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Torre de Londres

Nuestro último día en Londres. El día estaba raro y lo mismo caí un chaparrón que salía un rayo de sol. Esta vez tocaba visitar la Torre de Londres. Para llegar hasta allí fuimos directamente en metro, que ya no tenía secretos para nosotros.

La Torre de Londres es un conjunto histórico construido en el siglo XI que ha servido para diversos usos. A principios de la Edad Media era residencia real, pero también tesoro, Casa de la Moneda, armería... A finales del siglo XV fue usada como prisión. Sin embargo, los presos que se encarcelaban aquí no eran presos cualquiera, sino aristócratas y otros personajes de alto rango convictos por traición. Aquí estuvieron encerrados Isabel I (antes de gobernar) y aquí se decapitó a su madre, Ana Bolena.

Se compone de varios edificios, entre ellos torres, varios patios y murallas. En el Patio Central se encuentra la Torre Blanca, la mayor de todas, probablemente destinada a residencia real, que a su vez se divide en varias plantas con distintos usos. La leyenda dice que si los cuervos se van de la torre, el país caerá.
Tower of London
Torre Blanca  

Tower of London Tower of London
La entrada a la torre fue la más cara de todas (15 libras) y fue quizá la visita que más nos decepcionó. Nos pareció un poco "vacío", pero también es verdad que lo visitamos por libre y la guía que llevábamos nos resultó algo falta de información. [Tip: Mi recomendación es apuntarse a un tour guiado o coger una audiguía para poder sacarle el máximo partido a la visita].

Uno de los principales motivos para visitar la torre es poder ver las Joyas de la Corona, que se encuentran aquí. Mr. Knook descubrió que había perdido su entrada, y nos entró el pánico por si había que volver a pagarla, con lo cara que era. Después de intentar encontrarla, entramos igual a la torre y nadie nos pidió nada.

Tower Bridge

Justo al lado de la Torre de Londres se encuentra el Tower Bridge. Este famoso puente levadizo es otro de los símbolos de Londres, con sus bonitas torres góticas.
Tower of London

Fleet Street y la Iglesia de los Templarios

Como nos quedaba algo de tiempo hasta el medio día, nos pusimos a buscar la Iglesia del Temple (sí, la de los templarios, estábamos en plena fiebre de Dan Brown y el Código Da Vinci). Desgraciadamente su localización y sus horarios de visita son tan extraños como la propia orden de los templarios, así que tras perder mucho tiempo intentando encontrarla en un kilómetro cuadrado y dar con ella, descubrimos que estaba cerrada y en obras, y, para más inri, la abrían al día siguiente que nosotros ya no estábamos :(  Por lo menos la puerta estaba abierta, y, aunque no pudimos entrar, sí pudimos echar un vistazo al interior desde fuera. Algo es algo.
Temple Church
Mi cara de decepción ante la entrada a la Iglesia.
Aún así el paseo por Fleet street valió la pena, ya que vimos la Royal Courts of Justice, que es un edificio impresionante, y encontramos una tienda de Twinings pequeñita en la que paramos a comprar unos tés. Royal Court of Justice Griffon
Twinnings

Tate Modern

Decidimos ir a ver la dichosa Tate Modern, el museo de Arte Moderno, que no habíamos podido ver el primer día. Quedaba un poco a desmano, ya que había que ir a la otra orilla, pero yo no me quería ir sin verla. Al final eran casi las tres de la tarde cuando llegamos, no habíamos comido y no había nada parecido a un restaurante, bar o tienda cerca (¡eso en España no pasa!). Lo único que había era un puesto de perritos calientes, que fue lo que comimos, aunque no es que estuviesen muy buenos.
Tate Modern Por fin entramos en la Tate y ¡menuda desilusión!. Había un montón de gente, como en los otros museos, pero era prácticamente imposible moverse. Los cuadros, además, estaban dispuestos siguiendo una temática y no cronológicamente o por autores. Nos resultó muy difícil verlo todo y sobre todo, encontrarlo. Así que, decepcionados, nos fuimos, no sin antes hacer una foto desde lo alto del restaurante de la Tate en el último pisto, justo en frente de la catedral de Saint Paul.Tate Modern
Atravesamos el Puente del Milenio y llegamos hasta la zona de la Catedral de St. Paul. Millenium Bridge Millenium Bridge Millenium Bridge

