Berlín día 6: Campo de concentración de Sachsenhausen, Hamburguer Bahnhof, torre TV, East Side Gallery

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Campo de concentración de Sachsenhausen

Ya que el campo de concentración abría las 8:30, decidimos ir lo más pronto posible para aprovechar mejor el día, porque teníamos muy pocas horas de luz (amanecía a las 9 y anochecía a las 4) y era nuestro último día en la ciudad. Nos despertamos a las 06:00, nos duchamos, vestimos y cogimos algo de desayuno para ir tomando en el tren, ya que tardaríamos más de media hora en llegar. Compramos unos lattes en el Café Balzac y unos bollos en una panadería al lado del café.

Cuando llegamos al metro las máquinas no aceptaban billetes de 50€ (que era lo que nos quedaba suelto) ni tarjeta de crédito, sólo aceptan tarjetas Maestro. Dimos media vuelta y pedimos cambio en los dos sitios donde acabábamos de comprar, pero nos lo denegaron en los dos sitios (aún cuando hacía un minuto que habíamos ido y que a esas horas no había todavía nadie más en la calle que nosotros...). No nos quedó más remedio que comprar un gofre, que era de lo más barato que había (1,5€), para que nos dieran cambio. Por culpa de esta política estúpida nos perdimos el tren anterior y el siguiente tardó 20 minutos en venir, con lo cual habíamos acumulado un retraso de una hora en nuestros siempre tan imprecisos planes.

Más o menos una hora después llegamos por fin a Oranienburg, un sitio desolado a esas horas de la mañana. Hasta el campo de concentración había todavía unos 2-3 kilómetros, que se podían hacer a pie o en bus. Al salir de la estación nos encontramos con la parada del bus, pero éste sólo pasaba cada 40 minutos. Teniendo en cuenta que eran las 8:50 y que el siguiente no pasaba hasta las 9:18 decidimos ir andando, ya que en lo que tardaríamos en esperar el bus ya habríamos llegado. El camino desde la estación estaba bastante bien indicado, aunque a esas horas de la mañana apenas había nadie por la calle, ni locales ni turistas.

A las 9:15 llegamos por fin al campo y nos acercamos hasta la caseta de visitantes, donde un tío pasivo-agresivo nos regañó por no saber que es un sitio de conmemoración y por tanto gratuito, cuando fuimos a pagar por las entradas (de hecho yo lo había leído en la guía, pero se me había olvidado!). 229 - Memorial Sachenhasen

Un poco moscas con su actitud seguimos avanzando por el camino que llevaba hasta la entrada del campo, intentando disfrutar la visita en la medida de lo posible, a pesar de haber empezado con mal pie.

El campo de concentración de Sachsenhausen fue construido por los nazis en 1936, y posteriormente fue usado por la NKVD, policía soviética, como campo de trabajos forzados.
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"El trabajo te hace libre", inscripción de bienvenida.

Nos habían dado un pequeño mapita, pero muy resumido e insuficiente. Nuestra idea era coger una audioguía, pero como en la entrada no nos la habían ofrecido pensamos que se podrían coger más adelante. Error. Tuvimos que deshacer el camino de vuelta hasta el centro de visitantes y pagar 3€ por cada guía. La audioguía no tenía auriculares, sino que era como un minialtavoz y por tanto era suficiente una sola para los dos. Como el odioso señor de información no nos informó de esto acabamos pagando por una audioguía que no usamos. La audioguía además era insufrible, vomitaba datos irrelevantes, pronunciaba mal algunas palabras (estaba leída en español por una alemana), las explicaciones eran pesadísimas e infinitas y no transmitía nada. A la media hora nos hartamos y pasamos de la guía, paseando por nuestra cuenta e intentado entender algo mediante el mapa que nos habían dado, porque las explicaciones in situ también eran bastante deficientes.

El campo de concentración en origen no era un campo de exterminio, sino de trabajos forzados. Tampoco estaba sólo orientado a judíos, sino más bien a opositores políticos y parias sociales como gitanos, homosexuales, prisioneros de guerra y los propios judíos. Entre sus prisioneros había también un grupo importante de mujeres y hasta exiliados republicanos españoles. Aquí los clasificaban según su origen y eran obligados a trabajar hasta la extenuación, en condiciones degradantes y con apenas una sopa aguada como única comida diaria. También se les sometía a experimentos médicos inhumanos, y estaban hacinados en barracones pensados para 50 personas cuando eran más de 400.

En este campo tuvo lugar también la operación Bernhard, narrada también en la película Los Falsificadores. Esta operación pretendía -y consiguió con éxito- falsificar libras esterlinas para así hundir a la libra y con ello a Reino Unido. A finales de 1945 habían conseguido con éxito falsificar también el dólar.

