo se divisa el pueblo de Fisterra y el cabo Fisterra:
Del otro lado y con los prismáticos se divisa también el Monte Pedroso, en Santiago, y el Pico Sacro. Desgraciadamente también se ven algunos incendios.
Era hora de empezar la bajada, que al principio fue muy rápida porque estábamos descansados, pero pronto nos fuimos cansando de nuevo.
Localizamos el desvío que iba a la zona donde habíamos estado el día anterior y mi padre decidió seguirlo para ahorrarnos la bajada por donde habíamos venido, que es cierto que fue un poco peñazo (nunca mejor dicho xD). Además así aprendíamos para la siguiente vez.
Tras hora y pico de bajada estábamos en el punto de partida del día anterior. Lo malo fue que después hubo que ir andando hasta el coche, claro, porque salimos fuera del pueblo.
Y para terminar baño en la playa de nuevo y a comer, que nos lo habíamos ganado!
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El día anterior, en la subida fallida, mientras estábamos subiendo todo lo que podía pensar era que no se hiciera de noche por si prendían fuego y nos quedábamos atrapados.
Por desgracia, apenas unos días después de nuestra subida, el Monte Pindo ardió durante varios días, dejando un espectáculo desolador. Podéis ver las fotos aquí y también aquí.
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