Cracovia día 1: Rynek Główny, tour gratuito y Minas de Sal de Wielizcka.

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Llegada a Cracovia

Cuando me enteré de que con motivo de la Semana Santa iban a poner un vuelo directo desde Santiago a Polonia me tentó bastante, porque hacer escala con la peque es bastante rollo. Así que, aunque era muy caro, los horario de los vuelos eran bastante buenos y aprovechamos la ocasión. Como era un paquete de vuelo + hotel no pudimos elegir nada e íbamos preparados para un hotel bastante cutre, pero nos gustó más de lo previsto cuando llegamos por la noche y descubrimos las preciosas vistas que teníamos desde la habitación. El Castillo de Wawel nos dio la bienvenida esa noche y los buenos días al día siguiente mientras desayunábamos (Hotel Poleski: mi crítica en Tripadvisor aquí).
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Vistas desde la habitación
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Vistas desde la sala de los desayunos

Rynek Glówny (Plaza del Mercado)

Todo el casco viejo (stare miasto) de Polonia es Patrimonio de la Humanidad. Decidimos empezar a explorarlo desde su mismo corazón: la Plaza del Mercado. Nada más llegar ya nos quedó claro que esta plaza tenía muchísima vida. Está presidida por la Basílica de Santa María y es la plaza medieval más grande de Europa.
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Basílica de Santa María y los omnipresentes carruajes turísticos
El centro de la plaza lo ocupa el edificio de la Lonja de los Paños (Sukiennice), de estilo renacentista, donde antiguamente se llevaban a cabo todos los trueques comerciales. El edificio ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de la historia hasta adquirir su aspecto actual en el siglo XIX. Hoy en día acoge puestos de recuerdos y artesanía, dos museos y algún café.
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Interior de la Lonja de los Paños
Entre la lonja y la basílica, una estatua a Adam Mickiewicz, poeta nacional.
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Lonja de los Paños y estatua a Mickiewicz.
La torre del ayuntamiento, lo que queda en pie del antiguo ayuntamiento que aquí se encontraba, se encuentra en la fachada opuesta.
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Lonja de los paños y Torre del Ayuntamiento (derecha)
Al ir en plena Semana Santa toda la decoración de la plaza estaba relacionada con la Pascua y el ambiente festivo lo impregnaba todo. La plaza estaba llena de puestos de comida y de artesanía, especialmente cestas y paños para cumplir con la tradición del Święconkauna costumbre típicamente Polaca que consiste en llevar a bendecir alimentos en una cesta en Sábado Santo.
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Cestas a la venta para la tradición del Święconka
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Conejos y huevos de pascua
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Decoraciones florales

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Puestos de sopas típicas
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Puesto de pierogi, una de las comidas típicas de Polonia.
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Tour gratuito

Enfrente de la Basílica de Santa María nos encontramos varios grupos de tours gratuitos y decidimos apuntarnos en uno. La verdad que fue una mala idea porque nos condicionó las visitas de los siguientes días. No caímos en la cuenta de que sábado y domingo iba a estar todo cerrado por la Pascua. En todos los viajes que hemos hecho en Semana Santa nunca nos encontramos nada parecido ni se nos pasaba por la cabeza, pero Polonia es muy católica y en esta fecha la ciudad se para para las celebraciones de Pascua. Total, que al hacer el tour ese día (jueves), y reservar el viernes para el barrio judío (porque el sábado es el sabath judío y también cierra todo) llegamos al sábado sin poder hacer mucho. Pero no adelantemos acontecimientos, en ese momento nos pareció una buena idea con la información que teníamos, y nadie del tour ni del hotel nos pusieron sobre aviso de este pequeño detalle de horarios de apertura.
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Esperando a comenzar el tour

Breve historia de Cracovia

Como siempre, el tour comienza con un repaso a la historia de Cracovia, la capital cultural y espritual de Polonia. El Rey Casimiro la hizo capital del Reino de Polonia en el siglo XI y así continuó hasta el siglo XVI. En ese momento Polonia y Lituania se unen en la llamada República de las dos naciones y la capital pasa a Varsovia. Comienza el declive de la ciudad y de la república, que termina con el reparto de Polonia en el siglo XVIII por el que parte de los territorios polacos pasan a manos de Austria, Rusia y Prusia.

Polonia intentará desde entonces recuperar su soberanía y sus territorios, pero aún tendrán que sufrir la invasión nazi y el control soviético para ser completamente libres en 1989.