Todo el campo estaba rodeado de un grueso muro y de alambradas electrificadas vigiladas con metralletas.
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Alrededor del patio central se encontraban los distintos barracones, muchos de los cuales hoy no existen, aunque hay algunos reconstruidos y que se pueden visitar por dentro. En el lugar que ocupaban los barracones no restaurados se encuentran una especie de rectángulos escavados en la arena y rellenos con piedras negras.
234 - Memorial Sachenhasen 235 - Memorial Sachenhasen 236 - Memorial Sachenhasen En el interior de estos se pueden ver los pequeños baños, las literas y algunas historias personales de algunos de los presos de este campo, aunque la gran mayoría de las explicaciones estaba en alemán.238 - Memorial Sachenhasen 237 - Memorial Sachenhasen
La historia del campo daba para mucho, era una pena que con la guía se te quitasen las ganas de seguir visitándolo. Tal vez con una visita guiada hubiese sido más ameno, el caso es que nosotros a las 11 decidimos irnos porque la vista ya no daba más de sí en aquellas condiciones.
241 - Memorial Sachenhasen

Cuando llegamos a la estación de Oranienburg el letrero del tren ponía que salía en un minuto, pero en cuanto empezamos a correr hacia él se cerraron las puertas y arrancó, dejándonos solos en el andén y con el cartelito que ahora ponía que el próximo tren salía en...40 minutos! En la vía de enfrente tan sólo había un tren parado sin señalización. Asqueados entramos de nuevo en la estación buscando alternativas, pero las pocas que había tardaban mucho más de 40 minutos. Resignados, volvemos al andén a esperar. Nos fijamos entonces en el tren que estaba parado, había cambiado la información y ahora ponía nuestro destino y que salía en... 4 minutos! Nos metimos sin pensarlo más, menos mal, porque media hora esperando con el frío que hacía no nos apetecía nada.

Hamburguer Banhof

Nos bajamos en Berlin Hauptbahnhof, la Estación Central de Berlín que se construyó con motivo de la Copa Mundial de Fútbol de 2006. El diseño es impresionante:
246 - Berlin Hauptbahnhof 250 - Berlin Hauptbahnhof 249 - Berlin Hauptbahnhof

Desde allí nos dirigimos a la Hamburguer Bahnhof, una antigua estación de tren reconvertida en museo de arte contemporáneo. Aquí teníamos intención de ver obras de Andy Warhol entre otros, pero el museo era tan grande que pronto desistimos de recorrerlo todo después de ver la sala principal. Como curiosidad una de las "obras de arte" era una de las vigilantes que mientras vigilaba iba cantando "This is propaganda..." con una preciosa voz.
247 - Hamburger Bahnhof

Comilona alemana y compra de regalos

Estábamos tan hechos polvo que le propuse a Mr. Knook ir a comer algo. Como sabía que tenía antojo de comida alemana nos acercamos hasta Potsdamer Platz, donde habíamos visto un restaurante que ofrecía platos típicos (Café Josty: mi crítica en Tripadvisor aquí). Allí dimos cuenta del "Plato especial para dos" que incluía entre otros kartoffelsalat (ensalada de patata), semmelködeln (albóndiga de pan), sauerkraut (chucrut), schweinebraten (cerdo asado), leberkäse (pastel de carne), boulette (albóndigas), salchicha y salsa de cerveza para acompañar.
253 - Sony Center
El impronunciable nombre del plato y todo lo que traía
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Fuente con las viandas, plato con chucrut, la mostaza y la salsa de cerveza
La cantidad era enorme para dos personas, yo comí lo que pude y Mr. Knook dio buena cuenta de todo pero aún así sobró comida y acabamos los dos a reventar.

Aprovechamos para volver al centro comercial Potsdamer Platz Arkaden y paseamos mientras bajábamos la comida. Entramos en el super y cotilleamos los distintos productos y los precios, en busca de algo que llevar a nuestras familias. Al final acabamos comprando mantequilla de cacahuete para nosotros (por aquello de que la de aquí siempre es hidrogenada y ésta no lo era), una especie de Nocilla de caramelo para los niños de la familia y dos stollen que nos costaron poquísimo porque estaban de liquidación. Después volvimos andando hasta el hotel, que estaba cerca, a dejar lo que habíamos comprado para no tener que cargar con todo.

East Side Gallery

Como teníamos tiempo nos acercamos hasta la East Side Gallery. Estos 1.300 metros de muro fueron salvados del derribo para hacer una galería de arte al aire libre. La galería cuenta con 103 murales, algunos mejor conservados que otros, y es que las pintadas y los grafittis (sobre los propios grafitis) desmerecían la obra:
257 - East Side Gallery 258 - East Side Gallery 259 - East Side Gallery 260 - East Side Gallery 262 - East Side Gallery 265 - East Side Gallery 267 - East Side Gallery 268 - East Side Gallery

Fernsehturm

Teníamos la reserva en el Fernsehturm, la torre de televisión, a las 20:15 para el restaurante giratorio Sphere. Teníamos que estar puntuales, así que nos volvimos a Alexanderplatz y a la hora indicada estábamos ya entrando en la torre.

