Estocolmo día 5: Palacio de Drottningholm, Mercado de Hötorgshallen, Cementerio del bosque (Skogskyrkogården), Estaciones de metro (T-bana)

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Palacio de Drottningholm

Nuestra primera aventura del día fue llegar al muelle de al lado del Ayuntamiento, desde donde parten los ferrys con destino a Drottningholm. Y fue una aventura porque diluvió durante todo el camino y era un trayecto que estaba lo suficientemente cerca para ir andando, el metro no compensaba y no nos fiábamos del autobús. Así que fuimos andando y llegamos empapados. Además de la lluvia, las temperaturas también eran bastante bajas, y sólo teníamos una chaquetita fina para abrigarnos, con eso de que era verano. Menos mal que paraguas sí teníamos...
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Una vez allí hay que ir al kiosko para comprar los tickets, en nuestro caso de ida y vuelta. Allí nos señalaron el muelle y el barco que debíamos coger, así como la hora prevista de partida. Había ferrys cada hora, nosotros llegamos a tiempo para coger el de las 10:00. La gente ya se había puso en fila para acceder al barco, al más puro estilo Ryanair, a pesar de que todavía faltaba un ratito para la partida. Y, qué remedio, nosotros tuvimos que hacer lo mismo por el temor de quedarnos sin asientos decentes.
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Cuando nos dejaron pasar elegimos los sitios a resguardo, en el interior del barco y con una ventana cerca para poder ver el paisaje. El barco tenía una cubierta arriba, al aire libre, un restaurante debajo donde servían comidas de plato, una cafetería con mesas y sillas para comer de manera más informal y finalmente la zona de bajocubierta donde estábamos nosotros, donde había una pequeña barra a modo de café.
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Leyendo el folleto de las vistas
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La cafetería del barco
También había folletos gratuitos sobre las vistas durante el recorrido con información sobre las diferentes islas, edificios y casas que se veían, aunque no recuerdo nada destacable.
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Tras una hora de trayecto llegamos a Drottningholm, y gracias a que habían puesto la calefacción pude secarme algo la ropa. Para cuando atracamos lucía el sol y yo estaba prácticamente seca, aunque el aire seguía siendo frío.
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El Palacio de Drottningholm (Drottningholms slottes la residencia privada de la monarquía sueca. En concreto habitan el ala sur del palacio, mientras que en el de Estocolmo es donde hacen los actos oficiales. Se encuentra en la isla de Lövon y fue construido en el siglo XVII para uso como palacio de verano. Fue ideado como un palacio esplendoroso a imagen y semejanza de Versalles, ya que lo que se pretendía era reafirmar la posición dominante que Suecia acababa de ganar tras la firma de la Paz de Westfalia. Su interior ha sufrido diversos cambios, desde el estilo decorativo hasta mejoras para instalar electricidad y calefacción. Es Patrimonio de la Humanidad.
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Apartamentos Reales

El palacio se puede visitar por dentro y la entrada se compra allí mismo, aunque como todo hoy en día, también se puede comprar online. Se asciende por la imponente escalera de marmol, decorada con estucos y estatuas de mármol de Apolo y las nueve musas. Al contrario que en otros palacios y museos, aquí no hay ropero ni taquillas, así que toca ir cargando con todo lo que llevéis.
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Pedimos una audioguía pero no había, nos ofrecieron comprar un libro y lo rechazamos. Nos llegó con leer los paneles informativos de cada sala, que eran bastante completos. No obstante, el palacio no es que nos encantara por dentro, de hecho, nos decepcionó un poco. Y es que ya llevamos visto unos cuantos más esplendorosos y diferentes.
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Dormitorio de la reina Hedvig Eleonora
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Biblioteca de la reina Luisa Ulrika
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Galería de Carlos XI
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Salón del reino, donde se celebraron algunos festejos de la boda de la princesa Victoria