Harrods, Museo de Hisotria y Abbey Road

Como aún quedaba algo de tiempo nos decidimos a ir a Harrods, los grandes almacenes de lujo y uno de los sitios más típicos. Realmente es una chorrada, al fin y al cabo es como si alguien viene a España y se va a El Corte Inglés -salvando las distancias-. El caso es que Mr. Knook tenía curiosidad porque todo el mundo le hablaba de Harrods y quería verlo. Cuando al fin lo vio dijo, "¡Pero si esto es como El Corte Inglés!". Pues sí xD. Básicamente lo único que hicimos fue entrar y salir, porque no somos precisamente de los que nos guste ir de compras, y menos si estamos de viaje.
Harrods Cerca de allí estaba el Museo de Historia Natural, así que aprovechamos y nos acercamos hasta allí. El edificio es muy bonito, pero la exposición no nos interesó demasiado.

Para terminar el día y como buena beatlemaníaca, no podía irme sin pisar Abbey Road. Por supuesto intenté hacerme una foto en el famoso paso de peatones de la portada del disco homónimo de los Beatles, pero no fui capaz porque me confundí. Pensé que iba a estar más lejos, y no, era el maldito primer paso que encontramos en el que todo el mundo se hacía fotos (obviamente). Pero yo, tonta de mí, había leído que el paso se había repintado y estaba buscando otra cosa. Además, suponía que el estudio de grabación iba a estar indicado y no, era una casa más que apenas se distinguía. En fin, que el paso no lo cruzaría, ¡pero la calle me la recorrí de arriba a abajo! Abbey Road Abbey Road Antes de volver al hotel pasamos por un Mark & Spencer a comprar unos bollitos de pasas para mis padres. La verdad es que a mí no me gustan las pasas, pero esos bollitos estaban deliciosos.

Y aquí acabó nuestro viaje, ya que al día siguiente, muy temprano y después de degustar unas maravillosas muffins de chocolate y un capuccino en el aeropuerto, nos volvimos a casa. Se acababa nuestro primer viaje al extranjero, pero afortunadamente quedaban muchos por venir.Stansted Airport Stansted Airport
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Primera experiencia en el metro

Hoy iba a ser un día muy emocionante para mí. Íbamos a ir al Museo Británico y al fin podría ver en vivo y en directo alguna de las maravillas del antiguo Egipto (lo que más me interesaba sin lugar a dudas) y otras de Grecia y Roma. Como teníamos los pies destrozados del día anterior, esta vez decidimos coger el metro para llegar hasta allí. Lo malo es que la estación de metro más cercana al hotel estaba en obras, la siguiente más cerca era Paddington, pero no nos servía porque nosotros teníamos que coger la central line para llegar hasta Holborn. Así que al final tuvimos que ir andando hasta la estación de Marble Arch, unos 15 minutos nos llevó llegar hasta allí, sufriendo por nuestros pies.

Decidimos comprar un bono para todo el día, ya que era lo más práctico. Pagándolo una sola vez podías ir en metro o en bus las veces que quisieras (con algunas excepciones). Mr. Knook nunca había montado en metro. Yo había ido en Madrid cuando era pequeña, pero apenas me acordaba porque había pasado mucho tiempo. Por eso todo nos sorprendía, para nosotros era todo nuevo. A mí me encantaban especiamente los avisos:

-Next Station is Oxford Street, change here for the Victoria line and the Bakerloo line.
-Please mind the gap, between the train and the station.

Había otros en plan vigila tus bolsas, si ves alguna bolsa sospechosa, por favor avisa a los trabajadores del metro, que ya no eran tan divertidos.

Museo Británico

Nos bajamos en Holborn y seguimos las señales hasta llegar al museo. Al verlo después en el vídeo que grabamos, descubrí que las farolas de los pasos de peatones parpadeaban cuando alguien iba a cruzar, algo que nos pareció muy práctico.