Basílica de Santa María

La Basílica de Santa María es una imponente y asimétrica basílica gótica que data del siglo XV. Aunque hay varias teorías sobre por qué sus torres son de diferente altura, parece que la que cobra más sentido es la de dominar el panorama en todas direcciones sin obstaculizar una parte con la otra torre. Desde lo alto de la torre más alta, cada hora en punto, toca la trompeta un miembro de los bomberos, interrumpiendo su melodía abruptamente. La leyenda dice que porque el trompetista original recibió un flechazo que interrumpió su actuación, pero se sabe que esto no es cierto porque las fechas no cuadran. En cualquier caso es curioso de escuchar y al terminar el trompetista saluda por la vetana una vez en cada dirección que ha tocado la trompeta.
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Exterior de la Basílica de Santa María
El interior, aunque bonito, no nos impresionó tanto porque estaba en obras. Además para poder entrar tuvimos que decir que íbamos a rezar, ya que sólo permitían la visita de ese modo. A la visita turística se accede por un lateral, pero cuando fuimos aún no estaba abierta y los días posteriores no abrió por los festivos de Pascua. El afamado retablo de Wit Stwosz tampoco lo pudimos ver, por las obras.

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Altar de la basílica y el retablo en obras
Detrás de la basílica se encuentra la acogedora Pequeña Plaza del Mercado (Maly Rynek), donde se vendían las mercancías menos vistosas y perecederas
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La siguiente parada fue en el Teatro Juliusz Słowacki, inspirado en la Opera Garnier de Paris. El teatro se construyó en el siglo XIX y tomó el nombre de un famoso poeta polaco. Durante la ocupación nazi no se representaron obras polacas.
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La Ruta Real

La Ruta Real atravesaba toda la ciudad conectando algunos de los puntos más interesantes de la ciudad. Comienza en la Barbacana, una estructura defensiva que protegía las murallas de la ciudad y daba acceso a la Puerta de San Florian, sirviendo de protección adicional. Se construyó en el siglo XIV y es una de las mejores conservadas de Europa.
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Exterior de la Barbacana (también se puede visitar el interior)
La Puerta de San Florian es la verdadera puerta de entrada a la ciudad. Está dedicada al patrón de Polonia y da nombre a la calle que se abre a sus pies, la calle Florianska, una de las más famosas y turísticas de la ciudad y residencia de nobles y burgueses durante la época medieval.
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Puerta de San Florian
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La Ruta Real sigue recta hasta la colina de Wawel, pero nosotros nos desviamos a la derecha para visitar la Universidad Jagellónica, fundada en el siglo XIV y alma mater de polacos ilustres como Copérnico o Juan Pablo II.

Primero vimos el Collegium Novum, el edificio central de la universidad, de estilo neogótico y construido en el siglo XIX para celebrar el 500 aniversario de la institución. El edificio alberga despachos, oficinas, el rectorado y algún aula para la docencia.
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Collegium Novum
A pocos metros se encuentra el Collegium Maius o Colegio Mayor, el edificio más antiguo de la universidad que data del siglo XV. En su interior destaca un agradable patio dispuesto alrededor de una fuentey dos pisos, siendo el inferior usado para clases y el superior para viviendas de profesores.
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Exterior del Collegium Maius
En el interior destaca su antiguo reloj, también del siglo XV, que en horas alternas se pone en funcionamiento y se puede ver un peculiar desfile de tallas de madera que arranca con el Gaudeamus igitur. El colegio también tiene un interesante museo donde se exponen globos antiguos, cartografía y demás útiles que se usaban con fines didácticos.

Nos quedamos con las ganas de ver el museo y el reloj en funcionamiento, porque en el tour sólo te lo enseñan por fuera y los días siguientes lo encontramos cerrado :(
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Interior del Collegium Maius con la puerta áurea y el reloj, encima.
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Collegium Maius

Planty

Planty es un cinturón verde que rodea el centro de la ciudad y que es muy agradable de pasear. Ocupa el lugar donde antiguamente se encontraba la muralla. Es la alternativa más saludable para no ir pegado a las carreteras y limpiar un poco el aire, ya que Cracovia es una de las ciudades más contaminadas del mundo debido al uso de carbón como calefacción. De esto nos enteraríamos luego, pero durante nuestra estancia no notamos nada, quizá porque nos acompañó el buen tiempo y no hacía falta el uso de calefacción.
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Parque Planty en los alrededores de Wawel
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Planty, el pulmón de la ciudad
A lo largo de todo el parque y en diversos puntos de la ciudad se pueden encontrar letreros informativos sobre diferentes rutas turísticas y señalización de los edificios más importantes.
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Cartel con rutas turísticas cercanas
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Carteles informativos 


