Vila Real de Santo António
Hoy abandonamos Huelva de camino a casa. Volveríamos a dormir a mitad de camino para que no fuera mucha paliza y poder visitar más cosas.
Empezamos el día cruzando la frontera y el Guadiana hasta llegar hasta Vila Real de Santo António, la ciudad opuesta a Ayamonte. Es una ciudad agradabilísima, con calles anchas y muy parecida a Lisboa. Y esto no es fruto de la casualidad, si no que tiene su por qué.
Tras el terremoto de Lisboa en 1755 la capital portuguesa se reconstruyó bajo la batuta del Marques do Pombal, primer ministro del rey José I. Vila Real fue ideada en 1774 siguiendo este mismo estilo pombalino de la baixa lisboeta y con el objetivo de convertirse en centro pesquero del atún, controlar la entrada al Guadiana y vigilar a España. Para ello arrasó con la antigua aldea y levantó elegantes edificios y avenidas, que fueron favorecidas por el trazado llano del terreno.
El corazón de la ciudad, como no podía ser de otra manera, es la Praça Marquês de Pombal, una extensa plaza adoquinada en blanco y negro cuyas líneas terminan en un monolito. Aquí destacan tres edificios: el ayuntamiento, la antigua Casa de la Guardia (puesto fronterizo) y la Iglesia Matriz de Nossa Senhora da Encarnação, todos del siglo XVIII.
Entramos en la sencilla iglesia, que aparte de las imágenes, no tiene mucho que destacar.
Las casas siguen todas un patrón similar, muy ordenaditas y no demasiado altas en perfecto trazado rectilínea, sobre todo las que dan al puerto.
En las calles se respira un ritmo tranquilo, diría hasta muy tranquilo. Cafés, restaurantes y comercios para pasar un día sin prisa en este emplazamiento algarvío.
Al otro lado del río se divisa Ayamonte, conectado por ferry con varias frecuencias diarias.
Comimos por allí y después nos dirigimos otra vez a Santarem, ciudad donde haríamos noche.
Alcácer do Sal
Antes de llegar a Santarem paramos en Alcácer do Sal, un sitio que elegimos porque quedaba de camino y que nos sorprendió gratamente. Alcácer do Sal es una de las ciudades más antiguas de Portuga y, como su nombre indica, era conocida por su producción de sal y su industria de salazón. Está situada junto al río Sado, lo que la convertía en importante puerto en época romana.
Hoy en día tiene un precioso paseo a la orilla del río que disfrutamos sin prisa.
Luego, el pueblo se mete hacia dentro, hacia el antiguo castillo, entre calles empinadas y estrechas. Nosotros no exploramos mucho más allá, ya que no teníamos mucho tiempo, pero nos fuimos con un muy agradable recuerdo de este sitio.
Festival internacional de jardines de Ponte de Lima
Tras pasar la noche en Santarem, exactamente en el mismo hotel que habíamos parado a la ida, pusimos rumbo a Santiago. Tan sólo paramos en Ponte de Lima, que ya conocíamos, para comer y para ver el Festival Internacional de Jardines que es muy recomendable. Cada año se presenta una temática y alrededor de ella se presentan a concurso diversos jardines, de los cuales se eligen 12 para exponer ante el público, que durante 5 meses podrá votar por su favorito.
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Folleto informativo y papeleta de voto |
Nosotros ya habíamos estado en 2022, habíamos votado y nos gustó saber que uno de los que más nos había gustado fue, efectivamente, el que ganó.