Con la reserva tan sólo había que acercarse al mostrador que hay en la recepción al lado de la tienda de souvenirs (no era necesario hacer cola), enseñarle la reserva y pagar la entrada a la torre, que es de 25€ por cabeza. Allí nos dieron los pases "VIP", nos guardaron los abrigos pero rehusaron quedarse con la mochila, lo que nos pareció raro, ya que en el ningún sitio nos dejaban entrar con ella. Nos dejaron pasar incluso con una bolsa que tenía un par de regalos que habíamos comprado en la estación de Alenxanderplatz. 

Nos indicaron el camino para que subiéramos por las escaleras al primer piso a esperar a que nos llamasen. En el primer piso había un control de seguridad, pero a esa hora no había nadie y apenas nos miraron. Acto seguido subimos al ascensor rumbo al mirador. Allí apenas nos detuvimos unos 10 minutos porque ya era la hora de subir al restaurante. 

Para ir al restaurante (Restaurante Sphere: mi crítica en Tripadvisor aquí) hay que subir por las escaleras que hay en el mirador, donde te controlan la entrada. En nuestro caso miraron los tickets que nos habían dado abajo y nos confirmaron que nuestra mesa era la número 19. Subimos, localizamos nuestra mesa y nos maravillamos del ambiente. El restaurante formaba un círculo a lo largo del cual estaban colocadas las mesas. La parte del centro no se movía, pero la parte de fuera, donde estaban las mesas, iba girando lentamente para permitirte ver el paisaje desde lo alto. Desafortunadamente nuestra mesa no era "VIP" y por tanto estaba en el pasillo y no al lado de la ventana.
277 - Fernsehturm 280 - Fernsehturm Aún así el ambiente era impresionante: luces tenues, el techo iluminado con luces que parecen estrellas y música en directo a cargo de un pianista y un contrabajista. ¡Era tan romántico y especial! El perfecto final para nuestra estancia en Berlín.
282 - Fernsehturm
Lo único malo es que ninguno de los dos tenía hambre a esas horas por la comilona que nos habíamos dado. Como tampoco era cuestión de pedir un entrante para compartir -y arriesgarnos a que nos echaran, que somos de provincias y no sabemos cómo funcionan estas cosas- nos decidimos por un pescado ligerito.
283 - Fernsehturm
Mientras cenábamos la mesa se iba moviendo e íbamos mirando las distintas indicaciones pegadas en las ventanas que señalaban lo que podías ver desde cada posición. Unas horas después ya teníamos sitio hasta para el postre, porque era nuestro último día y no nos íbamos a ir sin probar la käsekuchen .
286 - Fernsehturm
Käsekuchen al fondo y Tarta Sacher.
Para terminar el día, la cena y poner punto y final al viaje sólo nos quedaba bajar al mirador y deleitarnos con las vistas. Aquí había muchísima gente, la gran mayoría arremolinada alrededor del bar y algunos también sentados en los folletos informativos que había bajo cada ventanal. El mirador no giraba, así que tuvimos que recorrer todo el perímetro para disfrutar las vistas desde cada punto:
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Centro judío iluminado con la estrella de David
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La avenida Unter den Linden con la Puerta de Brandeburgo al fondo
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Los edificios altos del fondo están en Potsdamer Platz
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Berliner Dom en la Museumsinsel
La vista nos maravilló y estuvimos hasta las doce de la noche, despidiéndonos de la ciudad, conscientes de que eran nuestros últimos momentos antes de volver al hotel y finalizar el viaje, ya que nuestro vuelo salía temprano al día siguiente.
288 - Fernsehturm
Sólo puedo decir que me encantó Berlín, que disfruté su historia, sus museos, su ambiente navideño y que se merece sin duda una visita si no la conocéis!

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6 comentarios

  1. Yo al campo intentaré ir en visita guiada. hay un tour que es gratis (creo que de la web vive berlin¿?) y me han hablado muy bien de él.
    Esos sitios ganan mucho si te los explican bien.

    Por cierto, vaya comilona!!! O.O


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  2. Hola, los 25 euros por persona de la torre es solo la entrada, luego la cena a parte no????

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  3. Exacto, la entrada te da derecho al mirador y al bar que hay alli, pero lo del restaurante se paga aparte.

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  4. ¡Creía que la entrada a la torre eran 13!¿Cobran 25 por la reserva de mesa? He visto en su web que la entrada 'VIP' son 23€, pero también hay unas entradas de madrugador y trasnochador (a partir de las 21.30) que salen a 13... tu puedes estar viendo la torre y subir a cenar teniendo reserva, ¿no? Aunque no te asegures la mesa de la ventana como con la de 23...

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    1. Miri,

      A nosotros nos cobraron 25€ por la entrada a la torre, no nos cobraron nada por reservar la mesa, pero como comento en otro post no lo hicimos a través de la web, sino que les mandé un mail porque en la web aparecía que estaba todo completo.

      Para cenar tienes que tener reserva en el restaurante, no vale con el ticket de la torre (o al menos yo creo que no vale, igual si tienes suerte y hay mesas libre sí puedes subir). Si tienes reserva en el restaurante entonces sí, puedes moverte como quieras por la torre: mirador, restaurante, bar...

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