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Éste es un post que intenta resumir las experiencias del viaje, esas cosas que luego se olvidan con el tiempo y que realmente constituyen casi la esencia del mismo. Éstas han sido las nuestras:

NOS HA ENCANTADO/GRANDES EXPERIENCIAS

Arc du TriompheArc du TriompheLouvreHotel de VilleNotre DameMusèe D'OrsayTorre Eiffel
  • El Arco del Triunfo y La Torre Eiffel, impresionantes, enormes, monumentales. Y buenísimas vistas desde lo alto.
  • El ambiente de Montmartre, de día, de noche, con sol, con lluvia...
  • La Ópera Garnier y lo íntimo de su visita un día lluvioso
  • El Hotel de Ville, el ayuntamiento de la ciudad, y esa maravillosa fachada neo-renacentista
  • Subir a lo alto de Notre Dame y descubrir las famosas gárgolas y unas hermosas vistas.
  • El Museo D'Orsay, ubicado en una antigua estación de tren. 
  • La pequeña Iglesia de Saint-Germain-des-Prés y la plaza del mismo nombre. En la rive gauche se respira otro ambiente.
  • Las nympheas de Monet, en el Musée de l'Orangerie. Monet es mi pintor favorito, y estos cuadros ovalados me impresionaron enormemente.

IMPRESCINDIBLE


Arc du Triomphe El Arco del Triunfo: Me impresionó nada más verlo, ya que es imponente. Se puede subir a lo alto del mismos y tener una panorámica de las 12 avenidas que confluyen en esta rotonda, en especial de los Campos Elíseos.
Torre Eiffel La Torre Eiffel: No esperaba que me gustara tanto, pero, al igual que el Arco del Triunfo, su tamaño impacta. Sus dimensiones son extraordinarias una vez que te paras a su lado y las vistas desde lo alto son totalmente maravillosas.
Louvre El Museo del Louvre: Visitar la Mona Lisa es lo que hace todo el mundo, pero el Museo tiene mucho más, aunque hay que planificarlo muy bien porque las dimensiones son inabarcables. Si se van pocos días yo lo evitaría.
Sacre Coeur Montmartre y el Sacre Coeur: En esta encantadora colina de la ciudad se respira un ambiente bohemio diferente al resto. La Iglesia del Sacre Coeur es bastante singular y también puede subirse a la cúpula, si todavía no nos hemos cansamos de las vistas de París desde las alturas.
Notre Dame Notre Dame y subir a visitar las gárgolas: Esta iglesia gótica coronada por gárgolas está en una isla. Las gárgolas son muy curiosas, y las vistas a la otra orilla del Sena también valen la pena.
Pantheon El Panteón de París es un edificio que desprende historia por los cuatro costados. Aquí descansas algunos franceses de renombre como Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Marie Curie (nacionalizada francesa), Jean Monnet o Alejandro Dumas.

NOS HA DECEPCIONADO

  • La Géode y el Parc de la Villette: todo en francés y todo difícil para los turistas. No pudimos ver el submarino porque no funcionaba con nuestras tarjetas españolas y no se podía pagar en efectivo.
  • Versalles, elegimos una mala época para visitarlo. En invierno los jardines tienen las estatutas tapadas, la información brillaba por su ausencia (mejor contratar audioguía) y estaba lleno a reventar.

Los #parisfacts

  • Los parisinos podían ser un poco bordes si les preguntabas, y más si no hablabas un francés perfecto. 
  • Da igual donde compres un croissant, las posibilidades de que sea el mejor que hayas comido en tu vida son prácticamente del 100%

NOS QUEDAMOS CON GANAS DE VER

  • El Museo Marmotant-Monet y el Museo Rodin, y de visitar el Louvre con más calma. Sólo estuvimos dentro media hora y nos quedó muchísimo por ver, claro.
  • El cementerio de Père-Lachaise
  • El barrio de Le Marais y la Place des Vosges, y también acercarnos a La Defense.
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Visitando Versalles

