El centro neurálgico de Viana es la Praça da República, siempre bonita y animada. En el medio de la plaza una fuente que data del siglo XVI fue el punto de suministro de agua potable para los vecinos durante varios siglos.

Ese día la plaza estaba muy animada, porque había una pequeña feria y encontramos gente ataviada con el traje tradicional practicando algunos bailes. 

En lateral de la plaza está la Igreja da Misericórdia, que data del siglo XVI también, como la fuente. Este edificio también es conocio como "Casa das Varandas"

La plaza la preside el Antigos Paços do Concelho o, lo que es lo mismo, el antiguo edificio del ayuntamiento, un singular edificio, también del siglo XVI, que más bien parece un castillo. Actualmente es un espacio museístico.

Las calles del centro peatonales estaban muy decoradas:

Llegamos hasta el puerto y paseamos un rato, pero ya vimos que se nos hacía tarde para comer (ya sabemos que en Portugal se come temprano), así que retrocedimos hasta la zona vieja para buscar algún sitio. Encontramos un sitio muy auténtico donde probamos platos requísimos de bacalao y de carne (Restaurante Casa de Pasto Maria da Perre: Mi crítica en Tripadvisor aquí)

Después de comer nos subimos a bordo del barco Gil Eannes, que se encuentra anclado en la zona del puerto. Este barco-hospital fue construido en los astilleros de la ciudad en 1955. Este barco tiene mucha historia, y eso es precisamente lo que cuentan a lo largo de la visita, que es muy interesante. 
El barco se dedicaba a dar apoyo médico a los barcos pesqueros que partían a la pesca del bacalao en las aguas de Terranova y Groenlandia. Pero a lo largo de su historia también ejerció de rompehielos, remolcador, barco-correo...  

La visita es muy ilustrativa y gusta mucho a los niños. Prácticamente se accede a todos los recovecos del barco, empezando por las habitaciones del capitán y el resto de oficiales al mando en la parte superior del barco, las salas de reunión y de comunicacións, el puente de mando, etc.

Después se va bajando de nivel hasta las cocinas, la lavandería, la parte de hospital, los camarotes de la tripulación etc.

Tras la visita al barco no nos quisimos marchar sin pasar por el Museo del Traje. Se expone una pequeña colección de trajes típicos de todo tipo de uso: para las romarías, para las bodas, para las labores del día a día... Nos gustó mucho y los trajes son muy bonitos. 

A la salida del museo un grupo de estudiantes de la universidad dieron un pequeño espectáculo para recaudar dinero. La verdad que lo hacían sorprendentemente bien, y amenizaban el cante con malabarismos y bailes para llamar la atención de los viandantes. Lo consiguieron porque nos quedamos viendo toda su actuación que terminaron, como no puede ser de otra forma, con la famosa canción "Havemos de ir a Viana" de Amalia Rodriguez y que todo el público coreamos con ellas.

Después volvimos al hotel de nuevo en el funicular, hicimos todavía más fotos a la preciosísima vista desde lo alto del monte y nos fuimos al hotel a descansar.