Viena día 4: Palacio de Schönbrunn

by - 20:16

Con la pierna lesionada

Cuando me levanté y noté que el dolor de rodilla, tras dos días, seguía siendo muy intenso y doloroso, decidí ir a comprar una rodillera a la farmacia que teníamos del lado del hotel. No me quedaba otro remedio que andar, y la perspectiva de quedarme en el hotel descansando y perderme algo no entraba en mis planes. Pensé que tal vez una rodillera me ayudaría a mitigar algo el dolor, lo suficiente para poder andar normal sin tener que girar la pierna hacia fuera para evitar el dolor punzante cada vez que andaba recto. Y así fue que me compré una rodillera para deportistas que algo alivió (cuando llegué de vuelta a casa resultó que lo que tenía era una tendinopatía en el tensor de la fascia por sobrecarga).
176 - En el hotel
Rodilla semibiónica

Palacio de Schönbrunn

La primera visita del día la hacíamos al Palacio de Schönbrunn, la residencia de verano de los Habsburgo (algunos lo llaman también el Versalles vienés). Cuando llegamos, sobre las 10 y algo de la mañana, lucía un sol espléndido.
185 - Schloss Schönbrunn
Vista del Palacio de Schönbrunn desde el Parque

A esas horas ya había muchísima gente haciendo cola en la caseta de la entrada. Una señora que estaba en la puerta le indicó a Mr. Knook que se podían sacar las entradas también en el Museo de los Niños, al fondo, y que allí había menos cola, así que allá que nos fuimos. Tuvimos que cruzar delante del palacio, donde estaban desmontando el mercadillo de navidad. Nos dio pena no haberlo visto porque es bastante famoso. Cuando llegamos al otro sitio para sacar las entradas, todavía tuvimos que hacer cola unos 20 minutos. Se venden dos tipos de entradas para los dos tipos de recorridos que hay:
  • Imperial Tour: El recorrido más corto, se visitan 22 habitaciones que incluyen los aposentos privados de Sisi y Francisco José y otras salas de estado. Dura una media hora y se hace con audioguía en varios idiomas.
  • Grand Tour: El recorrido más largo, se visitan 50 habitaciones, las mismas del Imperial Tour y a mayores la Gran Galería, el Salón de los Espejos y el Salón de los Millones. Dura unos 50 minutos y se hace con guía o audioguía.
Nosotros cogimos el Grand Tour con audioguía, pero nuestra hora de entrada era a las 13:30, así que para hacer tiempo mientras tanto nos entretuvimos en el Museo de los Carrauajes Imperiales. Aquí se exponen varias carrozas que usó la dinastía Habsburgo, en general bastante sencillas y poco ostentosas, pintadas del color verde oscuro típico de la corte.
180 - Kaiserliche Wagenburg
Carruaje Imperial del s. XVIII, tirado por 6 u 8 caballos blancos y usado sólo por el Emperador, la Emperatriz y el heredero en las más exclusivas ocasiones (por ejemplo la coronación).
177 - Kaiserliche Wagenburg
Carruaje de diario abierto tirado por 6 caballos que permitía una visión sin obstrucciones de ningún tipo desde el interior.

179 - Kaiserliche Wagenburg
Carroza biplaza usada por Sisi para ceremonias de estado
178 - Kaiserliche Wagenburg
Carroza usada por Napoléon durante su coronación como rey de Italia en Milán, y usada después por las emperatrices austríacas, entre ellas Sisi.
Las carrozas no nos impresionaron tanto como las que habíamos visto en el Kremlim de Moscú, salvo la última de toda la exposición: la tétrica carroza funeraria, absolutamente negra, que se usaba para los funerales de los miembros reinantes de la familia imperal. Aquí se trasladó el féretro de Sisi, el de su marido Francisco José y el de su hijo Rodolfo. Se usó por última vez en 1989, para el entierro de Zita, la última emperatriz austríaca. En la foto no dice mucho, pero en vivo y en directo hasta te dejaba mal cuerpo.
182 - Kaiserliche Wagenburg
Además de los carruajes, el museo se centraba también en algunos aspectos de la vida de Sisi, su pasión por los caballos y la hípica, sus últimos día de vida, etc.