Jardines

Después exploramos los jardines, siempre intentando ir por el sol, porque a la sombra hacía mucho frío. Empezamos por el jardín barroco y el parterre, presididos por una fuente con la escultura de Hércules, así como otras fuentes y cascadas.
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Pabellón Chino

Sin duda la joya de todo el conjunto para nosotros y por lo que sí merece visitar Drottningholm es el Pabellón Chino. Originalmente fue un regalo del rey Adolfo Federico a su mujer, Luisa Ulrika y era de madera. Posteriormente se reemplazó por el actual. Se trata de un pabellón de planta circular, totalmente decorado a la manera oriental, con papel pintado, muebles de laca, muñecas de porcelana y otros objetos traídos de China en el siglo XVIII. [Tip: El pabellón sólo está abierto entre mayo y septiembre]
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Nos llamó la atención el baño, escondido entre un panel de la pared y forrado de tela, para mayor comodidad.
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El "otro" trono real

A ambos lados del pabellón hay dos pequeñas edificaciones. En uno de ellos, el Confidencen se hacían banquetes pero sin que estuviera presente el servicio. Es decir, la mesa se bajaba a través del suelo hasta la cocina de la planta de abajo y allí se servía, permitiendo que los comensales dispusieran al subirla de todo lo necesario sin que nadie tuviera que servirles.
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El confidence, para celebrar banquetes íntimos
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La tienda de los guardias del pabellón chino, hoy mini museo
Un poco antes de las 13:00 dimos por finalizada la visita y volvimos al muelle para tomar el barco a la una en punto. Aquí pudimos ver otra vez crías de delfines, que eran adorables.
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Como el tiempo era mucho mejor, en el barco de vuelta pudimos estar en la parte de arriba y tener mejores vistas durante la travesía por el lago. La naturaleza era un verdadero espectáculo, y es que sólo se veía azul y verde por donde quiera que mirases. Ya nos había llamado la atención que las islas no tenían arena, y la vegetación terminaba directamente en la orilla o en roca.
Sin título Sin título Sin título Sin título Para cuando llegamos a Estocolmo, se había puesto a llover de nuevo. Habíamos dejado el Ayuntamiento con lluvia y volvíamos con lluvia.
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Mercado de Hötorgshallen

Sin títuloPara refugiarnos de la lluvia y saciar nuestro hambre nos acercamos hasta el Mercado de Hötorgshallen, que es una especia de mercado de abastos subterráneo bajo la paza Hötorget. Aquí se encuentra otro de los lugares más recomendados en los foros de viajeros (Restaurante Kajsas Fisk: mi crítica en Tripadvisor aquí). Se trata de un sitio pequeño y agobiante, pero que es famosísimo por su sopa de pescado.

Mr. Knook no estaba nada convencido con el sitio, porque tuvimos que hacer cola para pedir y encontramos un sitio donde sentarnos de milagro, en una de las mesas compartidas que tenían, entre unos argentinos y unos japoneses. La cosa cambió cuando probó la sopa, que entraba tan bien con el día tan frío, pero además era muy sabrosa, con muchos tropezones de pescados diferentes y especias varias. Además la ración es abundantísima, ¡yo no fui capaz de terminarla, y eso que fue el único plato que comí!

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Después de comer curioseamos un poco por el mercado y nos topamos con un Systembolaget. Se trata del monopolio estatal de bebidas alcohólicas. Todo empezó en el siglo XVIII, cuando el alto consumo de alcohol se convirtió en un problema de salud pública. Hoy en día las bebidas con un porcentaje de alcohol superior al 3,5% sólo pueden ser compradas en estos establecimientos (aunque pueden pedirse y consumirse sin problema en bares y restaurantes). Además hay otras reglas como la prohibición de los descuentos o las ventas en packs, todo se vende individualmente. Por otro lado, es uno de los productos que más altos impuestos tiene.
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En los puestos del mercado nos encontramos con todo tipo de cosas como pescados, carnes, embutidos, pastas, etc.
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Cuando salimos de nuevo a a la plaza vimos que aquí también había puestos de frutas y verduras y, de nuevo, lucía el sol. Ni rastro de los nubarrones grises de hacía unas horas.
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Skogskyrkogården