El Museo Británico es uno de los más importantes y controvertidos del mundo. Su extensísima colección abarca piezas de Egipto, Roma, Grecia, Mesopotamia, América... Es especialmente significativa su colección del Antiguo Egipto, la más importante del mundo después de la del Museo Egipcio del Cairo. Como apasionada de todo lo relacionado con el Antiguo Egipto era la parte que más me interesaba (si alguien, allí mismo, me hubiese dicho que 6 años después estaría en el Cairo no me lo hubiera creído).
British Museum
Entrar en el museo es gratuito y, al contrario que en Westminster o en la National Gallery, aquí sí se podían grabar y sacar fotos. No sólo eso, si no que se podía tocar las piezas (sarcófagos, estatuas...). Una de las cosas que más nos llamó la atención, porque nunca habíamos visto ningún museo donde se pudiera hacer eso.

La primera parada y la primera foto no podían ser otra que la piedra de Rosetta. No os podéis imaginar la ilusión que me hizo tenerla ante mis ojos. Como sabréis esta piedra contiene un texto escrito en 3 idiomas distintos: griego, egipcio demótico y jeroglíficos egipcios. Aunque fue descubierta en 1799 no fue hasta 20 años más tarde que el francés Champollion consiguió descifrar la escritura jeroglífica y con el permitir conocer una parte de la historia que hasta entonces permanecía inaccesible para nosotros.
British Museum
Piedra Rosetta
Otra de las cosas que me hizo mucha ilusión fue descubrir un trozo de la barba de la Esfinge de Guiza. Sí, esa a la que se aferraba Obelix y que por su peso, caía.
British Museum
Perilla de la Esfinge de Giza.
Pero no sólo de Egipto vive el hombre, así que nos afanamos para poder visitar prácticamente todas las salas, desde la antigua Grecia, Roma, Persia, Asia, Sudamérica...
British Museum
Estatuas romanas
2116 - British Museum
Mosaicos romanos
British Museum
Esculturas del Partenón en Grecia

Como en la National, también había gente en las salas dibujando las diferentes piezas. Y como es uno de los museos más famosos de Londres, la cantidad de visitantes era importante. De hecho, en algunas salas, apenas se podía uno mover para conseguir ver los objetos.

A las 14:00, con los pies ya hechos puré, nos detuvimos a comer en la cafetería del museo, que se encontraba en el precioso patio central. Una ensaladita (un poco insípida, eso sí) y un trozo de tarta (yo de choco y Mr. Knook de toffee) nos bastaron para reponer fuerzas y descansar un rato. De beber, Nestea de frutas del bosque, por aquello de probarlo, pero era demasiado dulce.
British Museum British MuseumDespués de comer, seguimos recorriendo las demás colecciones que nos faltaban. Estuvimos casi 5 horas recorriendo el museo. ¡Era infinito! Al final ya no podíamos más, teníamos un dolor de pies horribles y nos dolía la espalda de estar tanto tiempo de pie. Hicimos una parada en la tienda de recuerdos para traer una escarabajo de la suerte y unas momias de chocolate y nos fuimos, ya no podíamos asimilar más arte por el momento.
British Museum
Parte de la colección asiática
British Museum
Moai de la Isla de Pascua (Chile)

St Paul's Cathedral

Salimos del museo y deambulamos por las calles. Llegamos hasta la zona de Covent Garden, aunque no hicimos ninguna foto. Después seguimos andando y casi sin querer llegamos hasta Chinatown, pero curiosamente aquí tampoco hicimos ninguna foto.

Andando, andando, al fin llegamos hasta nuestra siguiente parada, la Catedral de St. Paul. Esta catedral es la segunda catedral cristiana más grande de Europa, sólo por detrás de la Basílica del Vaticano. Durante casi 300 años fue el edificio más alto de Londres, con sus 111 metros de altura. Es por ello que uno de sus principales atractivos es, precisamente, las vistas desde la cúpula. En su interior se han celebrado funerales y bodas. La más famosa: la boda del Príncipe Carlos y Lady Di.
St. Paul Cathedral
Presidiendo la entra se encontraba una estatua de la Reina Victoria ataviada con cetro, corona y orbe dorados, símbolo del poder real.
St. Paul Cathedral


La entrada es de pago, y pagando un suplemento más se podía subir a lo alto de la cúpula, cosa que ni dudamos. El interior es bastante bonito, pero no permiten hacer fotos.