Era nuestro último día en París, que habíamos reservado para Versalles. Para llegar hasta allí, lo hicimos en tren. Llegar no fue difícil, pero tampoco demasiado fácil. Nosotros nos guiamos por la gente a la que veíamos con un mapa en la mano, que se suponía que iban al mismo sitio. La verdad es que en el tema transportes no nos gustó mucho la señalización, pero claro, también éramos inexpertos viajeros y no teníamos ni idea de francés. Habrá que volver ahora que tenemos más bagaje e idiomas ;)

Cuando llegamos a Versalles había muchísima gente. Además el palacio estaba en obras, con lo que no se podía apreciar lo grande que era. Cuando vi a tanta gente casi me da un soponcio, la cola era larguísima. Menos mal que tras una pequeña búsqueda divisamos una entrada rápida reservada a los propietarios de la Paris Museum Pass, que nos permitió entrar directamente y sin hacer cola.
Chateau de Versailles Chateau de Versailles

Palacio de Versalles

El Château de Versalles o Palacio de Versalles es quizá el más conocido del mundo. Aquí estuvo la corte de Francia durante casi un siglo, hasta que la revolución guillotinó a Luis XVI y María Antonieta, sus últimos habitantes reales. El palacio fue construido en la época de Luis XIV, el rey Sol. Sus grandes dimensiones y su capacidad para albergar una corte compuesta por 6.000 personas, transmitían la grandeza y el poder de Francia. Su construcción marcó un antes y un después, pues a partir de entonces toda monarca europeo construía un palacio que rivalizara con Versalles (Peterhof en Rusia, Schönbrunn en Austria...), aunque ninguno lo consiguió.

Nos acercamos a las taquillas y mostradores para intentar coger un mapa, folleto informativo o guía para la visita, pero no le quedaban folletos en español, así que lo cogimos en inglés, aunque no nos fue muy útil y nos tuvimos que contentar con las parcas explicaciones de la guía que llevábamos.

Empezamos la visita por la Capilla de Palacio, de dos plantas, desde la cual se accedía al resto de las salas. La capilla es impresionante, ricamente decorada, da una idea de la opulencia en la que vivían los reyes. Fue sin duda la parte del palacio que más nos impresionó.
Chateau de Versailles Chateau de Versailles El El resto de las salas del palacio no nos pareció nada del otro mundo, por aquel entonces no éramos demasiado fans de los palacios, y como nuestra economía era la que era, no nos planteábamos ni coger las caras audioguías, que hacen más amena e interesante la visita. Nos conformamos con el plano que habíamos cogido a la entrada y la guía que llevábamos, pero estaba tan lleno de gente, que en algunas partes no se daba respirado, mucho menos apreciado las salas. En alguna ocasión el guardia gritaba a los turistas para que siguiesen avanzando y no se parasen formando un tapón humano, y a ratos prohibía quitar fotos, dependiendo de las salas. [Tip: Para visitar el palacio lo mejor es un guía o una audoguía y evitar festivos, puentes o fines de semana]. 

Los aposentos y el Salón de los Espejos (sin duda la habitación más conocida de todo el palacio) eran prácticamente imposibles de ver entre tanta gente, y mucho menos intentar hacer una foto decente.
Salón de los Espejos. Fuente: Wikipedia.
En las habitaciones de la planta baja había menos gente, y pudimos disfrutar un poco más la visita.
Chateau de Versailles
Habitación del Delfín, en la planta baja.
Chateau de Versailles
Habitación de la Delfina

Jardines

Cuando terminamos la visita del Palacio principal fuimos a los jardines. Es cierto que tienen fama de preciosos, pero en esa época la hierba estaba seca, y todas las estatuas, jarrones y demás que los adornaban estaban tapados por lonas para su conservación durante la temporada invernal, por lo que no se podían apreciar. Eso sí, ser son infinitos, hasta se ofrecían diversos medios de transporte para poder recorrerlos sin cansarse como bicicletas o una especie de cochecitos de golf. Nosotros preferimos pasearlos a pie.
Chateau de Versailles
Los jardines desde la explanada del Palacio

Grand Trianon

Llegamos hasta el Grand Trianon, un pequeño palacio que mandó construir Luis XIV para huir de las rigideces de la corte. También lo pudimos visitar con nuestra entrada. Las habitaciones eran parecidas a las del palacio principal, aunque a menor escala.
Le Grand Trianon
Grand Trianon
Le Grand Trianon
Cuarto de juegos, en el interior del palacio.

