Budapest día 4: Museo Nacional Húngaro, Mercado, Balneario Gellért

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Museo Nacional de Hungría

Nuestro último día amaneció lluvioso y aprovechamos para visitar el Museo Nacional de Hungría. El edificio es de estilo neoclásico, aunque estaba en obras y no se podía apreciar bien. En él se expone la historia del país desde la prehistoria hasta la actualidad. No es un museo excesivamente grande, por lo que si se tiene interés es bastante recomendable.
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La exposición comienza por la prehistoria, mostrando los primeros asentamientos en estas tierras. Se expone, por ejemplo, la reconstrucción de una cueva del paleolítico, una cabaña de la época neolítica, artefactos de la edad de bronce y de la edad de hierro, de los romanos, etc.
Sin títuloEn esta parte de la exposición se exponen también objetos de oro encontrados del periodo de las grandes migraciones. Se trata de un período que nosotros conocemos más por el de las "invasiones bárbaras", en las  que pueblos tanto del este (como hunos y avaros) como del oeste (boyos de procedencia germánica) se asentaron en territorio húngaro. Hay piezas verdaderamente espectaculares como la diadema huna o los broches en forma de cigarra.
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Detalle de la diadema de oro y pideras preciosas
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Detalle de los broches de cigarra
La exhibición continúa con la historia del asentamiento de los magiares y la fundación del reino cristiano de Hungría a través de diferentes objetos. También se nos acerca a los diferentes reyes y dinastías, la edad media con sus vestimentas, orfebrería y la ampliación de las tierras que lindaban ya con el Imperio Otomano. Posteriormente la invasión turca, la expulsión, el Imperio Habsburgo, la ocupación rusa y el comunismo... En resumen un recorrido didáctico por toda la historia de la tierra magiar.

Respecto a la arquitectura interior del edificio lo más llamativo es la enorme escalera decorada con frescos y tonos dorados:
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En los sótanos del edificio se encuentran mosaicos y un lapidario romano de la época de Panonia, el nombre de la provincia con el que se conocían estas tierras cuando pertenecían al Imperio Romano.
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Lapidario romano
También aquí se encuentra la emblemática bandera con un agujero en medio, símbolo de la Revolución de 1956. En un acto de libertad y ruptura con las presiones rusas, los revolucionarios le arrancaron el escudo del centro. Hoy en día una reproducción de la misma ondea frente al Parlamento de Budapest en recuerdo de los muertos durante las revueltas.
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Mercado Central

Cerca del Museo se encuentra el Mercado Central, construido a finales del siglo XIX. Se trata de un mercado donde se pueden encontrar productos frescos como carnes, pescados y verduras y también mucha oferta de productos típicos orientada al turista como salamis, vinos tokaji y especias para el goulash como el pimentón. Además también se venden productos típicos no comestibles como textiles, juguetes, etc.
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Mercado central
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Interior del mercado
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Productos típicos a la derecha, principalmente, pimentón.

Café New York

Los otros días habíamos pasado las comidas en cafeterías y con tentempiés donde nos cuadrase porque sentarse a comer implicaba perder más tiempo y las atracciones turísticas solían cerrar pronto, de esa manera aprovechábamos mejor el día y las horas de luz. Pero en este caso era nuestro último día, ya no nos quedaba mucho por ver y lo que nos quedaba no estaba sujeto a horarios, así que hicimos una comida más formal en el Café New York

Se trata de un café muy frecuentado por los escritos de la época decorada en estilo renacentista italiano. Mr. Knook se sentía un poco fuera de lugar entre tanta pompa, pero luego los que estábamos allí éramos casi todo turistas, así que no era para tanto. Es verdad que la peque no paraba quieta, quería coger todo lo que había en la mesa y hubo que comer por turnos, pero el personal era muy majo y se acercaban a hacerle carantoñas y decirle cosas y los otros clientes también, así que por esa parte la cosa fue muy agradable (New York Cafe: mi crítica en Tripadvisor aquí).
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Salón del café
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Detalle de la decoración
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Goulash y snitchel para comer
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Música en directo
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Decoración de la planta baja
El Café se encuentra anexo al hotel del mismo nombre, un hotel de lujo a través del cual se sale pasando por uno de sus patios.
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Instalaciones del hotel anexo
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Cerramiento del patio

Balneario de Gellért

Tras la comida cogimos el metro para llegar hasta la Colina de Gellért. Según sales de la parada ya te encuentras el hotel mirando al Danubio, no tiene pérdida. El Balneario Gellért es, junto con el Szchenyi, el más famoso de Budapest y está anexo al hotel del mismo nombre. Su estilo es secesionista, por lo que llama la atención entre los demás edificios de corte más clásico.
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Fachada del hotel
Para acceder al balneario hay que acceder a la entrada lateral del complejo. Aquí nos encontraremos con su decoración original, que sigue el estilo modernista de la fachada. Como en Szechenyi, no se podía visitar si no sólo acceder al balneario, pero no con un bebé que aún use pañales, así que de nuevo nos tuvimos que conformar con ver la piscina del otro lado y ver el hall de entrada. Quedará para otra ocasión el disfrutar de las aguas de la "ciudad spa".
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Entrada al balneario
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Suelo de mosaico
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Detalle del techo y las vidrieras

Puente de la Libertad

Nuestro último destino fue el Puente de la Libertad. Lo cruzamos a pie para volver a la orilla de Pest desde Gellért, en Buda. Es un puente del finales del siglo XIX, que se encuentra al lado del Puente de Elizabeth (Sisi). Antiguamente se llamaba Puente de Francisco José (el emperador austro-húngaro). Es de estilo art nouveau y fue construido con motivo de las celebraciones del milenio. De todos los que cruzamos es el puente con más tráfico. De hecho, vimos un accidente justo a la entrada.
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El intenso tráfico del puente
Las vistas desde aquí también son muy bonitas, pero en el medio del puente y sobre el río el viento era muy fuerte, así que lo cruzamos rápido porque nos estábamos quedando heladitos.
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Con la niña bien a resguardo del viento
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Vistas
Volvimos al hotel de nuevo por la calle Váci Utca, esta vez recorriéndola en su totalidad, y disfrutando nuestros últimos momentos en la ciudad.

Epílogo

El regreso fue bastante cansado. Llegamos con retraso a Madrid y por poco perdemos la conexión. La peque estaba muy cansada pero no era capaz de dormirse, así que tuvimos que pasearla por el pasillo del avión para intentar dormirla. No olvidaré la cara de Mr. Knook matándome con la mirada mientras paseaba por el pasillo esperando a que se durmiese xDDDD

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