Como ya empezábamos a controlar el tiempo holmiense, sabíamos que el sol no iba a durar toda la tarde, pero tal vez sí lo justo para intentar ver el Skogskyrkogården, el Cementerio del Bosque. Es un cementerio de lo más particular, porque se encuentra en el medio de un bosque, y se respira una paz y tranquilidad sin igual. La integración con el entorno es plena, no en vano es Patrimonio de la Humanidad. Se encuentra a 20 minutos en metro de Estocolmo.
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Lo primero que encuentras al llegar es una inmensa loma que recuerda al mítico fondo de Windows XP, sólo que con presidido por una cruz. En lo alto de la loma, el crematorio y las capillas y a lo largo del camino algunas tumbas en una especia de jardín.
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Más adelantes, te adentras en el propio bosque y allí, a los pies y entre los árboles, más tumbas, algunas anónimas, otras no. Cualquiera podría pensar que puede dar algo de yuyu, miedo o pena, pero nada más lejos de la realidad. Es un lugar para el recuerdo, la meditación, para sentirnos pequeños entre los altísimos árboles y, tal vez, reflexionar sobre la vida y la muerte.
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Para terminar la visita subimos a la Colina de la Meditación, el punto más alto del cementerio, desde donde se divisan las capillas y el crematorio.
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Aunque el cementerio da mucho más de sí y es un lugar muy agradable para pasear nosotros decidimos irnos porque el día estaba volviendo a nublarse, no tardaría mucho en ponerse a llover de nuevo, así que nos fuimos a visitar estaciones de metro.

Estaciones de metro

El metro de Estocolmo (tunnelbana en sueco) tiene fama de ser uno de los más bonitos del mundo, con permiso de Rusia. Pero en vez de ser el enorme "palacio del pueblo" con fastuosas lámparas y columnas de la madre patria rusia, más bien son una especia de galería de arte. Por el precio de un billete de metro (mucho más caro que el ruso, casi 5€) podemos disfrutar de unas cuantas estaciones de lo más originales El problema quizá será elegir cuáles, porque las opciones son infinitas. Las estaciones más visitadas se encuentran en la línea azul (T10 o T11).

Kungsträdgården

Kungsträdgården fue nuestra estación de partida. Se trata de la estación que se encuentra debajo de este parque real sueco, motivo por el cual está decorada como si fuera un jardín subterráneo, con esculturas, musgo, agua, etc.
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T-Centralen

T-Centralen es la estación central, que conecta casi todas las líneas de metro entre sí y con la estación de tren. Según la línea con la que conectan la decoración es diferente. Nosotros conectábamos con la línea azul, así que toda la decoración era de este color.
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Rådhuset

Rådhuset simula una excavación arqueológica, de ahí los tonos tierra y los diversos objetos encastrados en las paredes.
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Västra skogen

Västra skogen está decorada con mosaicos de azulejos sobre un fondo gris:
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Solna Centrum

La estación de Solna Centrum es de un rojo intentsísimo por arriba simulando, parece ser, el cielo nocturno. Abajo hay un bosque verde, simbolizando la preocupación de los suecos por la naturaleza.
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Nackrösen

La decoración de Nackrösen es a base de piedras:
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Hallonbergen

Hallonbergen está decorada con dibujos infantiles:
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Fridhemsplan

Fridhemsplan tiene motivos marinos, pudiendo encontrar una rosa de los vientos o un barco en una vitrina.   Sin título Sin título

Thorildsplan

Thorildsplan tiene decoraciones tipo píxel, entre ellos los famosos comecocos:
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Stadion

Stadion es la estación de acceso al estadio olímpico, donde se celebraron los Juegos Olímpicos de 1912.Sin título Sin título
Y así podríamos haber seguido toda la noche, pero ya nos había llegado de visitas y decidimos parar ahí y volver al hotel, había sido un día intenso de un lado a otro.

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