¡Las ganas que le tenía yo a Coimbra! Hacía mucho que quería visitar esta emblemática ciudad universitaria portuguesa, ya que sólo la vimos de pasada en 2010 y prometía. Entre pandemia y demás visicitudes ya habíamos anulado dos veces el viaje. Al final, en mayo de 2022, los astros se alinearon, los abuelos de cada parte se unieron y nos fuimos en familia a visitar Coimbra. Además encontramos un hotelito BBB (Hotel Vitoria: mi crítica en Tripadvisor aquí). 

Llegamos un viernes por la nochey cenamos en un restaurante cerca del hotel especializado en bacalao y sus mil maneras de prepararlo (Solar de Bacalhau: mi crítica en Tripadvisor aquí). 

En vista de que el sábado iba a hacer muy bueno en vez de empezar por Coimbra nos dirigimos a Figueira da Foz, la zona de playa. Figueira da Foz es el lugar de vacaciones de los habitantes de Coimbra y Beira, además de algunos españoles de Extremadura y Castilla y León. Nada más llegar y aprovechando el sol nos fuimos a dar un paseo por el paseo marítimo.

Después hicimos una visita al Mercado Municipal Engenheiro Silva (siempre que vamos con mi suegra, acabamos en mercados xD) y paseamos un poco sin rumbo.

Figueira da Foz es un lugar con mucho ambiente en verano, pero era mayo, así que nos encontramos todavía un montón de cosas cerradas. La Casa do Paço, que alberga una colección de azulejos de Delft, está cerrada temporalmente por restauración. También había poquísimos restaurantes abiertos, así que después de peregrinar por la ciudad intentando encontrar algo abierto comimos en uno de los pocos sitios que encontramos (Segredi d'Italia: mi crítica en Tripadvisor aquí).

Una de las cosas que más gracias nos hicieron fue ver un platanero del lado del restaurante. Cuando tienes dos hijas adictas a los plátanos te llama la atención, así que aprovechamos también para enseñárselo a las niñas.

En vista de lo aburrida que estaba la ciudad enseguida nos fuimos a disfrutar de otro de sus grandes atractivos, su extensísima playa. Aunque luego ya nos liamos y en vez de ira a la playa de la ciudad, cambiamos de opinión y decidimos acercarnos a la Praia da Mira, un poco más salvaje y rodeada de dunas. Allí nos relajamos y jugamos en la arena con las niñas hasta que el sol bajó y el aire nos hizo marcharnos.

Justo detrás de la playa se encuentra la Lagoa de Barrinha:

Y tras este día tan relax los papás y las hijas se fueron a descansar al hotel mientras veían Eurovisión y los abuelos se fueron juntos a cenar y a bailar por ahí :)