Una subida fallida
Aprovechamos un fin de semana de septiembre en el que todavía hacía calor pero hacía demasiado viento para estar en la playa para hacer un poco de ejercicio subiendo el Monte Pindo. El monte tiene 627 metros de altura e íbamos súper motivados.Mi padre, que ya lo había subido a principios de agosto, nos dijo que había un camino más corto por la zona de Quilmas, así que empezaríamos desde allí.
La primera cuesta ya me dejó ahogada, era empinadísima (aunque no se aprecie en las fotos) y parecía no tener fin.
La cima del monte no se veía por ninguna parte. Intentamos buscar el camino pero no lo encontrábamos por ningún lado, así que seguimos las señalizaciones que nos llevaron por un camino que acababa entre la maleza.
Yo no lo tenía muy claro pero mi padre empezó a subir y no me quedó más remedio que imitarlo para no quedarme atrás.
Al principio sólo era maleza que llegaba a la altura de la cintura pero conforme subíamos el "camino" se iba cerrando cada vez más.
Al final llegó un punto en el que vimos claro que nos estábamos alejando de la cima, y como teníamos miedo de que se hiciera de noche decidimos deshacer el camino.
Antes de bajar pudimos divisar la playa de Boca do Río y Carnota.
Los toxos y demás maleza seca nos habían arañado las piernas en varios sitios y las heridas escocían mucho.
Muy cerquita del merendero que habíamos dejado atrás al subir (casi al principio de todo) encontramos el camino que llevaba a la cima. ¡Nos lo habíamos pasado de largo y nadie lo había visto! De cualquier forma era demasiado tarde para intentar subir.
Bajar las cuestas del principio fue casi peor que subirlas, porque los tenis que llevábamos no agarraban lo suficiente como para no despeñarse :S
Por último nos fuimos a bañar a la playa del Pindo, como es tradición. Nosotros no tendríamos agujetas, pero sí necesidad de lavar todas las heridas de las piernas. El agua estaba absolutamente congelada (calculo que unos 15ºC) pero necesitábamos calmar el escozor y refrescarnos de alguna manera. Al día siguiente lo volveríamos a intentar.
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