Londres día 2: Hyde Park, Buckinham Palace, Westminster Abbey, Trafalgar Square, National Gallery.
Hyde Park
Nos levantamos temprano porque ¡teníamos tantas cosas que ver! Después de un desayuno bastante cutreen el hotel a base de tostadas y cereales (nada del típico desayuno inglés) nos fuimos a conocer la ciudad, totalmente emocionados. Nuestra primera visita fueron Hyde Park y Kensington Gardens, que los habíamos visto sólo a medias el día anterior, y que, además, se encontraban muy cerca de nuestro hotel.Hyde Park es uno de los parque más famosos y más grandes de Londres. Es un Parque Real, lo que quiere decir que en origen esta extensión de verde fue creada como zona de caza para la familia real. El lago Serpentine divide el parque en dos, y sirve de hogar a numerosas especies de aves. Efectivamente a lo largo de nuestro recorrido pudimos ver varios tipos nadando tranquilamente en las aguas del lago.
Ocas |
Cormoranes |
Focha común |
Cisnes |
El parque nos gustó mucho, ya que era un remanso de paz en medio de la ciudad, y estuvimos largo rato disfrutando el entorno. Al final atravesamos todo el parque hasta Hyde Park Corner en una larga caminata. El problema era que al mirar el mapa todo parecía mucho más cerca de lo que en realidad estaba, pero como nos encanta andar, tampoco nos quejamos mucho. Además, valió la pena, Hyde Park es impresionante, es como estar en el medio de un bosque.
En Hyde Park Corner se encuentran varios memoriales a los caídos en la primera y segunda guerra mundial, así como el Arco de Wellington, que junto con el Marble Arch en el otro extremo del parque, conmemoran las victorias inglesas sobre las tropas napoleónicas. Una de las figuras principales en estas Guerras Napoleónicas es, precisamente, el Duque de Wellington, que luchó contra los franceses apoyando a España, en la Guerra de la Independencia española, y que gracias a la ayuda prestada fue nombrado grande de España. Tiene una estatua ecuestre en esta zona.
Coche de caballos y Hyde Park Screen al fondo |
Arco de Wellington |
Estatua del Duque de Wellington |
Memorial de la Artillería Real |
Buckingham Palace
Más o menos el propio camino nos fue dirigiendo hacia St. James Park hasta llegar al Buckingham Palace. Las calles de alrededor soportaban un intenso tráfico, y había también mucha policía vigilando.Palacio, al fondo, con los típicos taxis londinenses delante. |
El Palacio de Buckingham es la residencia oficial de los reyes de Reino Unido en Londres desde 1837, precisamente cuando la Reina Victoria accedió al trono. Es uno de los pocos palacios reales que quedan en activo, razón por la cual no se podía visitar. Sin embargo, a partir de la década de los 90 se hizo accesible al público, pero sólo entre los meses de julio y septiembre, que es cuando la soberana, Isabel II, se encuentra de vacaciones en Balmoral (Escocia). [Tip: hay distintos tipos de entrada en función de lo que se quiera ver (salones, jardines, caballerías...), más información aquí].
Dice la tradición que cuando la soberana se encuentra en palacio ondea el estandarte real, mientras que si no está ondea la Union Jack, la bandera del Reino Unido.
Fachada principal del palacio |
Bandera británica = la reina no está en palacio |
En la calle prácticamente todo nos llamaba la atención. Los edificios, tan diferentes a los nuestros, los magníficos letreros que hacían que llegar a cualquier sitio fuese facilísimo y perderse imposible, la gente, los propios monumentos... Estábamos empezando a disfrutar de verdad el viaje, y estoy segura de que en algún momento de este día empezó nuestro pasión por los viajes.
Westminster Abbey
Seguimos andando y llegamos hasta Westminster Abbey. En esta abadía se coronan los monarcas británicos desde Guillermo I el conquistador (siglo XI). La mayoría de ellos también están enterrados aquí, así como otras personalidades ilustres. Acogió en su día también la boda de la monarca Isabel II, y más recientemente de su nieto William con Kate Middleton. Westminster es un símbolo para la nación y la Iglesia anglicana. Es también Patrimonio de la Humanidad.Tras pagar la entrada la recorrimos de cabo a rabo. ¡Qué diferencia con las iglesias que conocíamos!. Era muy luminosa por dentro, característico del estilo gótico y al contrario que el estilo románico, que son las iglesias típicas de Galicia. Además nos sorprendió su tamaño (lo leo con ojos de ahora y me doy cuenta de qué poco mundo habíamos visto hasta entonces, ¡criaturiñas! xD). Recorrerla por dentro era toda una maravilla, con sus claustros, los jardines, las tumbas de personajes ilustres: Chaucer, Dickens y Kipling (el autor de "El Libro de la Selva") Livingstone, Newton, Darwin... En el interior no se pueden sacar fotos, y ni tan siquiera lo intentamos (otra cosa que cambió con los años, que nos volvimos más osados XD).
Para terminar visitamos el College Garden, que antiguamente albergaba un pequeño huerto donde los monjes cultivaban verduras y hierbas medicinales. Se dice que es uno de los más antiguos de Inglaterra.
Mr. Knook, con una cámara del pleistoceno (que en aquel momento aún no lo era) xDDD |
Palacio de Westminster y Big Ben
Al salir de visitar la abadía, fuimos hasta el parlamento, que estaba justo al lado. De hecho, desde los jardines de Westminster se divisaba perfectamente el Big Ben.La presencia de policía en los alrededores era importante:
El Palacio de Westminster es la sede del Parlamento del Reino Unido y es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. A nosotros nos pasó como le pasa a casi todo el mundo: el edificio en fotos no llama mucho la atención, pero allí, en vivo y en directo, es impresionantemente bonito. De estilo neogótico y a orillas del río Támesis, es una de las más típicas postales de Londres. Para poder tener la mejor vista es imprescindible cruzar el puente de Westminster hasta la orilla opuesta. Nosotros nos encontramos el puente vallado por obras, pero nos las ingeniamos para que las fotos salieran igual.
