Costa Azul día 0: Vuelo y génesis del viaje

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Improvisando destino: De la Provenza a la Costa Azul

 ¿Sabéis cuando hay pandemia y lleváis sin salir de España (con la excepción de Portugal) ya 2 años? ¿Sabéis cuando el presupuesto de viajes se acumula por las restricciones? ¿Sabéis cuando por fin se levantan (casi) todas las restricciones? Pues lo que sucede es un viaje totalmente improvisado porque hay muchas ganas, así que te pillas un vuelo con las nuevas rutas de Ryanair 5 días antes de la salida y pagando una pasta porque la vida son dos días y hay que disfrutarla y nunca se sabe cuando puede venir otra pandemia xD
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Rumbo a Marsella en familia
La idea inicial y meditada era hacer base en Marsella y desde allí conocer toda la zona de la Provenza, moviéndonos en tren a Arlés, Nimes, Avignon... La alternativa era la Costa Azul, que sabíamos que iba a ser imposible en pleno agosto. Pero al final se apuntaron mis suegros al viaje, y les hacía más ilusión Costa Azul e ir a la aventura, así que al final nos lanzamos y reservamos un hotel en el único sitio donde quedaban libres dos habitaciones y no valían un auténtico riñón (sólo medio): Tolón. También reservamos un coche de 7 plazas a recoger en el aeropuerto de Marsella con Europcar.

El lío con los taxis y las sillas infantiles

Para llegar al aeropuerto reservamos un taxi con dos sillas, por lo que tuvimos que pagar por la reserva previa y por las sillas. Cuál fue nuestra indignación cuando el taxista llegó tarde y con las sillas sin colocar para que las pusiéramos nosotros que "el no entendía". Apañamos como pudimos, pero una de ellas tenía roto el tensor y no se podía ajustar. La solución del taxista fue "ponle tu el brazo" así que ya me veis sujetando a una de las niñas todo el trayecto mientras el taxista se quejaba de que no le salía a cuenta hacer trayectos con sillas de niños porque luego tenía que devolverlas a la central y perdía tiempo... En fin, lo más triste es que a la vuelta y en los viajes siguientes cada taxi que cogimos nos contaba una historia diferente sobre si era obligatorio o no usar silla y si era su responsabilidad o nuestra. Al final llegamos a la conclusión de que no valía la pena ir en taxi porque todos se desentendían de la seguridad, pero bien que cobraban el servicio sin darlo.

Vuelo a Marsella y recogida del coche de alquiler

En el aeropuerto nos esperaban los abuelos paternos. Facturamos y pasamos el control de seguridad sin problema. Había muy poca gente para ser agosto. El vuelo iba a ser el primero que hacía la peque 2, y el primero que haría también más consciente la peque 1, porque el último lo había cogido con 20 meses (prepandemia) y ya no se acordaba. La peque 1 pidió ventana, y peque 2 no paraba porque se le había pasado la hora de la siesta. Al final pidió teta y se durmió hasta poco antes de llegar. Aterrizamos en Marsella pronto, y tanto el desembarque como la maleta facturada fueron super rápido.
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Peque 1, como si llevara toda la vida viajando (prácticamente, estaba a punto de conocer su país nº 10 con 4 años)
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Peque 2 familiarizándose con las vistas
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Costa azul desde el aire

Las sillas de niños de Europcar

Lo que se hizo eterno fue la espera para recoger el coche de alquiler. Después de casi 2 horas de cola por fin nos tocó recoger el coche, un monovolumen casi como el nuestro particular y de la misma marca, así que en ese sentido, genial. Lo malo, la seguridad de las niñas.  Al alquilar el coche habíamos reservado 2 sillas de coche infantiles. Nos dieron una silla a favor de marcha cuando la normativa española para los niños de la talla y peso de nuestra peque 2 (que tenía apenas 1 año recién cumplido) exige contramarcha todavía porque es más segura en caso de accidente. Preguntamos si no tenían a contramarcha, la normativa...pero nos encontramos un gran desconocimiento al respecto y cero interés, mucho más en vendernos una extensión de seguro a precio de oro. La silla, además, la teníamos que instalar nosotros. Menos mal que probando nosotros averiguamos que la silla funcionaba a favor y en contra de la marcha, aunque la sujeción Isofix dejaba bastante que desear para una niña de apenas 1 año y de talla pequeña. 

La solución para la mayor tampoco era mejor. Para su peso nos dieron un triste alzador que no le servía, cuando en la reserva ponía "silla" y en la normativa francesa se exige silla con respaldo para su peso y talla. Todo un despropósito. En vista de ello, decidimos instalarla lo más atrás posible en el coche, para que en caso de accidente su seguridad no se viera tan comprometida.

Cena en Tolón

Por fin pudimos coger el coche y salir del maldito aeropuerto casi 3 horas después de haber aterrizado. Aún teníamos que conducir poco más de una hora hasta nuestro destino final. Salir de Marsella fue complicado porque había mucho tráfico, por lo que tuvimos que andar con mil ojos y muy atentos. Sobra decir que llegamos reventados, pero al ver el poster en la habitación empezamos a hacernos a la idea de que por fin estábamos en la Costa Azul, y nuestro viaje sólo había comenzado. Tuvimos el tiempo justo para descargar las maletas y bajar a cenar al restaurante del hotel antes de que cerrara. Eran casi las 22:00 y en Francia a las 23:00 está prácticamente todo cerrado, son bastante estrictos con los horarios de la hostelería, lo cual, aunque ese día no nos venía demasiado bien, nos pareció muy bien a nivel laboral. (Hotel Holiday Inn Toulon: mi crítica en Tripadvisor aquí)
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Bienvenidos a la Costa Azul
Nos sorprendió gratamente el personal del hotel, nos esperábamos un recibimiento más seco (los que habéis estado en París, lo entenderéis) pero a decir verdad fueron encantadores no sólo el personal del hotel, sino todas y cada una de las personas que nos encontramos en nuestro viaje por esta zona francesa. Intentaban hablar en español, intentaban ayudar... ¡una maravilla!. Esta zona tiene otro ambiente y otro espíritu mucho más mediterráneo y eso se nota.
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Mamá cansada reponiendo fuerzas
Enseguida subimos a la habitación a descansar, aunque costó mucho dormir a las peques ¡estaban emocionadas! Como siempre que llegan a un hotel, porque para ellas todo es nuevo y divertido, como el teléfono de la habitación, los botoncitos de la caja fuerte, el sofá-cama... Poco dormimos esa noche, y esa fue la tónica del viaje, madrugones y poco descanso para poder exprimir al máximo nuestra semana en este rincón tan encantador. 

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