Nuestro último día en Amsterdam. El vuelo salía a mediodía y nos daba tiempo a ver poco. Decidimos ir hasta la Westerkerk y admirar las vistas desde lo alto. A la iglesia no pudimos a entrar porque estaba cerrada. La vista desde las alturas nos encantó, y es que Amsterdam es muy especial, y si ya nos había enamorado desde el suelo, desde lo alto también nos encantó. Se podína ver perfectamente los canales entre los grupos de casas, y todas esas casas con esa forma tan característica, estrecha y bonita.
