Tailandia y Camboya día 12: Excursión a las islas de Hong

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Excursión a las islas de Hong

Nos estábamos empezando a acostumbrar a los desayunos tailandeses de fruta exótica y pad thai o arroz. Además desayunar con sol y luz natural cuando en casa era pleno invierno (y pleno temporal) era una delicia. 
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Como nos habían dicho, nos fueron a recoger al hotel a las 8:30 y nos metieron en una pequeña furgoneta con otros turistas para llevarnos al puerto desde donde partiría la embarcación. Dentro nos esperaban otras tres personas. Tras uno minutos dentro del vehículo, la sorpresa fue que éramos todos españoles, así que estuvimos charlando animadamente con ese grupo de amigos que repetían viaje e intercambiamos impresiones, especialmente del durian jajaja.

Tardamos una media hora larga en llegar al puerto y una vez allí nos hicieron esperar otro tanto mientras iban llegando el resto de los grupos de turistas. Habíamos sido los primeros. Nos dieron una pulserita azul claro para identificar nuestra compañía (Krabi Discovery) y nos fueron metiendo en los dos barcos que llegaron posteriormente. Ahí nos separamos de los españoles, que fueron en la embarcación pequeña mientras a nosotros nos asignaron la grande. Una vez en el barco nos repartieron aguas y chalecos salvavidas y nos acomodamos como y donde pudimos. 
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El "puerto" donde esperamos
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Otra vista del embarcadero
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Uno de los barcos que nos llevaron
Pensábamos que la excursión iba a ser con guía, pero realmente sólo hay un "responsable" que chapurrea algo de inglés y te da unas directrices. Al subir te explica el horario y lo que se va a visitar pero cuesta bastante entenderlo con el acento que tiene. Nos dice que vamos a parar en tres sitios: media hora en el primero, una hora en el segundo y dos horas y medias en el tercero.

 El barco era una lancha rápida. Se puede hacer la excursión en long tail pero es bastante más ruidoso y lento. Conducía un chavalín que no debía llegar a los 18, y otro aún menor lo ayudaba en las maniobras.

Archipiélago de Hong

Las islas de Hong (Koh Hong en tailandés, con el chiste obvio en castellano) se publicitan como paradisíacas y exclusivas, y son una de las excursiones más comunes desde Krabi. Se compone de varias islas y es un parque natural, razón por la cual no se puede ensuciar (no hay papeleras, te tienes que llevar todos los deshecho que generes) ni hay restaurantes, ni bares. Paradisíacas lo son bastante, pero exclusivas no tanto, así que la visita deja de ser tan paradisíaca cuando la tienes que compartir con todo el resto de turistas que habían contratado la misma excursión que tú.

Isla de Pak Bia

Enseguida arrancamos a nuestro primer destino, alrededor de las 10 de la mañana. El barco navegaba veloz y por el tipo de embarcación que era iba saltando las olas. Tras unos 20 minutos llegamos a la pequeña Isla de Pak Bia (Koh Pak Bia), un pequeño islote de arena pedregosa donde paramos media hora. Entre que bajas de la lancha, sacas las toallas y demás ya casi se pasó la media hora, especialmente yendo con una niña pequeña. Toda la isla tenía suelo pedregoso. Yo no contaba con ello, así cuando bajamos de la lancha y puse un pie en tierra me desesquilibré y me mojé toda la falda, que con el salitre quedó almidonada y no me la volví a poner. 
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Bienvenida a la isla de Pak Bia 
La zona delimitada para el baño era muy pequeña, apenas cubría las rodillas y el suelo estaba cubierto de piedras por lo que era fácil rascarse con las rocas al entrar o al salir a nadar. Ese primer baño fue bastante frustrante. Lo bueno es que estábamos nuestro grupo casi solos.

Lo más curioso aquí es la roca con forma de lanza y un columpio de madera colgado de la rama de un árbol.
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Isla de Lao Lading

La siguiente parada tras 15 minutos en barco fue en Lao Lading, otra isla con una playa un poco más grande donde paramos una hora para bucear y comer. Las gafas de bucear te las daban en el barco. No me gustó que no nos explicaron nada, podían haber comentado qué cosas se podían ver (erizos, corales, peces...). Nos dieron las gafas y a apañarse.

