*Viene de aquí
Eran las 9:00 de la mañana y nos tocbaa coger el barco para cruzar a la orilla occidental. Allí donde el sol se pone está la necrópolis de Tebas.


El paseo en barco se agradecía, y además tuvimos oportunidad de ver las hileras de barcos atracados en filas:

El autobús nos esperaba para recogernos. Había dado la vuelta mientras visitábamos el templo de Luxor y según nos comentan es un camino bastante largo porque sólo hay un puente que cruce el Nilo en la zona. Amablemente nos pararon en un "super" local para comprar unas botellas de agua fría. El calor empezaba a ser agobiante. No me quiero ni imaginar esto en pleno agosto.

Los imponentes Colosos de Menmnón

La primera parada fueron los Colosos de Memnón. Representan al faraón Amenhotep III (Amenofis en griego, padre de Akhenatón -Amenhotep IV antes de cambiarse el nombre- y abuelo de Tutankhamón). Originalmente custodiaban la entrada a su templo funerario, uno de los templos más colosales de todo Egipto, incluso mayor que el templo de Karnak. Hoy en día no queda nada de ese templo. Se cree que al estar tan cerca del Nilo las crecidas podrían haberlo dañado, y además también era costumbre desmantelar un templo y usar las piedras para construir otro.

Las estatuas fueron dañadas por un terremoto en el año 27 a.c. y desde entonces "cantaban" debido a la evaporación de agua por entre las fisuras de la roca. La restauración de las mismas en el siglo III d.c. nos privó de volver a oir ese fenómeno.

Para poder bajar a la explanada tuvimos que sortear varios vendedores que se abalanzaban sobre nosotros para que les compremos algo.

El templo de Hatshetsup: Der-el-Bahari

Llegamos a Deir el-Bahari, donde se encuentra el templo funerario de la reina Hatshetsup, una de las pocas faraonas del antiguo egipto. La historia de Hatshetsup es fascinante. Aunque el guía nos la pintó como una hereje usurpadora de tronos, en realidad hay una historia mucho más interesante detrás. Resumiendo mucho era la hija del faraón Tutmosis I y su Esposa Real. A la muerte de su queridísimo padre, todos su hermanos había muerto, dejando el trono vacío y aún siendo ella la única persona de sangre real, era mujer. Se nombró heredero a su hermanastro,Tutmosis II, hijo de su padre y de una esposa secundaria, y se casó con él, convirtiéndose en Gran Esposa Real. Sólo tuvo una hija, a la que adoraba, y a la muerte de su marido la cuestión de la sucesión se volvió a complicar. Se nombró a Tutmosis III, hijo de su marido y una concubina y ella asumió la regencia. Después se autoproclamó faraón, asumió la corregencia con Tutmosis III (dejándole a él un segundo plano) y se hizo representar como tal en todas las estatuas y pinturas (de ahí la barba) con el beneplácito de los sacerdotes de Amón, a los que había hecho cuantiosas ofrendas para que no pusieran ninguna objeción. Reinó durante bastantes años, hasta que la muerte (no se sabe si accidental o no) de su hija, su arquitecto favorito Senenmut (constructor de este templo) y otros allegados que eran sus principales apoyos empezó a debilitarla. Tutmosis III aprovechó entonces para tomar las riendas del gobierno. A su muerte su nombre se borró de muchos de los edificios para evitar aspiraciones de su poderosa familia, pero se duda de que fuese una venganza de Tutmosis, puesto que las estatuas de la reina, su legado y su momia no fueron profanados (como sí se hizo con Akhenatón y muy posiblemente con su esposa Nefertiti).

Para llegar hasta el templo nos bajamos del autobús y nos montamos en un trenecito para llegar hasta lo alto de la montaña. El templo está excavado en la roca, aunque lo han reconstruído, y por lo visto no fueron demasiado fieles al original...