Petit Trianon

Existe también un Petit Trianon, que pertenecía a María Antonieta, pero no lo pudimos ver por dentro porque estaba en obras. La reina lo usaba para evadirse de palacio, y en este "pequeño" territorio podía hacer lo que se le antojara.

En los dominios del Petit Trianon encontramos jardines y L'Hameau de la Reine, o la aldea de la reina, un pequeño poblado en el que María Antonieta jugaba a que era campesina. Esta aldea cuenta con varias casas, huertos, y hasta animales para una mejor representación de la vida campestre.
Le Hameau de la Reine Le Hameau de la Reine La Hammeau de la Reine Y así pusimos punto y final a nuestro viaje a París. Al día siguiente por la mañana volamos rumbo a casa, un pelín hartos de los franceses por todas las trabajas lingüísticas que nos ponían y un poco hartos de París también. Sin embargo, una vez repuestos del cansancio del viaje y vistas las fotos...¡estamos deseando volver! (especialmente ahora que controlamos el francés jejeje).
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Vistas desde el Sacre Coeur

Nuestra idea era ir Versalles, pero como era festivo, hacer un viaje en tren y luego descubrir que estaba cerrado no nos hacía gracia (ay, esos inicios en que no llevábamos nada preparado, ni las fechas de apertura de los sitios, ni había smartphones para consultar en cualquier momento ¡qué tiempos!). En la guía que teníamos ponía que cerraba, aunque luego descubrimos que no fue así. En cualquier caso nos quedamos con esa idea de que estaba cerrado y decidimos ir a la Ciudad de las Ciencias en el Parc de la Villete, que nos había recomendado mi madre. Como no abría hasta las 10, decidimos hacer tiempo visitando la Basílica del Sacre Coeur de nuevo. Esta vez subimos a lo alto de la cúpula, ya que la otra vez llovía a cántaros y no teníamos muchas ganas. Las vistas eran muy bonitas, pena que el día estaba un poco gris y el interior de la cúpula estaba ennegrecido y lleno de pintadas.
Sacre Coeur
Vistas desde la cúpula del Sacre Coeur
Sacre Coeur
Lo más interesante, a parte de las vistas fue al ascensión, ya que la primera parte se hace a través de la típica escalera de caracol, pero después sales al aire libre y vas subiendo por el tejado a través de unas estrechísimas y blanquísimas escaleras.
Sacre Coeur Sacre Coeur

La ciudad de las Ciencias y la Géode

Después fuimos a la Cité, la Ciudad de las Ciencias y la Industria. Realmente fue una mala idea ir ese día, ya que al ser festivo estaba llenos de gente, niños con sus padres mayormente. Como había tanta gente, los pases para la famosa Géode (un cine con forma esférica donde proyectan películas formato IMAX) estaban agotados hasta las cuatro de la tarde. Cogimos un pase para las cuatro (ya que estábamos allí...) y mientras esperábamos (aún eran las 11) pensamos que podíamos ver el museo. Eso fue lo que hicimos pero salimos muy decepcionados, era imposible interactuar con ninguno de los montajes que había porque todos y cada uno estaban ocupados. Y por supuesto, las explicaciones estaban sólo en francés. Así que vista la experiencia frustrante nos fuimos a pasear por el parque donde había un submarino que se podía visitar. Ya hasta estábamos emocionados por poder montar en un submarino. Pero resulta que cuando fuimos a pagar la entrada, que valía 3 euros, sólo se podía hacer en una máquina que sólo admitía VISA con chip (y las nuestras y las de casi todos los españoles por aquel entonces eran de banda magnética). Al final no pudimos entrar a ver el maldito submarino a pesar de que tenía dinero suelto (porque no cobraban en metálico) y tenía Visa (porque no tenía chip). ¿Qué clase de negocio absurdo era ese? ¡¡¡¡¡Me cabreo cada vez que lo pienso!!!!!  
Parc de la Villete
Posando con el maldito submarino, sonrientes, antes de saber que no podríamos visitarlo.
Por fin dieron las cuatro, hora de ir a ver la película en la Géode. Por desgracia sería otra visita decepcionante. La (mini) película era en francés, y si lo querías oír en inglés había que pedir unos auriculares en taquilla y dejar tu carnet o pasaporte en prenda, que fue lo que hicimos. Luego el vídeo que nos tocó era del mundo marino, nada interesante la verdad, y tampoco tenía mucho que oír así que podíamos haber prescindido de los auriculares. Salimos de allí bastante frustrados porque habíamos perdido allí un día entero y no nos había gustado nada. Podría haber ido a hacer otra cosa mejor. Después, entre que volvimos al hotel y que anochecía muy pronto, ya no teníamos ganas de nada más, así que fuimos al dormir con la sensación de haber perdido el día horriblemente.
La Geóde
Posando en la Géode, con altas expectativas que después se truncaron.

