No sé en qué momento me encontré con la Pousada da Viana do Castelo y sus magníficas vistas al Monte Santa Luzia, pero sabiendo que era un capricho asequible y no estaba muy lejos de cas, aprovechamos un puente de junio para acercarnos hasta allí con mis suegros a modo de regalo de aniversario para mi suegra (el plan A era ir a París, pero los precios de los hoteles estaban prohibitivos).
Las pousadas portuguesas son el equivalente portugués a los paradores españoles, así que garantizan encontrarse con hoteles singulares e históricos en antiguos castillos, palacios, conventos, etc.
La sorpresa surtió efecto, se quedaron tan impactados por la situación del hotel y las vistas como me había quedado yo la primera vez que lo vi. Y así, pasamos tres días conociendo los alrededores de Viana do Castelo.

Y es que este hotel construído en 1919 en lo alto de la montaña tiene una de las consideradas como mejores vistas del mundo. Para apreciar todo este paisaje posee una terraza y una zona de restaurante-desayunos con una cristalera. El lugar es fantástico, sin duda. La imagen de la Basílica de Santa Luzía domina todo el paisaje, y a los pies se divisa el atlántico y sus playas, además del río Lima hacia un lado y la propia ciudad de Viana hacia el otro. 

Pero el propio edificio por dentro, siendo una pousada, tampoco se queda atrás. Decorado con encanto, invita a relajarse y disfrutar. (Pousada de Viana do Castelo: mi crítica en Tripadvisor aquí)

Al llegar de tarde, nos acomodamos en nuestras habitaciones y al poco rato bajamos a cenar al restaurante del hotel, donde degustamos algunos platos tradicionales como el caldo verde o el bacalao. (Restaurante Pousada de Viana: mi crítica en Tripadvisor aquí)