En los alrededores se pueden ver algunas tumbas de los artesanos:
Y muchos restos de esfinges y otras partes en proceso de restauración:
Nos dejaron 30 minutos libres, pero a los 15 nos rendimos y nos fuimos, el sol es de justicia y no se aguanta sin estar a la sombra. Son las 11:45. Bajamos en el trenecito de vuelta y nos fuimos al autobús camino al Valle de los Reyes. Por el camino nos pararon en una tienda de alabastro, donde en perfecto español nos explicaron la diferencia entre el alabastro tallado a mano y a máquina y nos llevaron a la tienda por si queríamos comprar:

El Valle de los Reyes y la tumba de Tutankhamón

Después fuimos a visitar el Valle de los Reyes. Nos advierteron de que no se podían sacar fotos ni había donde guardar las cámaras en el recinto, así que las tuvimos que dejar en el autobús, aunque algo desconfiados. Hesham, el guía, nos dice que con la entrada al valle se incluye la visita de 3 tumbas a elegir. Nos dice también que la entrada de Tutankhamón hay que pagarla a parte, y es muy cara (100LE - 12,5€) y no merece la pena porque está vacía. Obviamente no le hacemos ni caso y nos cogemos las entradas igual, ¡una vez aquí sería pecado no verla!.

Entramos en una especie de cabaña donde nos explican cómo se construían las tumbas. Después salimos a fuera para visitar las tumbas que queramos. Hesham nos recomienda varias tumbas de las que está abiertas y son visitables, la primera la de Ramses IV (KV2), por estar bastante bien conservados sus frescos. El guía no puede entrar con nosotros, para no formar aglomeraciones dentro con las explicaciones. Como es la primera y la más cercana a la entrada entramos todos sin pensarlo. También nos recomiendan las tumbas de Ramses III (KV11) y la de Tausert/Setnakht (KV14). Aquí el grupo se divide en función de las tumbas que quiere visitar.

Nosotros visitamos la tumba de Tutankhamón (KV62), que está muy cerca, la única tumba que se descubrió intacta. Según bajamos me imagino la cara de Howard Carter al abrirla y descubrir todos sus tesoros. No hay nadie y es muy pequeñita, y nada más bajar el vigilante nos dijo cuatro tonterías por señas para que le diésemos dinero. Nos señaló el sarcófago dorado, protegido por la diosa Isis en los cuatro costados y la momia a la entrada. Pensé que estaba muy bien que tuvieran una réplica del sarcófago y de la momia, pero días más tardes, en El Cairo, me enteraría de que son los originales. ¡Debería haberles prestado más atención!

Interior de la tumba de Tutankamón. Foto: wikipedia

Momia de Tutankamón. Foto: wikipedia

Después seguimos subiendo, era mediodía y el sol abrasaba. Nos cubrimos con los pañuelos y nos pusimos las gorras. Estábamos sudando. Visitamos la doble tumba de Tausert/Setnakht y la de Ramsés I (KV16). Le fuimos preguntando a la gente por las tumbas que ha visto. Ninguna destacaba sobre las demás.

Una tarde navegando por el Nilo

Regresamos al bus para coger el barquito. Nos asaltaron tres niños vendiendo cosas (en general, te asaltaban en cualquier parte). No les compramos nada pero le dimos caramelos y bolígrafos. Si no le dabas a alguno te lo reclamaban en perfecto español. Los caramelos los cogieron y los comieron allí mismo. Para subir al crucero lo hicimos desde el techo del barquito. Devolvimos las tarjetas y nos ofrecieron una limonada caliente. Pagamos las propinas obligatorias (35€ por persona que se reparten entre la tripulación del barco) y nos devolvieron los pasaportes. Después bajamos a comer. Era la una del mediodía. En la comida intentamos sentarnos en la misma mesa, como nos habían dicho, pero estaba ocupada por otras personas, así que nos tenemos que buscar otra mesa y así vamos conociendo a más gente de nuestro grupo.

A las 14:00 el barco empezó a moverse. Subimos al camarote para ponernos el bañador y subir a la terraza. Al llegar nos encontramos una cobra en la cama:

Subimos a la terraza y vimos como nos íbamos alejando de Luxor:
Había pocos barcos por el Nilo, se notaba la bajada del turismo. Nos dijeron que habían pasado de tener unos 12 millones de turistas al año (una cifra bastante baja, teniendo en cuenta que en España tenemos unos 60) a unos 2 o 3 millones.