Basílica de San Francisco y Palacio Arzobispal

La Basílica de San Francisco es un templo del siglo XV y uno de los que más merece la pena visitar. Está enteramente pintado y tiene unas hermosas vidrieras.
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Basílica de San Francisco (exterior)
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Basílica (interior)
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Detalle del altar
Enfrente se encuentra el Palacio Arzobispal, con una ventana recordando al Papa Juan Pablo II, que salía siempre a saludar desde aquí cuando se encontraba de visita en la ciudad.
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Palacio Arzobispal

Colina de Wawel

Finalizamos el tour en Wawel para visitar por fuera el castillo y la catedral. Esta zona ha estado habitada desde el paleolítico. El Castillo de Wawel fue la primera residencia de los gobernantes polacos y la Catedral de Wawel es el primer templo religioso del país. Como teníamos la visita reservada a las minas de sal no pudimos entretenernos mal y dejamos la visita más en profundidad a esa zona para otro día.
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Muralla que rodea al castillo con placas de los donantes que ayudaron en su reconstrucción
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Catedral de Wawel (I)
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Catedral de Wawel (II)
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Vista de la catedral y el palacio

Excursiones desde Cracovia

Hay bastantes cosas interesantes que visitar en Cracovia, pero demasiada gente en Semana Santa. En los alrededores dos son las excursiones típicas que se pueden hacer:
- El campo de concentración de Auschwitz-Birkenau: Nosotros no quisimos hacer esta visita porque con la peque era demasiado demandante. Ya habíamos visitado un campo de concentración en Berlín y no hay sombras, ni restaurantes, se tarda una hora en llegar y mínimo son unas tres horas de visita a pie. No nos quisimos arriesgar siendo tan pequeña porque se nos haría pesado a nosotros. Además tampoco nos motivaba mucho revivir el horror que sabemos que se siente cuando te das de bruces con esta cruda realidad, pero sí nos parece interesante enseñárselo cuando sea mayor y pueda entenderlo. Luego resultó que tampoco hubiéramos podido porque todas las entradas estaban agotadas desde hacía meses tanto en la web como para las agencias locales que la ofrecían.
- Minas de Sal de Wielizcka: Están a menos de media hora en tren y son curiosas de ver. Las entradas también se agotan muy rápidos pero en esta ocasión pudimos conseguir las últimas dos entradas para la visita guiada en español que fueron el jueves a las 16:40. Esta visita también se puede hacer mediante una agencia o con el mismo touroperador que nos vendió el paquete, pero era muchísimo más caro y no valía la pena.

Minas de Sal de Wielizcka

Hay distintas formas de llegar a las minas de sal. A mi este tema me preocupó bastante porque no lo veía nada claro en la web, a pesar de que está bastante bien explicado. Al final optamos por ir hasta la estación central y coger el tren, porque con la peque es la forma de transporte más cómoda. Ella puede moverse con libertad y es lo más rápido. Los trenes pasan  más o menos cada hora, y entre medias se puede coger un bus que también sale de la estación. Los billetes se compran en las taquillas de la propia estación. Mientras esperábamos nuestro tren aprovechamos para comer algo y probar alguna de las especialidades locales. (Polskie Smaki: mi crítica en Tripadvisor aquí). Hay muchas sopas ricas pero hacía tanto calor que no fuimos capaces de probarlas y optamos por los pierogis con diferentes rellenos (queso, carne y col). Mr. Knook se volvió un poco loco y pidió un montón. Tantos, que al final los acabamos llevando y tomando de cena xD.
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Platos típicos en un local de la estación
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Mr. Knook y sus tres platos de pierogi: rellenos de carne, queso y repollo.
Llegar en tren hasta Wielizcka es muy fácil porque es el final de la línea. Desde la parada de tren de Wielizcka tan sólo son 3 minutos caminando hasta la entrada de las minas.
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Esperando nuestro tren dirección Wielizcka Kopalnia