Todavía teníamos un rato hasta nuestra hora de visita, así que paseamos un poco por los jardines. Aquí destaca la Glorieta, en la cumbre de la colina, que funcionó como comedor y sala de fiestas, y que hoy en día alberga un mirador y un famoso café. Nos hubiera encantado poder acercarnos, pero no nos daba tiempo a ir y volver, por la hora, y aunque hubiéramos podido a mí no me convenía por mi rodilla hacer una caminata tan larga. Y es que parece cerca, pero la ida requiere unos 20 minutos y otros tantos la vuelta. Aún así me quedó pena, porque las vistas desde arriba tienen que ser impresionantes.184 - Schloss Schönbrunn 186 - Schloss Schönbrunn
A las 13:39 estábamos puntuales en la entrada del palacio, donde recogimos la audioguía e hicimos el tour antes mencionado. Por supuesto no se pueden hacer fotos, pero podéis ver en la web oficial cómo son, por ejemplo, la Gran Galería, que a día de hoy sigue usándose para actos oficiales; la Sala de los Espejos, donde un niño de 6 años llamado Mozart ofreció un concierto a María Teresa; la Sala de los Millones, decorada con palisandro y miniaturas indias; o los Cabinetes Chinos, decorados en estilo oriental.

Cuando terminamos la visita eran ya casi las tres de la tarde, así que fuimos a comer a un restaurante que había en el patio exterior del palacio. (Restaurante Residenz: mi crítica en Tripadvisor aquí). Allí pedimos un goulash y una salchicha con choucrout. 
187 - Schloss Schönbrunn
Plato de goulash
189 - Schloss Schönbrunn
Salchica con choucrout. ¿Vosotros también tenéis la mente sucia? xD
Pero lo mejor de toda la comida fue el postre, un espectacular Kaiserschmarr (uno de mis postres favoritos), en una ración monstruosa que a penas si fuimos capaces de acabar. Mr. Knook se pidió un strudel de manzana, del cual podías ver su elaboración en su obrador, pero que no estaba especialmente bueno.
191 - Schloss Schönbrunn
Kaiserschmarr con al menos una docena de huevos.
192 - Schloss Schönbrunn
Strudel
Cuando salimos del restaurante llovía a mares y ya era de noche, así que cualquier plan de seguir viendo los jardines era totalmente imposible.

BA-CA Kunstforum y Palacio Ferstel

Decidimos volver al centro, donde visitamos el BA-CA Kunsftorum, una pequeña sala de exposiciones. En general hay muchos edificios señoriales en Viena, pero había uno que acabamos visitando prácticamente todas las noches por casualidad: el Palais Ferstel. Este edificio se encontraba muy cerca del BA-CA Kunstforum y nos llamó la atención por fuera inmediatamente. El resto de los días lo habíamos cruzado por dentro, y ya nos había maravillado:
194 -  Palais Ferstel
Una de las entradas del Palais Ferstel
198 - Cafe Central
Café Central, en el Palais Ferstel
193 -  Palais Ferstel
Detalle de las ventanas y el interior del Café
196 -  Palais Ferstel
Galería comercial dentro del palacio
195 -  Palais Ferstel
Cafés y fuentes de la galería comercial
079 - Palais Ferstel
Detalle de la fuente.
Después, volvimos al hotel en metro y cenamos ya allí los restos de las pizzas del día anterior.

Te puede interesar

2 comentarios

  1. Vaya tela con la rodilla :S pero aguantaste como una campeona!!! Los viajes hacen que saquemos fuerzas jeje

    un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, y aún la tengo tocada, estoy harta!!! U.U

      Pero bueno, no me quejo que es la primera vez que me pasa. Vosotros también habéis pasado lo vuestro con Jordi enfermo en Japón. Estar malo de viaje no mola nada :(

      Eliminar