Crucero navegando por el nilo, muy parecido al nuestro.

El calor era asfixiante y quedaban pocas hamacas libres. Las hamacas con sombra estaban ya reservadas y las de proa están también. Cogimos unas a estribor y disfrutamos de la piscina y de los paisajes.
. De vez en cuando se oía la llamada a la oración. Una de las veces me asomé a proa y vi a algún tripulante rezando.

Hacía tanto calor que le tuve que dar la vuelta a la hamaca para hacer un poco de sombre y no morir asfixiada. También había un montón de moscas, una constante en todo el viaje. Sin embargo, las vistas a ambos lados eran maravillosas. El sol empezaba a perder fuerza, aunque el calor sigue apretando. Aún no eran las 4 de la tarde. Me fascinaba las diferentes horas de luz que tenía el país, comparado con España.
De allí a un rato la gente empezó a aparecer con platos de bizcochos y té. Resulta que eran las 16:00, la hora del té. Mr. Knook fue a curiosear y volvió con un plato de crepes, bizcochos y un té para mi. Cuando ya pensaba que no se podía estar mejor, pues sí, se podía ;). Merendé con las magníficas vistas frente a mi. Daba gusto no tener que preocuparse por nada.

¡Esto es vida!

Los vendedores de chilabas

A babor empezaba a haber revuelo. Se nos había enganchado un vendedor de chilabas y estaba regateando con la gente del otro lado. Eran las 16:30. llevábamos ya 12 horas despiertos.

A las  17:00 empezaba a atardecer. Cielo anaranjado y un sol grande y rojo. Me parecía que estaba en el paraíso.


A estribor se nos enganchó otra lancha de vendedores de chilabas. Nos hablaron en español: "Señor, escucha!, escucho!", "ocho a mano", "manga larga". Alguna gente regateaba con él y cuando le decían precio menor se hacía el ofendido. También les llamaba catalanes. Después de unos 15-20 minutos de regateo el vendedor cogió una chilaba y haciendo una parábola perfecta la tiró hasta la terraza de nuestro barco. En el barco había una tienda de recuerdos que también vendía chilabas, y subió el señor de la tienda a decir que las tenía más baratas, que no le comprasen al de la lancha. Tras esto la gente devolvió las chilabsa al vendedor del barco, menos una chica que le compró algo, pues el tío de verdad que se lo había ganado. Para proceder al pago se pegaron lo máximo posible al barco y lanzaron otra bolsa con una chilaba dentro para que metieran el dinero dentro y lo dejasen caer a su lancha.

Se nos enganchó otro vendedor, ya llevábamos tres enganchados.

La puesta de sol perfecta y la esclusa de Esna

Vimos la puesta de sol mientras entablamos conversación con otros miembros del grupo. Creo que no ha habido atardecer más perfecto en mi vida.

Se suponía que íbamos a cruzar la esclusa de Esna a las 18:00 pero nos llevó más de lo previsto, y es que teníamos que guardar turno. Al final dieron las 20:00 horas, aún no la habíamos cruzado y teníamos que bajar a cenar. El guía me vaciló y me preguntó si estaba segura de ser española. Dice que nunca había visto una española "con esos ojos (verdes)". Ay, estos egipcios, ¡cómo saben!

Mientras cenamos esperamos el turno de pasar la esclusa. La esclusa salva un desnivel de 10 metros, así que teníamos que esperar mientras se llenaba el compartimento de agua para que pudiésemos continuar. Aún nos dio tiempo a acabar de cenar y subir a la terraza a ver todo el proceso:

 Al volver al camarote nos encontramos con que un elefante se había adueñado de mi gorro:

Esa noche era la fiesta de presentación de la tripulación a las 21:00, así que después de cenar nos reunimos en el bar, donde nos ofrecieron una bebida (no alcohólica), y se fueron presentando todos. También nos pusieron música para bailar. Mr. Knook y yo aprovechamos las clases de baile y bailamos de todo, aunque de nuestro grupo sólo se anima una pareja. El DJ es uno de los camareros del restaurante y no es que se le de demasiado bien. La fiesta acabó a las 22:30, con la canción de los pajaritos. ¡Es la primera vez que cierro una disco! xDD