Éste es un post que intenta resumir las experiencias del viaje, esas cosas que luego se olvidan con el tiempo y que realmente constituyen casi la esencia del viaje. Éstas han sido las nuestras:

NOS HA ENCANTADO

• Toda Praga nos ha encantando de principio a fin. Nos ha parecido una de las ciudades más bonitas de Europa que hemos visto, a la altura de nuestra adoradísima Venecia. Nos gustaron especialmente las zonas de Malá Strana y Staré Město.
• Las esculturas de David Černý: en total hemos visto 6 desperdigadas por la ciudad (Quo Vadis, la Cabeza de Kafka, el Colgado, la Estatua de San Wenceslao, los Bebés y los Hombres haciendo pis).
• La Isla de Kampa: No sé que tenía esta pequeña isla que se respiraba un ambiente de paz y tranquilidad que daban ganas de quedarse a vivir allí.
• Los tranvías: cómodos, rápidos, y que le dan un cierto aire nostálgico que le imprime carácter. Praga no sería lo mismo sin sus tranvías apareciendo en las fotos.
• La Basílica de San Jorge, una pequeña joya románica en el recinto del castillo.

	El reloj astronómico: Es todo un cliché, pero la verdad es que este reloj mecánico del siglo XV todavía nos deja con la boca abierta en pleno siglo XXI.
	Plaza de la Ciudad Vieja y Torre del Ayuntamiento: La plaza con más encanto de Praga. La presencia de la Iglesia de Tyn, los preciosos edificios que la rodean, el Ayuntamiento y el reloj astronómico en la entrada. Simplemente encantadora. Las mejores vistas se obtienen desde la Torre del Ayuntamiento, otro imprescindible a nuestro parecer.
	El Puente de Carlos: Dependiendo de a qué hora lo visites este puente cambia su cara. Es mas melancólico si el día está nublado, animado si es fin de semana y hace sol, o romántico si lo paseas de noche.
	Sinagoga española: Encontrarse  una sinagoga que parece más bien una mezquita por fuera y descubrir un maravilloso interior mudéjar fue una de las mejores sorpresas del barrio judío.
	Praga desde las alturas: La ciudad está llena de miradores que valen la pena. Entre nuestros favoritos los de la Torre del Ayuntamiento para divisar la Plaza de la Ciudad Vieja en todo su esplendor, la Torre de Malá Strana y la Torre de la Ciudad Vieja, a cada lado del Puente de Carlos, para unas preciosas vistas del puente y de la ciudad.
	Callejear y perderse por la ciudad: Si no eres de los que le gustan planear los viajes esta es tu ciudad. Cierra la guía y simplemente piérdete por las calles, maravíllate con los preciosos edificios que están por todas partes y déjate sorprender por las esculturas que aparecen en los lugares más insospechados.

NOS HA DECEPCIONADO

• El Castillo, porque nos imaginábamos precisamente eso, un castillo. En realidad es un conjunto de edificios y algunos están un poco desangelados, como el antiguo palacio real. La Catedral fue lo único que nos pareció que valía la pena de todo el recinto :(
• El Monte Petřín, estoy segura que en primavera o verano, estando todo verde y florido es una delicia pasear por allí con esas vistas, pero en invierno no vale la pena.
• El transporte hasta Kutná Hora, para estar a una hora de camino los trenes pasan con poca frecuencia en invierno y los autobuses hasta el centro también.

Los #pragafacts

• Había cajeros y casas de cambio por todas partes. Cero preocupaciones en ese sentido para cambiar moneda.
• La calefacción dentro de los locales, pasabas del invierno continental al verano tropical con sólo traspasar una puerta.
• El frío helador dentro de las iglesias. ¡Hacía más frío que en la calle!
• La cerveza, más barata que el agua en todas partes.
• El pegajoso olor a Trdelník por todas partes, llegó un punto en que se nos revolvía el estómago cada vez que lo olíamos, y es que eran bastante pesados.