La ascensión a la cúpula se hace por tramos. La primera parada que se hace tras recorrer 259 escaleras de caracol y de "mind your head" es la Whispering Gallery o cúpula de los susurros. Su nombre se debe a que (supuestamente) un susurro en un lado de la galería se escucha perfectamente al otro lado, que está a 32 metros de distancia. Subiendo 119 escaleritas más (y ya llevamos 378) se llega a la Stone Gallery o la cúpula de piedra, desde donde se pueden divisar Londres tras unos barrotes de piedra.
St. Paul Cathedral
Vistas de la Tate Modern desde la Stone Gallery
St. Paul Cathedral
Mi cara de agotada a esas horas y después de la subidita
  St. Paul Cathedral Pero las mejores vistas de todo Londres sin duda alguna estaban subiendo 152 escalones más. Es decir, un total de 530 escalones para llegar a la Golden Gallery o cúpula dorada. Desde aquí obtenemos una vista en 360º de todo Londres.  Se divisa perfectamente el Parlamento, la Tate Modern (justo enfrente de la catedral), el Tower Bridge...
St. Paul Cathedral
Río Támesis y London Eye, a la izquierda.
St. Paul Cathedral
Tate Modern y Millenium Bridge desde la Golden Gallery.
St. Paul Cathedral
Tower Bridge
St. Paul Cathedral St. Paul Cathedral El día tocaba a su fin, así que nos dirigimos al hotel para descargarnos de cosas. Para cenar fuimos a un pub cerca del hotel llamado Sawyer's arms donde probamos  el fish & chips y un roastbeef. Todo estaba bastante bueno y el local era muy agradable, así que tuvimos una buena cena.
Pub Sawyer´s arms
Pub Sawyer´s arms
Roastbeef con patatas y verduritas
Pub Sawyer's Arms
Fish & Chips
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Hyde Park

Nos levantamos temprano porque ¡teníamos tantas cosas que ver! Después de un desayuno bastante cutreen el hotel a base de tostadas y cereales (nada del típico desayuno inglés) nos fuimos a conocer la ciudad, totalmente emocionados. Nuestra primera visita fueron Hyde Park y Kensington Gardens, que los habíamos visto sólo a medias el día anterior, y que, además, se encontraban muy cerca de nuestro hotel.

Hyde Park es uno de los parque más famosos y más grandes de Londres. Es un Parque Real, lo que quiere decir que en origen esta extensión de verde fue creada como zona de caza para la familia real. El lago Serpentine divide el parque en dos, y sirve de hogar a numerosas especies de aves. Efectivamente a lo largo de nuestro recorrido pudimos ver varios tipos nadando tranquilamente en las aguas del lago.
Hyde Park
Ocas     
Hyde Park
Cormoranes
Hyde Park
Focha común
Hyde Park
Cisnes
Las ardillas son otros de los famosos habitantes del parque. Algunas nos siguieron, y una incluso le subió por la pierna a Mr. Knook en busca de comida. ¡Eran muy vehementes! Y se notaba que estaban acostumbradas a que la gente les diera de comer, porque cuando veían a alguien se lanzaban a por ellos en busca de comida.
Hyde Park Hyde Park
El parque nos gustó mucho, ya que era un remanso de paz en medio de la ciudad, y estuvimos largo rato disfrutando el entorno. Al final atravesamos todo el parque hasta Hyde Park Corner en una larga caminata. El problema era que al mirar el mapa todo parecía mucho más cerca de lo que en realidad estaba, pero como nos encanta andar, tampoco nos quejamos mucho. Además, valió la pena, Hyde Park es impresionante, es como estar en el medio de un bosque.

En Hyde Park Corner se encuentran varios memoriales a los caídos en la primera y segunda guerra mundial, así como el Arco de Wellington, que junto con el Marble Arch en el otro extremo del parque, conmemoran las victorias inglesas sobre las tropas napoleónicas. Una de las figuras principales en estas Guerras Napoleónicas es, precisamente, el Duque de Wellington, que luchó contra los franceses apoyando a España, en la Guerra de la Independencia española, y que gracias a la ayuda prestada fue nombrado grande de España. Tiene una estatua ecuestre en esta zona.
Hyde Park
Coche de caballos y Hyde Park Screen al fondo
Hyde Park
Arco de Wellington
Hyde Park
Estatua del Duque de Wellington
St. James Park
Memorial de la Artillería Real

