Castillo de Bellver
El segundo día en Palma nos acercamos hasta el Bosque de Bellver andando para visitar el castillo. De camino nos metimos por callecitas con casas bajas y aceras inexistentes, tal cual como si estuviésemos en algún pueblo y no en uno de los enclaves más masificados y turistificados de España.

Primero hicimos una breve parada en el parque infantil, que se nos apareció nada más traspasar las puertas del bosque. Las niñas lo merecían, se estaban portando genial y, la verdad, el parque tenía buenísima pinta: toboganes larguísimos, columpios muy originales, redes para trepar...
Luego iniciamos una subida bastante empinada hasta llegar a la cima, donde se encuentra el castillo. El Castillo de Bellver data del siglo XIV, es de estilo gótico y fue construido por Jaime II, al igual que el Palacio de la Almudaina que habíamos visitado el día anterior.
Su diseño es muy original, siendo de planta circular, con una gran patio central también circular y cuatro torres circulares en cada punto cardinal. La mayor de ellas, la torre del homenaje, se comunica con el castillo mediante un puente de arco ojival.
Si bien por fuera puede parecer un poco bruto, dado su carácter de fortaleza, por dentro la cosa cambia. El hermosísimo patio interior y los bonitos arcos le dan un gusto mucho más refinado y acorde al de palacio real. Los arcos de la planta inferior son de medio punto, mientras que los de la planta superior, donde se encontraban las estancias reales, son arcos ojivales mucho más elegantes.
Si la vista al patio ya nos encandiló desde la planta baja, desde la planta alta se obtenía otra perspectiva igualmente bonita.
Tuvimos también ocasión de ver una boda en una de las salas de la planta alta.
Por ultimo, se puede subir a la terraza superior, desde donde se obtienen unas amplísimas vistas de la bahía de Palma, la sierra de la Tramuntana y, en definitiva, de toda la ciudad.
Palacio de Marivent
Tras abandonar el castillo decidimos coger el autubús hasta Marivent, pues la caminata era bastante larga. Total, que el autobús tardó lo mismo que hubiésemos tardado nosotros, pero al menos íbamos sentados (a ratos). Paramos primero a comer en una marisquería cerca del palacio(La Parada del Mar: mi crítica en Tripadvisor aquí).
El Palacio de Marivent es la residencia oficial de verano de la monarquía española. En origen era una residencia privada que se donó a Baleares a condición de que allí se gestara un museo de su antiguo propietario, Juan de Saridakis. Sin embargo, esto no se llevó a cabo y se regaló la finca a los entonces príncipes Sofía y Juan Carlos.
Hoy en día el Palacio no se puede visitar, de hecho, es que ni se ve. Lo único visitable son los jardines, y desde hace pocos años. La verdad no merece mucho la pena acercarse hasta aquí porque, independientemente de que sí son bonitos, hay mucha cosas más interesantes que hacer en Palma.
Los jardines albergan actualmente doce esculturas de Joan Miró, cedidas por la familia del escultor.
Para terminar nuestro último día en Palma volvimos a relajarnos a la piscina del hotel












