COMIDAS TÍPICAS PROBADAS

	Guláš: No confundir con el goulash húngaro que es más bien sopa. Esto es un guiso de carne normalmente dentro de una hogaza de pan y es espesísimo.
	Vepřo-knedlo-zelo, abreviatura de cerdo-patata-col. Uno de los platos más típicos que consiste en cerdo asado con chucrut.
	Jamón de Praga: jamón que se hornea en alguna salsa, normalmente cerveza o miel.
	Svíčková: Lomo de cerdo en salsa de arándanos.
	Codillo asado con encurtidos
	Bramboráky y houskový: Dumplings de patata y pan respectivamente, que se usan como acompañamiento de los platos.
	Svìtlé pivo: Cerveza rubia. La República Checa es el mayor consumidor de cerveza del mundo. Nosotros probamos al Pilsner Urquell, del primer fabricante en producir la tipo pilsen, que de hecho, se elaboraba originalmente en la ciudad checa de Pilsen.
	Tmavé pivo: Cerveza negra, más suave que la rubia.
	Štrúdl: Popular dulce que se expandió por las tierras del imperio Habsburgo, al cual pertenecía Praga.
	Koláče: Pastel relleno de amapoola, crema o frutas. Muy parecida a la Vatrushka que ya habíamos probado en Rusia.
	Oplatky: Obleas que son más típica de Karlovy Vary que de Praga. pero que se vendían igual como souvenir típico en todas partes.
	Trdelník: pastel de hojaldre enrollado y cubierto con canela, azúcar y almendras (el tradicional). Hoy en día también se vende relleno de helado, chocolate, mermelada...
	Kremrole: Rollitos de merengue

PELIS Y LIBROS RECOMENDABLES

Por lo visto Praga ha parecido en más de una película que seguro habréis visto. Estas son algunas de las más representativas:

• Mission: Impossible: Mira que habré visto veces esta película y ahora caigo de que al principio están en Praga. Otra razón más para volver a ver este clasicazo.
• Casino Royale: Por lo visto Praga y las películas de espías son una gran pareja, así que 10 años después del rodaje de Misión Imposible se rodó aquí la primera peli de James Bond protagonizada por Daniel Craig.
• Amadeus: Muchas escenas de esta mítica película sobre la vida de Mozart fueron rodadas aquí.

Petřín

Funicular

El funicular sube hasta lo alto de la colina en unos 5 minutos, y te deja de lado de la torre de observación de Petřín, una torre que imita a la Torre Eiffel de París pero mucho más pequeña (sólo 60 metros) y que fue construida como torre de observación y de transmisiones en 1890. Se puede subir a lo alto de la torre y también hay un pequeño café-mirador. Nosotros nos abstuvimos de subir, el día no estaba nada claro para poder tener buenas vistas y además ya habíamos subido a unos cuantos miradores a lo largo de los días anteriores. Al final la vista no cambia tanto de unos a otros y con el día tan malo no compensaba pagar la entrada.

La Torre de Petřín

Monasterio de Strahov

Parque de Petřín

Poco más teníamos que hacer allí, así que descendimos andando por el parque de Petřín, disfrutando de las vistas que se podían ver de la ciudad entre los desnudos árboles. Una pena que el tiempo no acompañase y que fuese invierno, porque estoy segura de que en primavera, con los árboles en flor, tiene que ser muy bonito pasear por allí.

Vistas de Malá Strana y de Staré Město

Vistas de la Catedral de San Vito

Vistas del Moldava y el Parque Letná

Vistas del Puente de Carlos

Karel Macha, poeta checo

Memorial a las víctimas del comunismo

Smichov

Nos decidimos por visitar Smichov, otro de los distritos de Praga que está a continuación de Malá Strana. Era un antiguo distrito industrial que hoy en día se encuentra plagado de centros comerciales y la cervecera Staropramen, el segundo fabricante del país después de Pilsner Urquell.
 