Buckingham Palace 

Más o menos el propio camino nos fue dirigiendo hacia St. James Park hasta llegar al Buckingham Palace. Las calles de alrededor soportaban un intenso tráfico, y había también mucha policía vigilando.
Buckinham Palace
Palacio, al fondo, con los típicos taxis londinenses delante.
Buckinham Palace Lo primero que llama la atención en la explanada que se encuentra frente al palacio, es el enorme Victoria Memorial, el Memorial dedicado a la Reina Victoria. Esta soberana se convirtió en todo un icono nacional, proyectaba una imagen de grandeza que coincidió con una gran expansión del Imperio Británico (era también Emperatriz de la India) y es antepasado de muchos de los actuales monarcas europeos (reinantes o no) hoy en día, ya que fue casando a sus hijos con distintos herederos de distintos países. Entre sus descendientes se encuentran el actual Rey de España, Felipe VI, su padre Juan Carlos I y su madre la Sofía de Grecia.
Buckinham Palace
Buckinham Palace
El Palacio de Buckingham es la residencia oficial de los reyes de Reino Unido en Londres desde 1837, precisamente cuando la Reina Victoria accedió al trono. Es uno de los pocos palacios reales que quedan en activo, razón por la cual no se podía visitar. Sin embargo, a partir de la década de los 90 se hizo accesible al público, pero sólo entre los meses de julio y septiembre, que es cuando la soberana, Isabel II, se encuentra de vacaciones en Balmoral (Escocia). [Tip: hay distintos tipos de entrada en función de lo que se quiera ver (salones, jardines, caballerías...), más información aquí].

Dice la tradición que cuando la soberana se encuentra en palacio ondea el estandarte real, mientras que si no está ondea la Union Jack, la bandera del Reino Unido.
Buckinham Palace
Fachada principal del palacio
 Buckinham Palace
Buckinham Palace
Bandera británica = la reina no está en palacio
Nosotros nos contentamos con ver el palacio desde fuera, y ni nos planteamos entrar. Después de un rato grabando y haciendo fotos, nos dimos cuenta de que ese día no había cambio de guardia, así que no nos demoramos allí más tiempo y seguimos con nuestra visita. [Tip: el cambio de guardia es en días alternos (lunes, miércoles, viernes y domingo) y sólo de enero a julio. Ver más información aquí]
Buckinham Palace
En la calle prácticamente todo nos llamaba la atención. Los edificios, tan diferentes a los nuestros, los magníficos letreros que hacían que llegar a cualquier sitio fuese facilísimo y perderse imposible, la gente, los propios monumentos... Estábamos empezando a disfrutar de verdad el viaje, y estoy segura de que en algún momento de este día empezó nuestro pasión por los viajes. Streets Westminster Church

Westminster Abbey

Seguimos andando y llegamos hasta Westminster Abbey. En esta abadía se coronan los monarcas británicos desde Guillermo I el conquistador (siglo XI). La mayoría de ellos también están enterrados aquí, así como otras personalidades ilustres. Acogió en su día también la boda de la monarca Isabel II, y más recientemente de su nieto William con Kate Middleton. Westminster es un símbolo para la nación y la Iglesia anglicana. Es también Patrimonio de la Humanidad.
Westminster Abbey Westminster  Abbey Westminster  Abbey Westminster Abbey Tras pagar la entrada la recorrimos de cabo a rabo. ¡Qué diferencia con las iglesias que conocíamos!. Era muy luminosa por dentro, característico del estilo gótico y al contrario que el estilo románico, que son las iglesias típicas de Galicia. Además nos sorprendió su tamaño (lo leo con ojos de ahora y me doy cuenta de qué poco mundo habíamos visto hasta entonces, ¡criaturiñas! xD). Recorrerla por dentro era toda una maravilla, con sus claustros, los jardines, las tumbas de personajes ilustres: Chaucer, Dickens y Kipling (el autor de "El Libro de la Selva") Livingstone, Newton, Darwin... En el interior no se pueden sacar fotos, y ni tan siquiera lo intentamos (otra cosa que cambió con los años, que nos volvimos más osados XD).