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Entrada a la mina
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El edificio principal
Una vez allí con tu resguardo tienes que ir a una de las taquillas para que te den las entradas. Allí ya nos indicaron que buscásemos la bandera del idioma de nuestra visita, que era el punto de partida del tour. Si se va con mochilas grandes como en nuestro caso (llevamos una mochila pañalera para la niña) hay que dejarla en consigna.
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Punto de partida de la visita en español
La Minas de Sal de Wielizcka fueron una imporante fuente de riqueza para Polonia. Se empezaron a explotar en el siglo XIII y continúan activas a día de hoy, siendo una de las minas de sal más antiguas del mundo. Son Patrimonio de la Humanidad y uno de los primeros enclaves en recibir este honor. Su profundidad sobrepasa los 300 metros y hay más de 300 kilómetros de túneles de los que se recorren apenas 3 km en el recorrido turístico. Existe otro recorrido, el recorrido minero, donde se accede a la parte de explotación de la mina y donde hay que ir pertrechados con cascos, trajes especiales, etc. Sin embargo, no se puede ir con niños tan pequeños, razón por la cual nosotros optamos por el turístico.

La visita empieza descendiendo 53 pisos por una angosta escalera de madera para descender hasta los 100 metros de profundidad, donde se encuentran las primeras cámaras excavadas, en el siglo XVI. Este para mi fue el peor momento del recorrido porque la bajada es un poco claustrofóbica. Después las cámaras y los túneles son anchos y uno olvida que está bajo tierra.
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Escaleras de bajada desde el pozo 
Estas primeras cámaras son bastante rústicas, los elementos auxiliares son de madera y se excavaban a mano con pico, haciendo su altura y anchura irregulares. Cada cámara tiene un nombre donde figura los años de explotación.
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A medida que avanza la visita la técnica mejora, los túneles son más anchos y las herramientas más modernas. Se muestran los útiles con los que trabajaban: carros de madera y hasta caballos que descendían y pasaban toda su vida en el interior de la mina. Todo lo que nos rodea es la roca de sal, que nos dejan probar para cerciorarnos de lo salado que está.
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Cámara excavada del siglo XVI
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Túneles de conexión reforzados con madera
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Sal en las paredes
La visita en sí es interesante pero tiene algunas trazas de "parque de atracciones" que no acaban de convencer a Mr. Knook: animaciones, dragones y otras escenas fantasiosas que le restan seriedad. Lo que sí es cierto es que están muy bien acondicionadas, hay baños en varios puntos del recorrido (con cambiador), cafetería, restaurante y hasta varias capillas, todo excavado en la sal.

A mitad de visita se llega a la joya de la corona: la Capilla de Santa Kinga. Sus dimensiones y decoración impresionan, y es que todo está esculpido en la roca de sal: el altar, los "frescos", la escalera, el suelo...
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Vista general de la capilla
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El altar
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"Cuadro" de la Última Cena
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Decoración con pasajes bíblicos
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Escalera de acceso
En la capilla se celebran bodas y otras celebraciones litúrgicas, así que se puede reservar si uno tiene especial interés. Muchos novios optan por llegar a la capilla después de recorrer el lado en una barca.
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E lago salado, con mayor concentración que el Mar Muerto.
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Acceso a la capilla para las barcas
Obviamente después de la boda o celebración vendrá el banquete, peor no hay problema porque también hay restaurantes con decoración "salera":
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Y así se llega al último punto del recorrido tras 2 horas, la tienda. Aquí hay un pequeño museo que se puede visitar y cuya visita dura alrededor de una hora. A nosotros ya nos había llegado lo visto, así que salimos a superficie a través de un ascensor al que había que llegar guiados ya que el trayecto es laberíntico. Además en el minúsculo ascensor sólo caben una 8-10 personas, por lo que se ascienden por turnos. Por lo menos el ascensor es rápido y no hay escaleras de subida como al bajar.
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La tienda del museo
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El pequeño ascensor
De vuelta en Cracovia cotilleamos las tiendas de la Galería Krakowska, que tiene acceso directo desde la estación de tren, y volvimos andando hasta la Plaza del Mercado, súper animada a esas horas.
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Sopesamos la idea de quedarnos a cenar allí porque había mucho ambiente, pero como había mucha gente y los puestos de sentarse estaban todos ocupados preferimos la tranquilidad de la habitación del hotel para darle de comer a la peque. Se terminaba nuestro primer día en Cracovia, un día completo donde los haya,
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