Rocha Forte

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El mayor castillo de Galicia

Una de las nuevas visitas que se pueden hacer en Santiago, es visitar el Castillo de la Rocha Forte. Se trata del castillo más grande de Galicia, si bien hoy en día poca gente conoce su existencia y lo único que queda son sus ruinas. Se puede visitar por libre o bien en visita guiada que se puede reservar aquí. Esta fue la opción que escogimos nosotros, para entender mejor el enclave.

Los diferentes datos de que se disponen datan sus orígenes en el siglo XIII, aunque se cree que pudo haber sido construido antes. A lo largo de la historia ha tenido diferentes usos: bastión militar, residencia arzobispal, etc. Ha servido de testigo de acontecimientos clave en la historia de Compostela como las revueltas contra el arzobispo Berenguel, la sucesión al trono de Castilla o la Guerra Irmandiña.

Viendo las ruinas, es difícil imaginarse su forma original, pero para ello han intentado realizar una reconstrucción de cómo se vería:

Fuente: rochaforte.info
Se trataría de una fortaleza con doble amurallado cuyo centro sería la torre del homenaje. La muralla exterior tenía como fin proteger al interior, siendo mucho más gruesas e inclinadas para resistir los ataques con artillería y piedra.
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Una de las cosas sobre las que hacen hincapié y que llaman mucho la atención durante la visita es la cantidad de proyectiles de piedra que hay en el recinto. Se trata de las cargas de las catapultas y trabuquetes, de gran tamaño, y que podían llegar a pesar hasta 150 Kg. Su finalidad como sabemos era la destrucción del castillo para poder acceder a él y tomarlo. Los restos de los proyectiles que se ven en la actualidad serían los usados en la Guerra Irmandiña, la última batalla del castillo y en la que se destruyó. Se sabe que había muchos más, pero las gentes de los alrededores aprovecharon los restos de proyectiles y del castillo para la construcción de sus casas.
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Es interesante también la localización del castillo. Aunque hoy en día no lo parece porque la orografía del terreno ha cambiado bastante, se encontraba en una posición privilegiada. Estaba al lado de uno de las vías principales de entrada y salida a la ciudad, al lado también del río y se encontraba elevado sobre el terreno para poder vigilar los alrededores.

De su interior poco se conserva, algunas escaleras que acceden a algún pasadizo subterráneo, restos de muros que se creen que eran las dependencias de los soldados y caballerizas y poco más.
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Alrededor de las ruinas hay varios paneles de información con más datos relevantes, pero nosotros casi ni los miramos porque nos cuadró un día a 35ºC y exponerse al sol era morirse.

En definitiva se trata de una visita bastante desconocida, interesante y gratuita.

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