En cualquier caso, a pesar del frío, el día estaba despejado y soleado, perfecto para nuestros planes senderistas. Eso sí, primero de nada nos fuimos a desayunar al edificio aledaño, para darle algo de combustible al cuerpo que nos ayudara a combatir las bajas temperaturas. Después paseamos un poco por esta pequeña aldea de singular nombre.

Pazos de Arenteiro tiene un nombre muy rimbombante para lo pequeñita que es, ¿no? Lo de Arenteiro estaba claro, le viene del río Arenteiro que se encuentra al lado, que a su vez es el principal afluente del río Avia que, a su vez, es afluente del Miño, el mayor río de Galicia. El origen del nombre Arenteiro no está claro, unos dicen que es por  ascendentarius o lugar ascendente,y otros que proviene de argentarium, por la plata encontrada en el río. Sin embargo lo de pazos sí está claro, ese nombre le viene de los numerosos pazos que se encuentran en el pueblo. Por este motivo, está declarado conjunto histórico-artístico.

Y, efectivamente, llama la atención las señoriales casas, decoradas con escudos y blasones de la fidalguía del lugar. La plata del río y el comercio del vino do ribeiro parecen estar detrás de esta riqueza. La mismísima Orden de Malta se encargaba de controlar el tráfico en tránsito hasta Santiago de Compostela, recaudando los impuestos. Lo que antiguamente era el monasterio de la orden es hoy la iglesia parroquial de San Salvador, aunque conserva en su tímpano la cruz de malta como recuerdo de tiempos pasados.

La verdad que entre el frío y los niños, pocas fotos sacamos de los pazos, pero podéis encontrar más información aquí y aquí. Sí sacamos más fotos durante la ruta, porque era tan bonita que no nos pudimos contener. La Ruta do Pozo dos Fumes inicia un poco más abajo de donde estábamos alojados, justo al lado de la Casa del Médico. La ruta es muy facilita, perfecta para ir con niños.

El entorno es mágico. Te sumerges en el bosque y sólo se escucha el ruido de los pájaros y el río. Estás completamente inmerso en naturaleza y eso es un baño de salud, como han demostrado varias investigaciones. Y es que hemos evolucionado en zonas verdes y azules, y aunque con la vorágine urbana no lo notemos, estamos totalmente desconectados de la naturaleza y de nosotros. Pero, en fin, que me pongo mística y no es el tema de este blog, debe ser la edad y que desde que soy madre me planteo muchas (más) cosas xD 

Como iba diciendo, el entorno es precioso y fácil de recorrer a través de los senderos habilitados y las pasarelas de madera. Aún así, yendo con dos niños de 3 años (la peque de 7 meses iba en mochila) era inevitable algún enfado, protestas por el cansancio y decir que se aburrían. Nada que un buen palo para apoyarse y grandes dosis de paciencia (más accesible cuando estás de vacaciones) no solucionaran.

El camino termina en el Pozo dos Fumes que da nombre a la ruta, una pequeña cascada que desemboca en un pozo y que, cuando viene con mucha fuerza, desprende vapor de agua. Hay un pequeño mirador sobre la roca para observar la cascada, sin embargo, nosotros no pudimos observar este fenómeno.  

Después, emprendimos el camino de vuelta por donde habíamos venido y cogimos los coches para llegar hasta Leiro.

Leiro es una pequeña población bañada por el río Avia con un precioso paseo fluvial. Aunque tiene más monumentos como el Monasterio de San Clodio (monumento histórico artístico nacional que nos quedamos con ganas de ver), en esta ocasión sólo nos dedicamos a pasear. 

 

Después de comer en un sitio muy aceptable (O Garrafeiro:mi crítica en Tripadvisor aquí) dejamos que los niños corrieran y jugasen en el Área recreativa O Salgueiral.