Pero la verdad es que poco lejos llegamos, porque encontramos un super y entramos a curiosear y comprar algunas cervezas para regalar a nuestra familia. También aprovechamos para comprar la comida del día siguiente, ya que nos pasaríamos el día en los aeropuertos y nos iba a salir mucho más caro comprar allí. Fue un acierto comprar la cerveza allí porque era mucho más barato, una lata de medio litro costaba entre 16 y 24 CZK dependiendo de la marca (menos de 1€) mientras que en el aeropuerto las vimos al día siguiente a 59 CKZ (más de 2€). Como entre las cervezas y la comida la compra pesaba bastante, decidimos volver al hotel a dejar las compras. Después ya no nos apeteció deshacer el camino y nos fuimos a comer a un restaurante italiano que nos habían recomendado en el foro de los viajeros (Restaurante San Carlo: mi crítica en Tripadvisor aquí). Nos recomendaron las pizzas, pero la verdad es que estaban un poco sosas, sin embargo la lasaña estaba espectacular. Entre la pizza, la pasta y los antipasti quedamos llenísimos, y tuvieron la amabilidad de ponernos las sobras para llevar. Los camareros eran italianos auténticos, y la comunicación, básicamente, fue toda en italiano, que entiendo perfectamente pero lo hablo algo macarrónico, y que sólo me hizo reafirmar mis ganas de estudiarlo en serio de una vez.

Mercado de Havelská
Después de comer nos acercamos hasta el Mercado de Havelská, que data del siglo XIII y que en el tour que habíamos hecho nos habían dicho que era el sitio más barato para encontrar souvenirs. Así que allá fuimos a cotillear la mercancía y nos enamoramos de una caja de chocolate decorada con dibujos de Mucha, pero era bastante cara y como el chocolate tampoco es que sea un producto típico no la compramos. Al día siguiente la volvimos a ver en el aeropuerto un pelín más cara y nos tuvimos que contener otra vez para no comprarla, era tan bonita...

Entre las cosas que se venden en los puestos había fruta con una pinta buenísma y bastante barata (pena que estuviéramos tan llenos), marionetas, chocolates, strudel con distintos rellenos dulces y salados, posavasos, jarras de cerveza, etc.

Volvimos también a la Plaza de la Ciudad Vieja y posamos una última vez con el reloj, que tanto nos había gustado, recorridos la calle Pařížská de arriba a abajo cotilleando en las supertiendas de lujo de Dior, Tiffany's, Prada (con Mr. Knook escandalizándose a cada rato por los precios y la opulencia) y llegamos hasta el final de la calle desde el que se divisa el Parque Letná, con el famoso metrónomo que remplazó una gran estatuta de Stalin.

Lugares para escapada romántica: ¡Praga!

Parque Letná y Metrónomo al fondo

Para ser domingo había múchisma gente en la calle, que achacamos a que el lunes y el martes era festivo de carnaval y debía de haber mucha gente de vacaciones. Estuvimos bastante rato deambulando sin rumbo por la ciudad disfrutando nuestra última noche. No teníamos ninguna gana de irnos y muchas de seguir saboreando al ciudad, que nos había encantado de principio a fin. Con la caída de la noche empezó a hacer más frío y pusimos rumbo al hotel a través de la Isla de Kampa, que nos sirvió para ver iluminados los pingüinos del Museo Kampa que habíamos visto de día el día anterior. Al llegar al hotel dimos cuenta de las sobras de la pizza del mediodía y preparamos todo para irnos después de desayunar con una enorme tristeza, nos lo habíamos pasado fenomenal y volvíamos enamorados de Praga.

Epílogo

Al día siguiente nuestro vuelo partía a las 12 de la mañana, así que ya no nos daba tiempo a otra cosa que no fuera desayunar, hacer el check-out y dirigirnos al aeropuerto con la misma combinación tranvía-metro-bus que habíamos usado para llegar el primer día. El aeropuerto nos recordó mucho al de Santiago por las cristaleras. También tenía varios mapamundis pintados en el suelo bajo los paneles informativos.

La espera en el aeropuerto la amenizamos probando la Fanta shokata, una variedad que se vende en los países de Europa del Este y que está basada en la bebida tradicional socată hecha a base de flores de saúco en limonada. No somos nada de refresco, pero esta llamó la atención de Mr. Knook porque era azul y como total estábamos en un aeropuerto y sin mucho que hacer... También probamos las Lázenské Oplatky, obleas de balneario que son más típicas de Karlovy Vary pero que en Praga vendían por todas partes también. Pasamos el día en aeropuertos y no llegamos a Santiago hasta las 23:00, pero aproveché para empezar (y terminar) el libro de El Proceso de Kafka, aprovechando que tenía en recuerdo de la ciudad tan fresco.

Obleas de chocolate y Fanta Shokata