Para terminar visitamos el College Garden, que antiguamente albergaba un pequeño huerto donde los monjes cultivaban verduras y hierbas medicinales. Se dice que es uno de los más antiguos de Inglaterra.
Westminster  Abbey
Mr. Knook, con una cámara del pleistoceno (que en aquel momento aún no lo era) xDDD
Westminster Abbey En un lateral de uno de los claustros había una cafetería, donde compramos unos sandwiches para tomar a la hora de la comida y no complicarnos. Serían más o menos las 11 de la mañana.

Palacio de Westminster y Big Ben

Al salir de visitar la abadía, fuimos hasta el parlamento, que estaba justo al lado. De hecho, desde los jardines de Westminster se divisaba perfectamente el Big Ben.
Parlament & Big Ben Parlament & Big Ben
La presencia de policía en los alrededores era importante:
Parlament & Big Ben
El Palacio de Westminster es la sede del Parlamento del Reino Unido y es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. A nosotros nos pasó como le pasa a casi todo el mundo: el edificio en fotos no llama mucho la atención, pero allí, en vivo y en directo, es impresionantemente bonito. De estilo neogótico y a orillas del río Támesis, es una de las más típicas postales de Londres. Para poder tener la mejor vista es imprescindible cruzar el puente de Westminster hasta la orilla opuesta. Nosotros nos encontramos el puente vallado por obras, pero nos las ingeniamos para que las fotos salieran igual.
Parlament & Big Ben
Posando con el parlamento. Se distingue la torre de la victoria (izquiera) y la torre del reloj (derecha)
Westminster Bridge
Obras en el puente de Westminster
Sin embargo, la mejor foto de la torre más famosa, la Torre del Reloj (mal llamada Big Ben, que en realidad es el nombre de la campana), la hicimos desde el propio puente. Esta impresionante torre es otro de los símbolos de Londres, y al igual que el Parlamento, in situ dice muchísimo más que en foto.
Westminster Bridge
Cruzamos a la orilla izquierda de nuevo por el Puente de Lambeth, desde donde se podía divisar el Parlamento, el Puente de Westminster y el famoso London Eye. Esta noria es una de las atracciones turísticas más populares, y fue abierta al público en el año 2000, de ahí su sobrenombre de "Torre del Milenio". Desde sus cabinas acristaladas se obtienen vistas panorámicas de la ciudad, así que podemos definirlo como una especie de mirador. Nosotros no nos planteamos subir porque ya contábamos con ver panorámicas de Londres desde otros sitios (entre otros, la Catedral de Sant Paul) y sobre todo porque el recorrido o la vuelta completa de la noria dura 30 minutos y era muy caro. Para nosotros en ese momento era un desperdicio de tiempo y dinero.
Lambeth Bridge Muy cerca nos llamó la atención una máquina de ORA (inglesa,claro) y nos hizo gracia curiosear el precio de la hora y el límite máximo de estacionamiento.
O.R.A. londinense Nuestra idea era ir a la Tate Gallery siguiendo el mapa que llevábamos, pero resulta que después de tanto buscarla, cuando llegamos descubrimos que ya no se llamaba así, se llamaba Tate Britain, y la que nosotros buscábamos era la Tate Modern, abierta en el año 2000, que estaba prácticamente en el extremo opuesto. Había un barco, el Tate to Tate, que conectaba ambas cada 40 minutos pero acababa de zarpar. No quisimos esperar y decidimos dejar la visita para otro día.

Downing street

Deshicimos el camino andado y avanzamos pasando delante de Downing Street. El número 10 de esa misma calle es la residencia oficial del primer ministro británico, por aquel entonces, era Tony Blair. Obviamente el acceso a la calle está restringido, y la residencia está rodeada de medidas de seguridad como vallas y policías.
10 Downing Street 10 Downing Street

Trafalgar Square y National Gallery

Desde allí llegamos hasta la Plaza de Trafalgar, que estaba llena de gente de toda clase: árabes, japoneses, indios, africanos... Este particular mestizaje impera en todo Londres y en otras partes del mundo y para algunos puede parecer normal, pero para nosotros, en ese momento, era una gran novedad, ya que no habíamos visto nada parecido ni vivíamos tampoco en una gran ciudad. La plaza estaba llena también de turistas y palomas.