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Hotel de Ville

El día había amanecido soleado pero bastante frío. Nuestra primera visita del día fue el Hôtel de Ville, es decir, el ayuntamiento de París. Es un edificio precioso, y además el ayuntamiento más grande de Europa. La fachada es impresionante, y en ella están representados diversos personajes ilustres de la ciudad.
Hotel de Ville
Fachada del ayuntamiento 
Hotel de Ville
Panorámica del edificio
Junto a la puerta de entrada, un enorme cartel recordaba el secuestro de Ingrid Betancourt, que sería liberada un año más tarde, en 2008.
Hotel de Ville

La Catedral de Notre Dame

Muy cerquita, está la Isla de la Cité, una isla en medio del río Sena que se considera el antiguo centro de París. Aquí se encuentra la Catedral de Notre Dame, que es además el kilómetro cero de París. La catedral, de estilo gótico, se terminó de construir en el siglo XIV. Se considera una de las obras maestras del gótico francés y es uno de los monumentos más conocidos de París gracias a la Quasimodo, de la novela de Victor Hugo "Notre-Dame de Paris" y que posteriormente Disney versionó en pelicula de animación "El Jorobado de Notre Dame".
Notre Dame
Fachada de la Catedral de Notre Dame
Nada más entrar, se escuchaba una canción coral, no era en directo, claro, era una grabación, pero le daba a la catedral un halo de liturgia y calma. Las vidrieras abundaban y dejaban entrar los rayos de sol de la mañana, iluminando el suelo de colores. Creo recordad que estaba prohibido hacer fotos en el interior, y lo que más recuerdo era su original suelo de baldosas negras y blancas.

Para subir a lo alto de la catedral, había que hacer cola en un lateral exterior. Mientras esperábamos, con un frío que pelaba, nos entregaron gratuitamente unos folletos informativos en varios idiomas. ¡Y los tenían en español! Esto no era muy común, unas veces no tenían y otras se les habían agotado. ¡Menudos vecinos! :P

Después de subir interminables escaleras de caracol (en el vídeo se oye perfectamente como la gente, nosotros incluidos, llegaba arriba resoplando de cansancio) llegamos a la primera parada. Las vistas eran imponentes.
Notre Dame
Vistas de la Torre Eiffel y Los Inválidos, al fondo.
Desde aquí arriba se pueden ver de cerca uno de los elementos arquitectónicos más conocidos de la catedral: las gárgolas y las quimeras. Las primeras cumplen una función, desaguar el agua de lluvia, mientras que las segundas son puramente decorativas. En ambos casos son figuras grotescas como monos alados, demonios, etc. Debido a la altura y para evitar accidentes, esta parte se encuentre enrejada tanto por arriba como por abajo, pero las vistas son igualmente impresionantes y la sensación también, al estar al aire libre.
Notre Dame Notre Dame Notre Dame
Gárgolas
Notre DamePor supuesto las vistas son uno de los grandes atractivos de la subida, y es que desde aquí se divisan alguno de los puntos turísticos más famosos de París:
Notre Dame
Colina de Montmatre, al fondo
Notre Dame
Detalle del Sacre Coeur, en Montmatre.
Notre Dame
El Sena a su paso por París