La experiencia de buceo y de nado en esta isla tampoco fue buena. El problema es que como nosotros vinieron otros tantos barcos. La zona habilitada para el baño era minúscula para todos así que estaba a reventar y poco se veía con lo que se enturbiaron las aguas. Cuando por fin logré ver algo divisé unos erizos enormes con púas de medio metro que me dieron miedo, porque cubría tan poco que podía rozar sin querer y tampoco tenía espacio para nada con tanta gente en el agua. Había leído que pincharse con un erizo es dolorosísimo y la solución, casi peor. La gente se subía encima de los corales y me pareció todo san absurdo y descontrolado que desistí y salí del agua.
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Playa de Lao Lading
La comida no fue mucho mejor. Nos avisaron para comer pero había que hacer cola y la comida era bastante escasa y mala. Encima de una mesa habían dispuesto piña, sandía, espaguetis, arroz, pollo frito y curry verde. Había que comer de pie porque no había medios, o sentado donde buenamente pudieras. . Nos dieron 20 minutos pero se perdían 10 minutos sólo en hacer cola así que comimos a las prisas el curry verde y el arroz con pollo sentados sobre una roca mientras empezaban a a recoger todo para marcharnos. No entendí por qué hacían la comida en esta isla cuando sólo estuvimos una hora, en vez de en la siguiente, en la que estuvimos casi 2 horas y media y podíamos haber comido más relajados. Al final fue todo tan apurado que acabamos bastante enfadados y el pobre de Mr. Knook apenas comió porque estuvo preparando la comida a la peque.
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La mesa de la comida buffet. Un festín, como veis.
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Intentando "disfrutar" la comida
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El parking de botes

Isla de Hong

Tras otros 15 minutos de barco llegamos a la última parada del día, la Isla de Hong, a la que llegamos a mediodía. Si tenéis sensación de que ha sido todo muy rápido, nosotros también la tuvimos. Esta fue la única parada en la que nos pudimos relajar y disfrutar la playa un rata largo.

Tras desembarcar, nos fuimos al final de la playa. La situación era la misma que antes: demasiada gente, cubría poco, mucha roca...Imposible bucear. Jugamos un poco con la peque y le enseñamos los peces, que se veían a simple vista. Aunque los carteles prohibían darles de comer muchos turistas les echaban pan en el agua para poder verlos más de cerca. Entre eso y lo de los corales, nos dio mucha rabia lo irrespetuosos que pueden ser algunos, y más en unas islas que son parque natural y en las que prima la conservación.
Sin título Sin títuloHabía mucho turista de países árabes que se bañaban totalmente tapados y con chaleco salvavidas. Era curioso de ver. Supusimosque no sabían nadar y le tenían miedo al agua.
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Después de descansar un rato fuimos a explorar los alrededores, pero como no estaba nada señalizado y estaba todo bastante salvaje no fuimos mucha más adentro. Yo había visto que había una laguna pero no encontramos la manera de llegar, así que volvimos a la playa.

En la zona más cercana al embarcadero había otra zona delimitada de baño, y allá me fui yo a hacer snorkle. Esta vez la cosa fue mejor. Había más profundidad, no había apenas gente  y pude ver muchos erizos y pepinos de mar. También vi muchísimos corales muertos y unos pocos vivos. 
Sin título Sin título Sin título Sin título En la arena también se podían ver restos de coral muerto, lo que me dio muchísima pena. 
Sin título Alrededor de las dos de la tarde se nos acabó el tiempo de asueto y tuvimos que volver al barco. Volvíamos al punto de partida con una pequeña parada en la Laguna de Hong.
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La cola de embarque
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Esperando a embarcar con la peque dormida
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Laguna de Hong

La Laguna de Hong es una pequeña laguna por la parte de atrás de la isla, rodeada de acantilados y con aguas verdísimas. Se accede por un resquicio que deja la roca, así que era normal que antes no encontrásemos la manera de llegar desde la isla. Debido a la estrechez de la entrada puede haber atasco de embarcaciones para entrar y salir.
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La única pega a este singular y bello paraje es que no nos dejaron bajar del barco y el agua apenas cubría, como se puede observar en las fotos. No sé si también dependerá de la marea, en todo caso cuando nosotros lo vimos el agua no llegaba ni por encima de la cintura. 
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Tras una hora de camino (media en bote y otra media en coche) volvimos a Ao Nang y estuvimos un rato en la piscina del hotel y aprovechamos para poner lavadoras porque teníamos mucha ropa sucia/sudada.
  Sin título Después volvimos a la playa para ver la puesta de sol, pero no tuvimos suerte porque se nubló y no fue nada espectacular.
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Para rematar el día fuimos a comer a un indio (Restaurante Maharaja: mi crítica en Tripadvisor aquí). Ao Nang es un sitio muy turístico y tiene un montón de restaurantes de todo tipo. El problema es que muchos no tienen aire acondicionado, y puede ser bastante agobiante. Casi todos tienen ventiladores pero cuando se pone el sol la humedad sube y la sensación de calorón también, hay que tenerlo en cuenta. Nosotros acabamos comiendo bastante deprisa porque yo no aguantaba más allí dentro, ¡me estaba empezando a marear!
   Sin título Sin título Sin título Sin título Fuera del restaurante se estaba bastante mejor y había mucho ambiente. Los locales se iluminaban con sus mil colores llamando la atención del turista: masaje, excursiones, tiendas...
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Sin títuloMr. Knook encontró un pequeño puesto de frutas, comidas y helados y compró un helado de coco (de leche de coco) servido en la propia cáscara al que le podías escoger toppings. Primero rascan el coco para que queden los trozitos en la propia cáscara y después te sirven ahí el helado. Después lo completamos con cacahuetes y os juro que es helado más rico que he comido en mi vida. 
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Mi reino por un helado como este right now  

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