Posando con el parlamento. Se distingue la torre de la victoria (izquiera) y la torre del reloj (derecha) |
Obras en el puente de Westminster |
Cruzamos a la orilla izquierda de nuevo por el Puente de Lambeth, desde donde se podía divisar el Parlamento, el Puente de Westminster y el famoso London Eye. Esta noria es una de las atracciones turísticas más populares, y fue abierta al público en el año 2000, de ahí su sobrenombre de "Torre del Milenio". Desde sus cabinas acristaladas se obtienen vistas panorámicas de la ciudad, así que podemos definirlo como una especie de mirador. Nosotros no nos planteamos subir porque ya contábamos con ver panorámicas de Londres desde otros sitios (entre otros, la Catedral de Sant Paul) y sobre todo porque el recorrido o la vuelta completa de la noria dura 30 minutos y era muy caro. Para nosotros en ese momento era un desperdicio de tiempo y dinero.
Muy cerca nos llamó la atención una máquina de ORA (inglesa,claro) y nos hizo gracia curiosear el precio de la hora y el límite máximo de estacionamiento.
Nuestra idea era ir a la Tate Gallery siguiendo el mapa que llevábamos, pero resulta que después de tanto buscarla, cuando llegamos descubrimos que ya no se llamaba así, se llamaba Tate Britain, y la que nosotros buscábamos era la Tate Modern, abierta en el año 2000, que estaba prácticamente en el extremo opuesto. Había un barco, el Tate to Tate, que conectaba ambas cada 40 minutos pero acababa de zarpar. No quisimos esperar y decidimos dejar la visita para otro día.
Downing street
Deshicimos el camino andado y avanzamos pasando delante de Downing Street. El número 10 de esa misma calle es la residencia oficial del primer ministro británico, por aquel entonces, era Tony Blair. Obviamente el acceso a la calle está restringido, y la residencia está rodeada de medidas de seguridad como vallas y policías.Trafalgar Square y National Gallery
Desde allí llegamos hasta la Plaza de Trafalgar, que estaba llena de gente de toda clase: árabes, japoneses, indios, africanos... Este particular mestizaje impera en todo Londres y en otras partes del mundo y para algunos puede parecer normal, pero para nosotros, en ese momento, era una gran novedad, ya que no habíamos visto nada parecido ni vivíamos tampoco en una gran ciudad. La plaza estaba llena también de turistas y palomas.Trafalgar Square fue construida para conmemorar la victoria de la armada británica sobre la francesa y la española en la Batalla de Trafalgar, y terminando con las esperanzas de Napoleón de conquistar territorio inglés.
En el centro de la Plaza se yergue la imponente Columna de Nelson, en honor al almirante británico Horatio Nelson, uno de los más célebres marinos de la historia inglesa, cuya mayor victoria fue, precisamente, la Batalla de Trafalgar, en la que perdió la vida.
Columna de Nelson |
Por la tarde nos dedicamos a la National Gallery, para mí una de las mejores pinacotecas del mundo (y esto lo dije entonces y lo digo ahora, que llevo unos cuantos museos a mis espaldas). La cantidad de obras que alberga y la calidad de las mismas es espectacular. La organización del espacio y el orden de las salas es sublime. Cada época está dividida por colores, de forma que se hacía muy sencillo localizar las obras y no perderse. Además del título, cada cuadro tenía un pequeño texto contando la historia del cuadro o parte de su significado. Se me hacía raro ver los nombres de los cuadros en inglés, estando acostumbrada a sus nombre en español (otra cosa que he ido olvidando con los años, que hasta en ruso he visto los nombres de muchos pintores y ya no me parece raro). Otra de las cosas que me llamó poderosamente la atención es que aquí (y en otros museos que veríamos más adelante) había mucha gente sentada dibujando el cuadro o la escultura elegida (estudiantes de arte, supongo) lo que le daba un gran ambiente al museo. Y por si todo esto fuera poco, el museo es totalmente gratuito (de hecho, todos los museos de Londres lo son). [Tip: Los museos de Londres suelen ser gratuitos, mientras que las iglesias son de pago, al contrario de lo que suele pasar en el resto de países.]
No hace falta decir que a estas alturas del día, más o menos las 5 de la tarde, yo casi ni me tenía en pie. Aún así fuimos a la exposición temporal de la National en la esquina de Trafalgar, que era "Manet to Picasso" y donde contemplé, en vivo y en directo, una de las copias más famosas del cuadro de "Los girasoles" de Van Gogh. En ese momento constaté que era toda una obra de arte, y que había muchísima diferencia de verlo en una foto a verlo allí. Los girasoles parecían querer salirse del cuadro, y esos trazos tan característicos del pintor no dejan indiferente. También estaban allí "Estanque con Nenúfares" de Monet y otras obras de Degas, Gauguin, Cezanne, etc. La exposición me encantó, y en la tienda del museo compré un libro sobre la exposición para llevarle de recuerdo a mi padre.
Salimos de la National y entramos a St. Martin-in-the-fields, situada en una de las esquinas de la Plaza y una de las iglesias más famosas de Londres, principalmente por estar donde está. En su cripta hay un café y también se ofrecen conciertos de jazz con cuyos beneficios se financia el trabajo de la iglesia a favor de personas sin hogar. La visita, sin embargo, fue muy rápida porque estaban a punto de cerrar (odio eso de que todo cierre a las cinco de la tarde, cuando aún queda tanto día).
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