La rive gauche

Quartier Latin

Al acabar la visita decidimos cruzar el río a la rive gauche para hacer un recorrido por el Quartier Latin o Barrio Latino. El ambiente es mucho más animado y menos pomposo que en la orilla derecha, haciendo valer el dicho:
La Rive Gauche pense , et la Rive Droite depense (La orilla izquierda piensa, la derecha gasta)

Aquí está la Universidad de La Sorbona, una de las más antiguas del mundo. La verdad es que tenía mucho ambiente, había montones de estudiantes, librerías, sitios de comida barata, tiendas de ropa...
Pantheon
Facultad de Derecho, de la Sorbona.
Nosotros fuimos a ver el Phantéon o Panteón, donde están enterrados personajes ilustres de Francia como Madam Curie y su marido, Dumas, Voltaire, Victor Hugo, Rousseau, etc. El estilo de este monumento se inspira claramente en el Panteón romano, que tendríamos oportunidad de visitar al año siguiente.
Pantheon
El Panteón de París
Pantheon Pantheon
Pantheon
Tumba de Madame Curie

Pantheon
Tumba de Victor Hugo

Saint Germain des Près

Después de hacer un pequeño receso para comer algo, cambiamos de barrio y paseamos por Saint Germian des Prés, barrio que surge alrededor de la iglesia del mismo nombre. Este barrio es muy conocido por su animado ambiente, y porque a finales del siglo XX era punto de encuentro de los intelectuales y artistas de París. En sus dos famosos cafés, Le Deux Magots y Cafe de Flore, se reunían personajes de la talla de Sartre, Simone de Beauvoir, Truffaut o Giacometti, entre otros.

Visitamos  la Iglesia de St. Germain des Près, la más antigua de todo París. En origen era una abadía donde se enterraban los reyes merovingios durante la época medieval, hasta que posteiormente pasaron a ser enterrados en la Basílica de San Denis. Sin embargo durante la Revolución se desmanteló y la abadía desapareció para posteriormente dar paso a esta pequeña iglesia parroquial. Quizá no sea tan impresionante como las demás, pero tenía algo especial. La zona en sí era maravillosa, con su placita y sus banquitos, unido a que el día, a pesar del frío, era espectacular.
St. Germain des Pres St. Germian des Pres
St. Germain des Pres
Reflejo de las vidrieras en el suelo
Después fuimos a ver la Iglesia de St. Sulpice, para admirar los frescos de Delacroix. No tengo ninguna foto porque dentro de las iglesias, salvo en Notre Dame, no dejaban grabar, y además St. Sulpice estaba en obras, rodeada totalmente de una valla que la cubría casi por completo.

Sorpresa en el Orangerie

Para terminar nuestro día, y como aún era bastante temprano, nos fuimos al Museo de L'Orangerie, con pintura impresionista y post-impresionista. Yo no había oído hablar de este museo, pero un día hablando con mi madre me dijo que fuese, que ellos no habían podido ir cuando visitaron París porque estaba cerrado. El museo había abierto sus puertas ese año después de 6 años de obras.¡Menuda sorpresa me llevé!. Lo primero que vimos fueron las Nympheas de Monet, una serie de pinturas enormes y circulares, que representan el transcurso de un día o de las estaciones. Creo que no he visto un cuadro (o serie de cuadros en este caso) que me impresionase tanto en mi vida. Me quedé allí, sentada en medio de la sala, un montón de tiempo. Eran magníficos, únicos, te rodean. Hubiera querido desalojar la sala para quedarme a solas con los cuadros. El resto de la colección no era menos, cuadros de Picasso, Modigliani, Matisse, Renoir, etc. En resumen, un museo muy recomendable porque es pequeñito, se ve muy fácil y tiene una colección que vale mucho la pena.Musée de L' Orangerie 
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