Otro día de aeropuertos y traslados para volar de Krabi a Bangkok. Habíamos reservado el taxi en el hotel, ya que como os había comentado Ao Nang no tiene taxis, vienen todos desde Krabi y por eso es importante reservarlos. Nos recogieron a las 10.30 pero en vez de taxi nos recogió una furgoneta "VIP" enorme de varias plazas en la que fuimos sólos. 

El conductor lo tenía todo decorado de una manera un poco hortera pero graciosa. La palanca de cambios la habían cambiado por un alto palo de plástico translúcido. 

 El trayecto duró unos 45 minutos. Creo que a la ida tardamos menos y fuimos más rápido, pero a la vuelta fuimos por otra carretera y más despacio. 

El aeropuerto de Krabi era todavía más pequeño y cutre que el de Chiang Mai, lo que me sorprendió bastante al ser una zona tan turística. Apenas había opciones de restauración, un par de kiosko y otro par de puestos donde comprar recuerdos, bebidas y patatas. No había ningún sitio en el que poder sentarse a comer algo.

Nuestro vuelo no aparecía en la puerta de embarque marcada, si no que aparecía otro. Este pequeño problema generó mucha confusión a todos los pasajeros que estábamos esperando. Al final resultó que la puerta de embarque era correcta, aunque el vuelo que apareciese fuera diferente.

El hotel (Oriental Heritage Residence: mi crítica en Tripadvisor aquí) era un hotel muy  moderno y con un personal especialmente amable. Lo había elegido porque había estado dudando entre ese y el de los primeros días, y me apetecía probarlo la última noche. Al hacer el check-in nos ofrecieron una bebida y algo que parecía una pastilla. Menos mal que no nos la comimos porque era una toalla deshidratada a la que le echaron el agua de vaso para que se conviertiera en una toalla refrescante :)

 La habitación era muy original, con un baño de paredes de cristal y una ventana con asiento. Sin embargo, aunque era muy cuqui, no era a prueba de niños (aunque para parejas me pareció genial) ni estaba bien comunicado si pretendes moverte en metro. Moverse en barco es mucho más fácil, porque la parada Oriental está al lado.

Esta zona de Bangkok no tenía nada que ver con la zona donde estaba el hotel donde pasamos los primeros días en la ciudad, aunque ambos están en el mismo barrio de Silom. El primer hotel estaba en un área bulliciosa, caótica, sucia y a medio construir. Y este, en cambio, estaba en una zona tranquila, ordenada y limpia. Eran un Bangkok totalmente opuesto. Nos llamó la atención que aquí sí había pasos de peatones y semáforos, se respiraba un ambiente más de negocios y las aceras eran muchísimo mejores.

Había muchos hoteles de lujo y embajadas pero también enormes edificios abandonados que le dan un toque decadente. También hay muchas tiendas de joyería y artesanía en la zona. Muy cerca se encuentra la Catedral de la Asunción, la principal iglesia católica de Tailandia, y que parecía un poco fuera de lugar en esta parte del mundo.

En el exterior dos estandartes recordaban la visita del papa Francisco a Tailandia, y una estatua recordaba a Juan Pablo II. Contra todo pronóstico, la catedral estaba llena. En su interior se estaba oficiando misa, así que no pudimos entrar. En los alrededores también hay un colegio católico y una misión.

Para finalizar el día nos paseamos por un sitio cercano al hotel que resultó ser un pequeño centro comercial ajardinado y abierto que nos gustó muchó.