Trafalgar Square fue construida para conmemorar la victoria de la armada británica sobre la francesa y la española en la Batalla de Trafalgar, y terminando con las esperanzas de Napoleón de conquistar territorio inglés. Trafalgar Square & National Gallery
Trafalgar Square & National Gallery
En el centro de la Plaza se yergue la imponente Columna de Nelson, en honor al almirante británico Horatio Nelson, uno de los más célebres marinos de la historia inglesa, cuya mayor victoria fue, precisamente, la Batalla de Trafalgar, en la que perdió la vida.
Trafalgar Square & National Gallery
Columna de Nelson
 La plaza era espectacular, con la National Gallery como piedra angular, rodeada de la iglesia de St. Martin-in-the-fields (también en obras, por cierto) y los leones vigilando el conjunto. En las escaleras de la National hicimos un alto para tomarnos los sandwiches que habíamos comprado (que estaban buenísimos). Trafalgar Square & National Gallery En una esquina de la plaza había unos baños públicos y (oh, ¡sorpresa!) estaban limpios, el agua salía caliente y ¡hasta había un sillón!. Creo que ese fue el momento en que Londres acabó de ganar mi admiración.

Por la tarde nos dedicamos a la National Gallery, para mí una de las mejores pinacotecas del mundo (y esto lo dije entonces y lo digo ahora, que llevo unos cuantos museos a mis espaldas). La cantidad de obras que alberga y la calidad de las mismas es espectacular. La organización del espacio y el orden de las salas es sublime. Cada época está dividida por colores, de forma que se hacía muy sencillo localizar las obras y no perderse. Además del título, cada cuadro tenía un pequeño texto contando la historia del cuadro o parte de su significado. Se me hacía raro ver los nombres de los cuadros en inglés, estando acostumbrada a sus nombre en español (otra cosa que he ido olvidando con los años, que hasta en ruso he visto los nombres de muchos pintores y ya no me parece raro). Otra de las cosas que me llamó poderosamente la atención es que aquí (y en otros museos que veríamos más adelante) había mucha gente sentada dibujando el cuadro o la escultura elegida (estudiantes de arte, supongo) lo que le daba un gran ambiente al museo. Y por si todo esto fuera poco, el museo es totalmente gratuito (de hecho, todos los museos de Londres lo son). [Tip: Los museos de Londres suelen ser gratuitos, mientras que las iglesias son de pago, al contrario de lo que suele pasar en el resto de países.]
National Gallery
No hace falta decir que a estas alturas del día, más o menos las 5 de la tarde, yo casi ni me tenía en pie. Aún así fuimos a la exposición temporal de la National en la esquina de Trafalgar, que era "Manet to Picasso" y donde contemplé, en vivo y en directo, una de las copias más famosas del cuadro de "Los girasoles" de Van Gogh. En ese momento constaté que era toda una obra de arte, y que había muchísima diferencia de verlo en una foto a verlo allí. Los girasoles parecían querer salirse del cuadro, y esos trazos tan característicos del pintor no dejan indiferente. También estaban allí "Estanque con Nenúfares" de Monet y otras obras de Degas, Gauguin, Cezanne, etc. La exposición me encantó, y en la tienda del museo compré un libro sobre la exposición para llevarle de recuerdo a mi padre.

Salimos de la National y entramos a St. Martin-in-the-fields, situada en una de las esquinas de la Plaza y una de las iglesias más famosas de Londres, principalmente por estar donde está. En su cripta hay un café y también se ofrecen conciertos de jazz con cuyos beneficios se financia el trabajo de la iglesia a favor de personas sin hogar. La visita, sin embargo, fue muy rápida porque estaban a punto de cerrar (odio eso de que todo cierre a las cinco de la tarde, cuando aún queda tanto día).

Picadilly Circus

Seguimos andando y llegamos a Picadilly Circus, uno de los cruces más famosos del mundo junto con Times Square en Nueva York o Shibuya e Tokio. Sus letreros luminosos son ya un símbolo de Londres, aunque la verdad es que no hay mucho más que ver por allí y tampoco había tanto ambiente. La verdad es que nos decepcionó un poco. Yo ya estaba empezando a estar bastante cansada, así que volvimos al hotel recorriendo Oxford Street. Paramos en un Subway para coger algo de cenar y pusimos punto y final a nuestro segundo día en Londres. Piccadilly Circus Picadilly Circus
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